Historia de una arrepentida
ASÍ PASÓ Ahí estaba yo preparándome para mi próxima cita.
Ropa interior sexy, bien maquillada y peinada, zapatos de tacón y un vestidito corto con flores y un generoso escote.
Me miraba en el espejo y me gustaba lo que veía. Había perdido unos kilos y las horas de gimnasio y piscina se notaban.
Estaba más buena que de jovencita.
La verdad es que todo esté cambio empezó hace cuatro años.
Si, todo empezó el día que descubrí que mi marido y padre de mis hijas me engañaba en mi propia cama.
Las sospechas empezaron hacía algo más de un año.
El siempre me había perseguido sexualmente, hasta un día que me di cuenta de que ya no me hacía proposiciones inmorales, Ho me metía mano de madrugada o en la cocina. La verdad que nuestro último polvo había sido hacía más de un mes y él había perdido todo interés.
Pero el paso de los meses me hizo sospechar otra cosa.
Ropa interior masculina nueva, vestía ropa más joven y atrevida. Salía con frecuencia con amigos del trabajo.
Si fui yo.
Prepare el momento ideal coincidiendo con una de sus habituales salidas le dije que estaría hasta mañana en casa de mi amiga Susy.
Esto no era para nada anormal. Ya lo había hecho antes.
Sentada en el coche de Susy delante de mi casa espere.
Había dejado el marcha un teléfono móvil que oía a través del mío y el escucha bebés en mi dormitorio.
En poco más de media hora apareció una mujer diez años más joven que yo delgada como el palo de una escoba y con unas tetas de infarto.
La muy rubia llamó y subió como quien ya sabe qué hacer.
La sangre me hervía, la respiración me iba a mil y me hice daño al apretar los puños con mis propias uñas.
No tardaron ni cinco minutos en violar mi habitación en violar mi cama. Los oía reír por el escuchar a los bebés.
Subí hecha una furia, casi deseaba estirar yo de los cables del ascensor para ir más rápido. Solo al llegar junto a la puerta me detuve y respire.
Abrí con sumo cuidado la puerta de la calle y entré sin zapatos en casa. Al fondo los oía reír y gemir. Incluso algún pequeño crítico de ella la muy puta. Cuando entré en mi dormitorio ni la miré a ella fui como una fiera detectó al hijo de puta de mi marido.
--¡MALDITO CABRÓN, HIJO DE PUTA, TU ESTA ME LA PAGAS!
No sabía que decir que hacer había sido superado por las circunstancias.
-- Y TU HIJA DE PUTA FUERA DE MI CASA! Cuando dije esto me di cuenta de que estaba atada con correas a la cama y que mi marido tenía una especie de látigo en la mano. A los pies de la cama una maleta llena de toda clase de juguetes sexuales. --AGGGG que asco sois unos depravados.
Salí de la habitación gritando.-- ¡Qué se vaya!
La vi salir llorando con su maleta de perversión y aparecer tras ella mi marido abrochándose el cinturón.
-- Cariño no te enfades. Me decía arrodillándose frente a mi.
Yo sentada en el sillón y él ahí de rodillas.
-- Sexualmente me habías abandonado ya hacía muchos años.
Yo para ella solo soy un amigo, un compañero de juegos.
Y ella para mi lo mismo.
No dije nada y de verdad me fui a casa de mi amiga.
Ya en su casa lloré y lloré durante horas y horas.Solo al día siguiente pude explicarlo a Susy lo sucedido y no sin sollozar o bloquearme con las palabras.
Me llame tonta por haberlo conocido, lo maldecía por no saber guardarse la polla en los pantalones. No sé cuantos insultos le dedique.
Aunque en cuatro días regresé a casa, ya todo estaba roto.
Y no tardé ni un mes en pedirle el divorcio. Y tras firmar los documentos de separación, me fui a vivir con mi buena amiga.
Los repartos de bienes fueron rápidos el no se opuso a ninguna de mis demandas. En esa época pensé que era por remordimientos y ya me parecía bien. Que pagara, que sufriera
Así que yo me que el piso. Algo más de la mitad de nuestro ahorros y la custodia de nuestras hijas, que ya eran mallorcitas y se cuidan muy bien solas.
La plaza de parking y el trastero para mi.
El podría irse al pequeño apartamento que teníamos y en ocasiones alquilabamos donde empezamos nuestra vida en pareja.
Yo disfruto de un buen sueldo así que mi petición de pensión fue más para joderlo que por necesidad o justicia.
Ahora era una mujer libre sin obligaciones maritales
TRAS EL DIVORCIO.
Tras el divorcio, mis hijas estaban tanto como podían conmigo y no pocas veces me pidieron que lo perdonará.
Pero la suerte estaba echada.
Así pase algo más de un año. Hasta que mi querida amiga me invitó a un encuentro de singles. Desde luego le dije que no.
--No me apetece, además ni tengo ropa.
Mi amiga es pequeñita pero una fuerza de la naturales y fuerte como un toro. Bueno como una vaca claro. El toro es otro tonto macho.
Al final me busco ropa y me maquillo.
El resultado no me gustó nada. Donde estaba esa guapísima mujer de cuando tenía veinte años.
