Batalla
Lo sé, sé que tienes razón, y mi subconsciente también lo sabeese traidor que me deja vendida, en cuanto dejo de pensar en los por qué
cuando dejo que mis deseos se interpongan a mi propia razón
deseos incomprendidos por alguien de quien no conozco su voz, no obstante, sus palabras se quedan grabadas mas allá de mi piel, de mi frente
¿y quien soy yo para negarles la entrada? no podría, aunque quisiera, comprobado…
su aparente sencillez en sus palabras revela a alguien no tan sencillo que me atrapa en su red a través de las redes informáticas
y le sueño…
y le siento…
ya está aquí otra vez ese traidor que me desarma ante él, mi subconsciente, abro los ojos suspirando por un cuerpo al que no he tocado, por unos labios a los que no he besado, al menos, no, estando despierta
y la fuente de mi cuerpo rebosa
y el río de mi boca se seca
percibo el recorrido de su aliento por mi piel, ésta reacciona como cometa al viento, dejándose llevar por la corriente, mi cuello se alza al techo, mi cabeza se hunde en la almohada, las montañas de mi pecho se elevan y sus cimas, firmes, como cuando nieva el cielo también alzada mi cintura se revela con la pelvis, ahora arriba, ahora abajo, delante y atrás cual atracción de feria en un día de fiesta, mis pies pisan las sábanas, las mismas que mis manos atrapan entre sus dedos
y es tan real
y es tan primitivo
que ríete tú del contacto físico, sobrevalorado cuando se trata de él, suspiros que emergen de mi garganta convertidos en gemidos una vez rozan el aire, músculos contraídos, quizá lo único en mi en este instante loco de mi subconsciente ¡bendita locura!
Y me lleva
Y me hace suya
Aún sin estar aquí, se apodera de todos mis sentidos, incluido el sexto, mis oídos oyen sus inconfundibles palabras de pasión y desenfreno, el mismo que me hace caer desde su poderoso rascacielos, sin paracaídas alguno, cuento los segundos mas bien lo intento, no puedo concentrarme en nada que no sea el y la magia que ejerce sobre mi
Y me rindo
Y me gana
Una batalla más salgo perdiendo, o ganando, según se mire, me desarma con su sutil pero fuerte caballería de la cual su mente es la reina, caballero de armadura noble ¿alguna vez te hiero con la mía?
Mi corazón galopa con poderío mientras intento llevar las riendas, mi sangre vuelve a fluir para gozo de los vampiros, mis dedos sueltan las sábanas, mis músculos se destensan
Y mi cuerpo duerme
Y mi deseo despierta.