El cine
Era Halloween, le encantaba ver la maratón de películas del mismo título pero odiaba verlas sola, se puso a buscar en su móvil y encontró una sala de cine en la que hacían un especial de las 3 primeras películas y ni se lo pensó, compró su entrada y se metió en la ducha.Estaba en la puerta de la sala con su caja grande de palomitas, eran 3 películas y una coca cola grande. Echó un vistazo a su alrededor, el cine estaba bastante vacío. Por fin abrieron la sala y pudo entrar.
Buscó su sitio dejando su abrigo, bolso y palomitas en el asiento de su lado, vacío. Se sentó a mirar Instagram hasta que empezará la película y oyó una voz a su lado carraspeando.
• Disculpa, ese es mi asiento ¿Podrías poner tus cosas al otro lado?
Afirmó con la cabeza sin terminar de creer en su mala suerte. El cine estaba prácticamente vacío, una sala para casi 300 personas y eran como 10, y justo un tipo raro tenía que tener el asiento contiguo al de ella. Mira que siempre cogía en un lateral para que hubiera menos gente.
Retiró todo al otro lado
• Todo tuyo- le dijo sonriendo falsamente.
El tipo empezó a quitarse el abrigo y ella se sorprendió mirando la anchura de sus hombros, le encantaban las espaldas anchas, cogerse a esos hombres y empalarse en ellos sintiendo ese cosquilleo en su vagina y llenándose de calor. Suspiró sin ser consciente y vio que el hombre la miraba fijamente.
-¿Estás bien? Si te incomoda que me siente aquí, puedo ir a otro asiento, no creo que se llene el aforo.
Mierda, me había pillado fantaseando con él, debía tener cara de gilipollas xq ya notaba como sus bragas se empapaban con su excitación.
-No, no en absoluto- dijo ella con la cara colorada y acalorada.
Por fin se apagaron las luces y empezaron los anuncios, películas de miedo de los años 80, era maravilloso y fue relajándose, hasta que notó la mirada de su vecino de asiento y se giró hacia él mientras comía una palomita. Creyó que él se cortaría pero le sonrió y le habló en voz baja .
• Vienes mucho sola al cine.
-De vez en cuando- respondió- a mis amigos no les gustan estas películas.
-A mí me pasa igual.
Se giró de nuevo para seguir viendo la película, aunque sólo pensaba en la sonrisa torcida de ese hombre, en sus hombros y en esa voz tan varonil. ¿Pero qué le pasaba? Dió un respingo en su asiento por una de las escenas en que Jamie Lee Curtis está a punto de encontrarse con su hermano, Michael Myers. Y notó una mano grande y fuerte sosteniendo su rodilla. Ella llevaba un vestido de corte evasé, miró la mano y luego al hombre, estaba con la boca abierta a punto de echarse una palomita a la boca y decidió lanzarse. Levantó el apoyo de brazos para dejar más espacio y se sentó a horcajadas sobre él. Se tiró a su boca cogiendo su cabeza con ambas manos y al ver la poca resistencia de este, indagó con su lengua todos los rincones de su boca con una pasión notable en ella y una excitación notable en él.
Él puso las manos en el culo desnudo de ella, solo les separaba un tanga, un pantalón y aún así sentía su polla rozándose contra ella cada vez que ella se movía adelante y atrás.
Él se desabrochó el pantalón como pudo liberando a la bestia y ella se intimidó con lo que palpaba allí debajo, y se dejó hacer. El empezó a acariciar los labios de su vagina y la miró a los ojos como suplicando que le dejara hacerlo.
Ella se sentía poderosa sobre él, le gustaba llevar el ritmo en el sexo y él empezó a acariciarla mientras algún gemido se escapaba de sus labios.
Él sentía la humedad de ella y en uno de esos movimientos arriba y abajo de ella, su polla se deslizó dentro de ella y ella se quedó un momento quieta mientras él la miraba gozar.
Ella se abrazó tan fuerte a él que parecía que iban a fusionarse, fue subiendo en intensidad. Esa cabalgada era muy placentera, daba mucho morbo y ni siquiera le importaba si alguien se giraba y los veía.
Con manos diestras él la volteó hacia la pantalla sin sacar su polla de dentro de ella. Ella seguía muy cachonda después de alcanzar el primer orgasmo antes de que la girara. Respiró para controlar la respiración y seguir con aquello pero de espaldas a él. Él volvió a tocarla y luego subió sus fuertes brazos a sus tetas, no llevaba ni sujetador lo que pareció gustarle y los masajeó con manos expertas mientras seguía ese contoneo de caderas y enganchaba un orgasmo tras otro, sintiéndose tan lubricada... En los créditos de la primera película, ella se levantó como pudo, él abrochó sus pantalones y se acercó al oído de ella.
• Elena ¿Y si la segunda la vemos en casa? Quiero tenerte tumbada y comerte entera. Estoy muy cachondo.
Elena rió mirando a Raúl. Les encantaban esos juegos de desconocidos y no podía ni enumerar la de veces que se habían conocido y en la de sitios que habían follado.
-Raúl cariño, creo que tienes toda la razón, necesito comerte, Ñam.
• Esa es mi Caperucita, mi niña mala mmmm
Elena lo miró seria por primera vez.
• ¿En serio aún no sabes quién es el lobo en esta historia?
Raúl se echó a reír haciendo gestos de disculpa mientras ella se ponía su chaqueta y salía por delante de él. Él aprovechó a darle un suave mordisco en el culo.
Al salir de allí él la cogió haciéndola girar hacia él, le puso un dedo en la barbilla para alzar su cabeza y mirarla a esos ojos ojos que tanto le gustaban. Podía ver la llama danzando en los claros ojos de su mujer. Le volvía loco con esa intensidad y pasión que le ponía a todo.
• Tú eres mi loba, pero yo soy tu lobo.
Ella sonrió de medio lado y cuando él iba a besarla, ella se escurrió de sus brazos y se fue corriendo hacia donde había dejado su moto mientras pensaba en llegar a casa lo antes posible para seguir follando con su marido.
Raúl se echó a reír viendo correr a su mujer hacia su moto y se dirigió hacia su coche. Lo volvía loco con sus juegos y estaba claro que si en ese cuento había una Caperucita, era él. Puso el coche a tope para llegar a casa cuanto antes pensando en qué le tendría preparado ahora su loba. Pasional para todo, lo volvía loco en todos los sentidos de la palabra...
Meraki. A