Bueno la vida de dos hijas. El cuerpo ya no es como era. Me decía.
Llegamos las dos al lugar de encuentro.
Susy sexy a más no poder y yo con unos tejanos ajustados y un top blanco ciertamente descocado, yo me habría puesto un pañuelo para disimular un poco y aun así me sentía algo incomoda enseñando tanta carne.
El ambiente era como imaginaba. Muchas mujeres de todas las edades actuando como adolescentes y muchos tíos babeando por echar un polvo.
Y la verdad no me interesaba ninguno.
Para mi la noche fue breve después de cenar ya me iba.
Además Susy tenía manso para esa noche. así que me había quedado sola Le pagaría la cena, las copas de después y echaría un polvo.
Después ella perdería su número y a por otro. no era mujer de repetir con estos tipos. Muy desanimada dejé que pasaran los días. Y un día como hoy me miraba al espejo triste y sola.
Resultó que mi única amiga de verdad se había encaprichado de uno de los tíos de una de esas fiestas.
Divorciado de verdad, médico cirujano y músico los fines de semana. Era un hombre culto simpático y alegre, con un gran corazón y por lo que decía ella su corazón no era su único gran órgano.
Ese día decidí dos cosas. oh tal vez tres, no sé.
No me quedaría llorando por mi vida ni un minuto más, me pondría en forma Susy siempre decía que es más fácil ser feliz cuando estás físicamente bien.
"Mente sana, Cuerpo sano y a ser feliz"
Y salir a renovar mi vestuario.
Esa si era una faena dura.
Toda la ropa parece diseñada para dos tipos de mujer.
La primera una adolescente de talla 36.
O una señora mayor que se viste para ir a las novenas.
Pero algo conseguí.
Me arregle el pelo en la peluquería. Cosa que no hacía normalmente. Y me vestí para ir a otra quedada singles, esta vez sola.
Otra vez frente a mi espejo. No me gustaba lo que veía pero tiré para adelante. Me había casado joven y tenido a mis queridas hijas muy seguidas.
Así que me convertí en madre y esposa con pocos años.
Mi trabajo en la oficina de un taller era bastante solitario. Así que mis dotes sociales eran algo más que escasas.l
Además iba con las ideas muy claras conocer gente : si
Ligar con hombre: no
Sexo sea con quien sea: ni pensarlo.
Cuando llegué reconocí a un par de amigas de Susy a las que saludé pero aunque fueron corteses en seguida se fueron con algún tío.
En cuanto a mí, más desanimada que otra cosa me senté en la mesa para la cena. yo sola, mientras los demás de pie socializan.
Al poco rato un hombre algo mayor se sentó a mi lado.
-- Buenos días señorita. Vaya un caballero amable.
-- Uyyy hace siglos que nadie me llamaba señorita. Rei sorprendida y algo coqueta. -- Con su permiso le haría una pregunta indiscreta,
" Vaya," pensé yo. "Esto se va a estropear muy rápido.
-- Usted dirá. Conteste por educación.
-- Usted es soltera, divorciada o viuda.
Vaya, no era lo que esperaba.
--Si le parece algo demasiado íntimo no conteste por favor. Pues si un caballero educado. --No, no tranquilo divorciada. Él asintió con la cabeza y meditó la respuesta un segundo. -- En estos casos nunca sé si felicitar o lamentar.
Pero de todas las maneras está soltera por lo tanto "señorita"
Y además una señorita muy bella si me lo permite.
Me caía bien este señor.
Pero no tardó en sentarse al otro lado un hombre más joven de mi edad o menos. Alegre y simpático me tiro la caña a su estilo.
-- Buenas noches. Me llamo Carlos y ya me gustaste el día que te vi con Susy Me sorprendió lo directo y franco de su presentación.
--Conocías a Susy. Pregunté sorprendida.
--Bueno si. Incluso salimos un par de veces. Pero yo tal vez prefiera a una mujer algo más serena. Del otro lado oí la voz del caballero más maduro.
-- Es una mujer adorable pero hay que estar muy en forma para seguirla. Y poniéndose la mano en el pecho. -- Y le juro que la quiero con locura, pero me puede. Enseguida tenía a otro hombre delante de mí. Este por desgracia no me resultaba nada atractivo, ni físicamente ni sus constantes y terribles chistes y bromas. Pero dos mujeres se sentaron con él y estás sí que apreciaban su "sentido del humor" Al final no acabé con ninguno de los tres aunque fue una buena velada. El caballero mayor se fue pronto, el otro más joven se fue con dos mujeres a bailar y el pesado de delante también se fue con una de las dos que se lo rifaron. Yo por mi parte apunto de irme a casa también. Pero unas mujeres que no conocía de nada casi me secuestran para ir a bailar
.La disco era idéntica a las de mi época de adolescente.
En principio me quedé con otras mujeres en la barra del bar bebiéndose un combinado. Lo recordaba más bueno en mi juventud
Aún así acabé paseando sola por la disco.
Con una segunda copa.
Algo sí había cambiado la edad de los asistentes. Era curioso ver cómo con los años la gente era cada vez más descarada. Apenas se escondían para morrearse o meterse mano. De hecho vi a al menos dos mujeres haciendo una felación, y a tres o cuatro lesbianas metidas en faena, alguna pareja gay y una mujer apoyada en una pared siendo follada descaradamente al menos por tres hombres.
Salí al jardín y la cosa no mejoró. Me estire en una tumbona y disfruté del fresco de la noche.
--Creo que su nombre es Noemí. Era la profunda voz de un hombre que me devolvía la etiqueta con mi nombre.
Debía haberla perdido en mi deambular.
--Muchas gracias. Era alto, guapo sin barriga y educado. Que más quería. Alargue la mano y cogí la etiqueta. La arruga en mi mano y me senté invitándolo a acompañarme.
El enseguida hizo fácil la conversación.
Su voz era grave pero suave. Ciertamente envolvente.
Pronto habíamos dejado atrás la discoteca
Y paseábamos por la playa cercana su mano cogió la mía y de repente temblé como una adolescente. De repente me paré ciertamente asustada. Me sentí tan atraída por el que por un segundo desee estar en sus brazos besándolo siendo poseída como lo eran esas frescas de la disco.
Yo no quería esa olvidada sensación en mi. Y disculpándome intente irme. Pero él me detuvo y casi me forzó para robarme un beso.
Con un brazo rodeaba mi cintura para retenerme en contra de mi voluntad con la otra me agarraba el pelo obligándome a besarlo.
Al principio me resistí pero luego me dejé ir en sus brazos.
El beso fue largo y muy apasionado, nuestros labios se devoraban los unos a los otros. De repente él se apartó de mí.
-- Perdón, te pido perdón. No debí comportarme así. No era yo. Un segundo de su silencio y un segundo de mis gestos.
-- Me dejé arrastrar por mi pasión por ti. Eso es del todo injustificable. Y era verdad. Pero lo agradecí muchísimo.
Me lancé sin pensar de nuevo a sus brazos y nos besamos de nuevo. Acabamos tirados por la arena rodando y besándonos.
Casi no recuerdo nada de ese encuentro solo recuerdo sus manos fuertes y viriles arrancándome las bragas y su pene metiéndose en mi sin apenas preliminares. Recuerdo el dolor de la penetración y el orgasmo final.
Quedé sucia, con el pelo y el vestido llenos de arena. El coño dolorido por la violenta penetración y una poderosa sensación de plenitud.
Hacía muchos años que no tenia esas sensaciones
NUEVAS EXPERIENCIAS.
Lo cierto es que tres días después volví a quedar con él.
Y claro fuimos a su casa y follamos.
Pero para nada se recuperó la sensación que padecía y disfruté el primer día. Aquella primera noche. Ese hombre casi me violó pero lejos de destruir mis deseos sexuales los reavivó.
Desde luego era un buen tío y nada malo en la cama, pero no era lo que buscaba. Desde ese día me hice asidua de las cenas de singles y probé suerte con muchos hombres. Incluso en una ocasión con dos.
Pronto me vi haciendo régimen y yendo a gimnasios todos los días.
También me habría un perfil en una página de parejas swingers, y no tardé en tener mi bandeja de entrada llena de correos por leer.
Pero la verdad no contestaba a nadie. Hasta un día que una pareja me escribió. Era ella la que me escribía.
(Buenos días me llamo Sonia.
Mi marido y yo llevamos tiempo queriendo proponerte algo, pero tememos sea algo fuerte si no tienes experiencia.
Si lo prefieres podemos quedar a tomar una copa y nos conocemos.
Después vamos decidiendo sobre la marcha
Todo me resultó excitante. Ella en las fotos una morena preciosa y él un musculado hombre joven. Por su perfil los dos bisexuales. La verdad no sabía muy bien qué implicaba eso. Pero acepté la invitación.
Resultó que no vivían lejos de mi casa, en unos preciosos pisos frente a un gran parque. En fin los meses de régimen y de ejercicio habían dado sus frutos y frente a mi espejo veía a una mujer rejuvenecida. Aún tenía mucho trabajo que hacer pero ya me quedaba bien esa preciosa lencería negra.
Me miraba con mis zapatos de ante negro u mis medias de fantasía con sus pequeños motivos en brillantes hilos de plata. Mi sexo tapado por un tanga de encaje también negre y sus sujetadores a juego. No estaba nada mal. Estaba bastante buena. Por último me puse un vestidito con una minifalda realmente mini, con un pañuelo al cuello y el abrigo escondían mi disfraz de putilla.
Si de putilla pero de 1000€ el polvo que conste.
Cuando llegué a su piso me recibió ella en la puerta.
Era mucho más bella de lo que se veía en las fotos. También vestida para la ocasión pero ella en rojo. Su falda aún más corta que la mía apenas escondía la dulce curva del final de la nalga, que aparecía y desaparecía de la vista coqueta. Una blusa transparente no escondía sus bellos y grandes pechos, solo una caprichosa cinta tapaba sus pezones. Me ayudó a desprenderme de mi abrigo y del pañuelo.
--Mmmmmm. Que sexy estás muy guapa.
Siempre es un peligro por internet fiarse de las fotos. Pero tú no decepcionas nada. Me condujo al salón donde estaba el marido ultimando los detalles de la mesa donde cenaremos.
--Cariño esta es la bella Noemí. Dijo mientras su mano juguetona me empujaba hacia él por una nalga. Por un segundo me sorprendí y entendí lo de bisexual.
El era como he dicho un hombre alto y atlético con formidables abdominales. Y muy guapo.
Me tendió la mano y tras estrecharmela estiró despacio hasta darme un beso en los labios. El sólo llevaba unos pocos pantalones de vestir negros con tirantes sobre sus fuertes hombres desnudos y me sorprendió tanto la pajarita como que fuera descalzo. Servio unas mimosas que me vinieron que ni al pelo. Estaba muy nerviosa, era mi primera cita con una pareja swingers.
De repente me di cuenta que estaba ahí para hacer un trío.
De verdad no sé en qué pensaba yo.
Tras hablar un poco con ella de temas intrascendentes un rato él nos invitó a la mesa. En la mesa dos cubiertos uno para ella y otro para mí.
El trajo de la cocina dos platos con unos tomates abiertos con burrata y aliñados con un aceite y hierbas.
En realidad estaba delicioso.
-- Mario es muy buen cocinero pero hoy he elegido un menú muy suave. No es bueno ir a la cama con el estómago pesado. Dijo sonriendo irónicamente.
Casi me atragantó.
De segundo un pequeño trozo de carne con una salsa de boletus y alguna verdura. De nuevo una delicia.
El postre era un tiramisú casero pero no me comí ni la mitad cuando ella se levantó y con el dedo cogió un poco de crema de su plato y me la puso sobre el pecho. Temblaba como una hoja. Deseaba el temido trío, pues ya me veía en una cita lésbica. Ella tras chupar y lamer mi pecho con la excusa del tiramisú me besó delicadamente. Cuando me levanté las piernas no me sostenían. Y el corazón iba a mil. Aún así me recompuse y de pie le devolví el beso. Beso que rápidamente pasó a morreo. Con su mano en mi culo me condujo al dormitorio.
Me chocó la silla colocada en el centro de los pies de la cama.
Nosotras nos subimos y de rodillas continuamos con nuestros besos y caricias. Nuestras lenguas y labios encontraron su ritmo con facilidad y empecé a relajarme a disfrutar de esos labios femeninos.
Fue en ese momento que vi a Mario sentado muy formal y callado en la silla. De repente note la mano de ella colarse sin permiso entre mi tanga y mi sexo. Una fuerte aspiración como si me echaran agua fría y al instante una sensación de calidez de placer.
De un rápido movimiento me deshice del vestido y lo tiré al suelo sin pensar en más. Ella hizo lo propio con la faldita y con el top.
Las dos con tanguita nos lanzamos a quitar el sujetador de la otra.
Cuando vi sus pechos noté claramente una oleada de calor y de deseo. Sus pezones muy grandes y excitados me pedían comermelos , chuparlos, morderlos.
Pero no pude, ella se me adelantó.
Siempre había pensado que tenía los pezones delicados. Pero no sabía si era la excitación de esa nueva experiencia, que fuera una mujer o que ella supo despertar en mí mi lado masoquista. Que cuando los dientes sustituyeron a la juguetona lengua, me descubrí a mí misma. Reclamando más dolor.
-- ¡¡Muerda hija de puta muerde más fuerte!!. Por igual me retorcía de dolor y de placer y aunque cada vez apretaba con más saña nunca me plantee decirle que parara.
De hecho fue ella quién ya en mi límite se separó y mirándome con ojos de viciosa y la boca babeando su saliva me dijo jadeando.
--Ahora tu puta. Y no me decepciones.
Temblando por las sensaciones encontradas me dispuse a imitarla primero me comí los pechos y los pezones y cuando la creí preparada y yo lo estaba, me lancé con los dientes. Mordí y apreté , apreté cada vez más fuerte. Tenía miedo de hacerle daño de verdad, cuando por fin la oí gritar.
Pero entre sus gritos también la oí decirme.
--Sigue por Dios, sigue no pares. Y continúe mordiendo esos preciosos pezones. Por fin ella me apartó. Y morreandonos las dos con pasión creciente. Ella me arrastró para estirarnos juntas en la cama.
Tras el caníbal frenesí de los últimos minutos la calma de los besos y las caricias resultaban reconfortantes.
Nuestras manos recorrieron cara, cuello y pechos con nuestros besos ellas, las manos volaron por toda nuestra espalda y bajaron como mariposas buscando las nalgas de nuestros culitos el de ella como no podía ser de otra manera, redondo, firme y muy suave.. Resultaba una delicia.
El mío más mayor no tan terso pero deseando recibir sus caricias.
Casi ni me di cuenta cuando mi mano busco su sexo, busco con avidez el cálido y húmedo refugio de se coño.
Fue fácil perderse en ese coño tierno y apetecible. Deseaba comérmelo, Sentía como mi corazón latía con fuerza de deseo por ella. Pero al mismo tiempo dudaba, dudaba de mi de mi experiencia vital, sería yo lesbiana.
Mientras yo descubría un nuevo yo. Ella sin dudas se deslizó entre mis piernas. Su boca se encajó entre ellas y su lengua me hizo gemir de placer al primer lenguetazo. Me deje caer para que ella me llevará a un nuevo mundo de placer.
Agarre con fuerza la sábana y me deje hacer. Apenas tardó en llegar un orgasmo de verdad, --DIOS mío -- Eso sí era un orgasmo. Grité como una loca y mi cuerpo se arqueo de una manera que no recordaba.
Exhausta me deje caer, inocente de mí, pensé que había descanso,
Pues no, enseguida se cómo ella se colocaba encima de mi
-- Ahora dame placer a mi. Dijo mientras acercaba su sexo, mi boca.
Si, si lo deseaba deseaba comérmelo, saborearlo, devorarlo. Y lo atrae hacia mi. Lo primero que noté fue su olor, fuerte, intenso y muy, muy agradable. No creo poder compararlo con otra cosa.
Cuando mi lengua acarició su labios mayores lo noté tan suaves y tan delicados como pétalos de flor. No es que antes hubiera acariciado con mi lengua unos pétalos de flor. Es como imaginaba que sería hacerlo con una orquídea.
Ya estaban mojados por el fluido vaginal, esto aún era más excitante.
Otra vez temblaba tanto de miedo como de deseo, notaba palpitar la sangre en mi propio coño.
Y reuniendo valor me introduce en su interior.
Los labios que estaban muy separados, me dieron la bienvenida.
Su sabor era delicado ligeramente salado y al mismo tiempo muy dulce. Bueno no, no era dulce pero a mí me supo al más dulce néctar.
Noté como Sonia se estremecía ligeramente, como movía la cintura delante y tras. Pronto encontré su clítoris. Me sorprendió que fuera más grande que el mío y que estuviera tan duro.
Cuando mi lengua lo tocó la oí gemir y convulsionar.
La continua fricción entre mi lengua y su clítoris la hicieron jadear, gemir y gritar. Por mi parte también estaba tocandome mi propio botón del placer, estaba tan excitada como ella. Pero me concentraba en darle más placer a ella.
Con mi cara mojada por su abundante flujo, debía tener todo el maquillaje hecho un desastre.
Pero no estaba yo para pensar en eso.
Mi excitada y valiente amiga no tardó en llegar al primer orgasmo y con él llegó una fuerte eyaculación de flujo.
Inundó mi boca y aunque yo trate de beber tanta ambrosía como podía no di abasto y mojo mi cara mi pelo y las sábanas.
Pero ella no había terminado y cogiéndome el pelo exigía. --Sigue, sigue no pares cerda. Y de repente se deslizó en convulsiones, gritos con un vocabulario algo más que ligeramente ligeramente soez. Ningún camionero insulto tanto a una mujer en la carretera tanto como ella me insultó a mí en esos momentos.
Pero no eran insultos en realidad. Era el premio a mi esfuerzo para darle placer En cuanto Sonia se dejó caer a mi lado yo también llegué al orgasmo provocado por mi propia masturbación.
Aunque para nada tan intenso como el de ella.
Las dos nos quedamos unos segundos quietas con las manos cogidas. Aunque si mira un segundo a su pareja, sería impasible en la silla mirándonos. Sonia me cogió la cara e intentó darme un beso pero me negué.
--No, no Sonia por favor estaré horrible, Con el maquillaje hecho una pena. Pero de nada sirvieron mis súplicas.
Apartó mis manos de mi cara. Y la vi a ella sudaba como un carretero y tenía la melena enredada y aún así bellísima.
--Eres preciosa. Me enamoré de ti nada más verte. Dios yo sentía lo mismo. El corazón se me salía del pecho.
Y me hecho a llorar de felicidad
Pero como había dicho no hay descanso para la condenada.
Aunque fueron solo unos besitos en seguida estuvimos otra vez liadas.y aunque ella empezó a bajar besándome los pechos y el vientre yo no sospechaba que iba a pasar. Ni se de donde apareció ese dildo de dos penes. Uno a cada lado.
Pronto una de ellas se introdujo en mí y la otra claro está en ella.
Nuestra tijerita estaba siendo tan placentera como era de esperar. Nuestros sexos se rozaban y nuestros gemidos se acompasaban.
Esta vez coincidimos en el orgasmo o mejor dicho el de ella estímulo el mío. --Oh Dios matame ya por favor. Si era yo pidiéndole a Dios que me matará para morir de placer.
Nunca me hubiera imaginado decir de corazón algo así. Claro está que no deseaba morir pero si era cierto en ese instante en cierta manera.
Exhausta me arrastré como pude por la cama hasta un rincón y hay me acurruque. La cama estaba desecha mojada con las sábanas, sino en el suelo hechas un ovillo a un lado. Solo el cubre colchones permanecía en su sitio.
El dildo como muerto yacía en medio del campo de batalla.
Lo cierto es que me dormí.
Al despertar las dos estábamos abrazadas, la cama tenía sábanas limpias y reposando en cómodas almohadas.
-- Buenas noches dormilona. Me dijo una sonriente Sonia.-- Ya no puedes más. Más, ¿Ella quería más sexo?
No me lo podía creer.
Las dos nos sentamos apoyadas en la cabecera de la cama mirando al impasible marido. -- Muy bien te concedo la victoria has ganado la apuesta.
El se dejó llevar por su euforia.
--¿Apuestas? Pregunte sin saber si deseaba saber la respuesta.
-- Si con frecuencia hacemos juegos de rol.
Normalmente los sorteamos pero está vez apostamos que no aguantarían la silla sin. Moverse o excitarse e intervenir
--Y que ha ganado.Pregunte inocente.
Tendré que ser su esclava BDSM toda una semana sin límites. Apenas sabía lo que quería decir pero ella sonrió deseosa de empezar el juego.
-- El juego no empezará hasta el domingo.
De domingo a domingo, seré su puta esclava y él abusara de mí sin más obligación que su propio placer.
POR FIN.
Por fin intervendría el. Se quitó el pantalón y o dios mío sorpresa. Menuda tranca. Resulta que ninguno de mis anteriores compañeros sexuales tenía nada parecido. De hecho mi marido resultó el mejor armado hasta la fecha. Pero eso era de peli porno. -- Ven aquí perrita. Señaló el a su mujer de manera autoritaria.
-- No. Dijo ella mañana me castigas por negarme. Pero hoy te toca sirviente sexy. El sonrió
--¿No quieres tragar polla? Preguntó el tocándose el enorme pollón de más de veintidós centímetros de cartílago tieso y duro. Su prepucio desnudo goteaba líquido. Yo estaba boquiabierta desde luego que si quería polla.
-- La invitada primero. Dijo Sonia mirándome. -- ¿Te atreves a tragarla entera? Abrí los ojos de par en par.
-- No por Dios. No podría me destrozaría. Rei cómplice. -- Una chupadita sí quiero. Las dos reímos.
-- Ven te enseño. Te costará un poco al principio pero a una puta como tú te encantará. Vaya nunca me hubiera imaginado que ser insultada así me llenaría de orgullo. Sonia se estiró boca arriba en los pies de la cama, con la cabeza ligeramente colgando. Entonces él con su pene en la mano introdujo un poco de este en su boca. De inmediato él agradeció con un pequeño gemido el placer concedido. Y metió un poco más.
Poco a poco ese enorme miembro fue desapareciendo en la boca de Sonia. Ella me cogió la mano y me la puso en su garganta.
Enseguida noté cómo el pene entraba y salía de ella despacito sin violencia. El cada vez más excitado empezaba a ir más deprisa.
Pero ella lo sacó de su boca.
--¿Quieres? Me dijo tragando saliva, --A mí me encanta. Desde luego no quería que me la metiera así. Pero una mamada si me apetecía.
-- Así no, pero si quiero comérmelo un poquito.
Así que me puse de rodillas delante de. Mario y abrí la boca deseosa de comerle la polla. Lo cogía con una mano y salía aún un montón fuera de mis dedos. Yo me dediqué a chupar el glande.
Y él lo gozaba con constantes gemidos.
Fue Sonia la que insistió.
Me cogió la mano y la apartó del pene y apoyándola en Mario.
-- Así controlas sus movimientos. Relájate y déjala entrar, muy poco a poco. Yo desde luego tenía miedo
Era además de larga notablemente gorda y me costaba abrir tanto la boca. Pero aún así me deje llevar. Habría hecho lo que me pidiera.
Pronto la noté entrar en mi boca y poco a poco llegar al fondo de mi boca y tuve arcadas. -- Tranquila si vomitas no pasa nada.
No podía tragar más no podía entrar toda.
Y las arcadas continuaron, yo diría que ya habían pasado más allá de la campanilla cuando no aguanté más y vomité.
Ni siquiera me la saqué de la boca Sonia con una mano en mi cabeza controlaba el vaivén. A pesar de las arcadas y del vonito lo cierto es que despacio muy despacio iba entrando, pronto estaba toda ella dentro.y él se movía cada vez más deprisa. No tardó en entrar y salir sin muchos problemas, aunque sufría de alguna arcada lo cierto es que estaba disfrutando de esa mamada. Era sin duda una extraña sensación.
Pero yo deseaba meterme esa polla de otra manera. Deseaba cabalgarlo como una posesa. Pero pronto descubriría otro secreto de nuestro silencioso amigo.
Sonia se puso a mi lado de rodillas y él iba alternando bocas.
Unas penetraciones a mi otras pocas a Sonia. y lo cierto es que la, metía entera en cada una de nosotras
De repente con su polla metida en mi boca hasta la garganta se empezó a correr y al sacarla continuó con su exageradamente abundante corrida.
Hubo leche para las dos.
Nos llenó la boca y la cara de semen.
Ya me había tragado semen antes incluso antes de haberme casado. Mientras su leche inunda mi cara recordé la primera vez que un chico se me corrió en la cara.
Fue un tal José. De hecho mi primer amante.
Con él perdí la virginidad y algo más.
Recuerdo que me dio mucho asco y me enfadé con él.
La primera vez que me trague por deseo propio la lefa de algún hombre fue con mi ex. y esa vez lo disfruté y mucho, me pareció una delicia.
Pero de repente Sonia me sacó de mis pensamientos chupándome la corrida de mi cara. Yo no dude en hacer lo mismo con ella. Menuda fuente era ese tío.
Mientras nos limpiamos la cara la una a la otra él se unió a nosotras recuperando lo que era suyo.
Pero eso duró poco.
El cabrón sin mediar palabra alguna me cogió y me tiró a la cama. En un segundo estaba sobre mí metiéndome de nuevo esa gran tranca, pero esta vez en el coño. Dios me llegó al alma.
No diré que cuando entraba toda me hiciera daño, pero no me entraría ni un poquito más. Sin darme cuenta Sonia se montó encima de mí para que mientras su marido me follaba yo le comiera en coño.
Esperaba ansiosa la corrida de los dos.
El orgasmo empezó enseguida pero tardaría un poco en llegar con plenitud. Me estaba volviendo loca.
Y llegó primero el que de nueva eyaculo un gran y potente chorro.
De inmediato ella me inundó de nuevo la boca.
Todos gritábamos y gemíamos.
Yo ya no podía más.
--Por favor que no te se salga la lefa. Me dijo Sonia que se lanzó a chuparme el coño. Enseguida él me ayudó a ponerme a cuatro patas para que su mujer disfrutara del semen que goteaba de mi coño.
Yo ya no podía más.
De hecho me disculpé y fui al baño donde me duche. Al salir aún estaban dándole. Él la estaba embistiendo con toda su fuerza.
Yo los esperé casi una hora en el salón vestida y sentadita en el sofá. Me había tomado la libertad de sacar de la nevera un refresco que bebí con avidez. Salió desnudo Martín del dormitorio y vino a ver cómo estaba.
Su pene aún que colgando aún resultaba espectacular.
-- Espero que no te hayamos ofendido o escandalizado. Escandalizado pensé. No para nada. Nunca había disfrutado tanto del sexo. Si guarro muy guarro. Qué gustazo. Se sentó a mi lado y esperamos a su mujer, hablando de temas intrascendentes. Sonia apareció recién duchada con una bata japonesa puesta y el pelo aún mojado. -- Bueno guapísima qué nota nos pones te gustaría repetir. Me quedé sorprendida pero la respuesta era clara.
--Sí desde luego me gustaría repetir. Los dos se miraron.
--Genial. Dijo ella. -- Y tu cariño como la has visto. Era todo un examen. --Me a gustado mucho, desearía verla como evoluciona en este campo. Mira a Sonia. --Buscamos una compañera de juegos sexuales tan viciosa como yo. Que aguante horas follando.
Esta vez ha sido solo él. Estaba casi asustada. --La idea es traer a más hombres y pasar fines de semana enteros follando. Siendo aún más guarros que hoy.Lluvia blanca en gan bang. Lluvia dorada de hombres y mujeres.
Sexo anal, doble penetración.
Y más.
Estaba asustada de verdad.
-- Si te interesa contamos contigo.
Aunque yo te veo aún verdad. Para las sesiones con nosotros genial eres preciosa y un verdadero amor.
Pero para más no sé.
¿Cómo te ves tú?
No sabía qué decir. Por un lado excitada por la propuesta, por otro asustada y aterrorizada, por la imagen de decenas de hombre haciendo cola para follarme.
-- Seguramente os decepcionará. Aunque reconozco que la idea de volver con vosotros me entusiasma y lo otro me produce sentimientos encontrados. Pensé un segundo que estaba haciendo si quería ver colas de hombres esperando trempados para follarme. --Pero por mi si me gustaría. Los dos se felicitaron.
--No sabes cuántas hemos probado.
-- Está claro que estás verde, pero tienes potencial. Aún hay cosa que no has experimentado seguro
Mario debería de estar enfermo, estaba empalmado otra vez. Pero por mucho que deseara atacar otra vez preferí irme.
De regreso a casa sola en el vagón de tren no pude por menos que masturbarme disimuladamente. Estaba caliente como una plancha.
Lo cierto es que nunca asistí a una de esas fiestas ni me volvieron a llamar y yo no me atreví a hacerlo. Seguramente encontraron a alguien más experta que yo Después de esa cita las posteriores no fueron para nada reseñables.
Tres hombres, una mujer y una pareja.
UN NUEVO PASO.
Un día quedé con un hombre algo mayor.
De unos sesenta años.
Aunque no los aparentaba para nada.
Era el café previo a la cita. Yo fui con la clara idea de que no pasaremos de ahí. Pero la verdad me gustó nada más verlo.
Al contrario de Mario este hombre también era alto y guapo. Tenía en vez de abdominales perfectos un poco de barriguita y en vez de un pollón enorme una polla maja pero más normalita.
Hablando hablando se me quedó mirando.
-- Desearía darte un beso. Por un momento pensé que era inseguro.
La mayoría se lanzan a probar suerte.
Después supe que él piensa que no se puede invadir la intimidad de una mujer así porque sí.
Solo el si es si. Como se dice ahora
Aún así nos besamos. El cogía mi cuello por la nuca mientras disfrutábamos de un beso que enseguida pasó a morreo.
--Te arriesgas a algo más. Me dijo él.
--Depende. Respondí extrañada.
--Jugar un poco con el dolor. Lo mire y no dije nada él sonrió y me atrajo de nuevo hacia el. Nuestras lenguas jugaron de nuevo pero en un instante él me la cogió entre sus dientes., Yo me deje hacer.
Pero soltó mi lengua.
Continuamos besándonos y de nuevo me la cogió y esta vez apretó algo más. Yo de repente me estaba deshaciendo en sus brazos.
Y apretó más y más me deshacía.
Cuando nos separamos yo cerré los ojos y me concentré en no desfallecer en saborear el placer que aún resonaba en mi lengua.
Tenía esas dos sensaciones a la vez, por un lado el placer del beso con un hombre hábil en ello y por otro el dolor en la lengua que me excitaba
Al habrirlos el me sonreía.
--Tienes una preciosa vena masoquista.
La verdad es que nunca me habían llamado de manera alguna el masoquista. Antes apenas había recibido alguna nalgada.
Resultaba que el si practicaba el bdsm.
Recordé a Sonia y Mario que lo comentaron yo continuaba siendo una ignorante Cosa que ya había oído hablar antes pero que pensaba sería para pobres infelices que permitían ser maltratadas con tal de conservar a su maltratador.
Él me explicó que era un juego en el que una parte cede voluntariamente el control y la otra práctica el control con responsabilidad.
--Pero y todo eso de dar palizas y de dar latigazos. Pregunte ignorante del tema. -- No te negaré que haya maltratadores y otro tipo de gilipollas. Tanto masculinos como femeninos.
Pero bien, el o la sumisa tienen siempre el control. Aunque lo cedan parcial o totalmente. Si es cierto que en muchos casos el masoquismo y el sadismo intervienen Siguió respondiendo a mis preguntas.
Tras un buen rato.
--Imaginemos que soy tu sumisa. Me intrigaba ese juego. -- Si ahora mismo yo fuera tu sumisa que me ordinarias.
--Bueno ahora poca cosa no te conozco lo suficiente. Pero por ejemplo, te ordenaría quitarte la bragas y ponerlas encima de la mesa, como regalo para mi.
-- Ufff me daría vergüenza. Respondí un poco acalorada solo de pensar en la situación. -- Veo que te excita la situación. Tan clara había sido mi reacción.
-- Un poco sí, aunque no me veo en el papel de sumisa. Respondí muy convencida. -- Si te lo he dicho ha sido porque yo sí te veo.
Eres una mujer sin miedo al cambio, con las ideas claras y una personalidad fuerte. Pero en estos momentos de tu vida, desearías no pensar solo hacer y sentir, descansar. También eres curiosa y te gusta descubrir nuevas formas de sexualidad y el polvito ya no te llena. Por Dios lo había clavado. Además aún notaba el mordisco en la lengua y aún me mojaba en el tanga.
--Hacemos una prueba. Seré tu sumisa una hora.
A ver qué pasa.
Pero si digo. Fin del juego. Se terminó. Él sonrió.
-- Una hora apenas podremos hacer gran cosa. Y aunque la calle y el exhibicionismo. Me gustan. Tampoco es el escenario ideal.
Aún así nos dimos un apretón de manos y un beso para cerrar el trato. --Pues te doy la oportunidad de quitarte las bragas.
--Tanga. Aclare yo.
--Pues eso. Tanga aquí o ir al baño y quitarte las ahí y dármelas de manera explícita. Después te daré una orden más.
Dude un segundo pero me quité el tanga ahí mismo. Estaba muerta de vergüenza. Todo el mundo me miraba. Oh eso pensaba yo.
Aunque si me vio hacerlo un chico joven que pasaba caminando y se paró a mirar descaradamente.
Puse la íntima prenda sobre la mesa y él la cogió, la miró y tras olerlas las guardo. Yo estaba excitada y miraba al joven que continuaba mirándonos.
--Muy bien, me ha gustado mucho. Ya corregiremos otros detalles.
Ahora retira la falda de la parte de atrás de manera que tú culito toque la silla. Aggg. Que asco.pensé yo. Pero lo hice. La silla no estaba fría llevaba tiempo ahí sentada, pero me produjo una extraña sensación de excitación
--Perfecto.
Levántate la falda quiero ver tú pubis. Por un segundo mire al joven que nos observaba. --Ya lo he visto yo también. Obedece. Dijo el muy serio
Me puse muy nerviosa, pero lo hice, levanté la falda y la bajé enseguida. -- No, no déjala levantada hasta que te diga que la bajes. Y así lo hice. El observo descarado mi sexo y sonrrio.
--Precioso. Y se levantó.
Se dirigió hacia el joven y le dijo algo en voz baja. El joven se fue corriendo Miranda atrás de vez en cuando.
-- Un poco vale mucho ya es mala educación.
La verdad su actitud tranquila pero firme me estaba calentando. El estar así con mis cositas sin protección me estaba gustando.
--Bien esto ha sido un poco cómo sería una relación bdsm.
¿Es lo que quieres? Pregunto acercándose a mi.
--AMO, estoy aquí, estoy en este mundillo de las citas sexuales para experimentar y aprender, para conocerme mejor a mí misma.
Yo antes era una mujer muy limitada en mi mundo sexual.
¿Me pregunta si deseo ser dominada y usada como una propiedad?
¡No!
¿Lo haré?
¡Si!.
Permitiré que mi SEÑOR, me exhiba, me pegue por su capricho, me posea sexualmente y muchas cosas más.
Pero eso será un tiempo, eso será hasta que yo lo permita. Eso será hasta donde yo diga. AMO, soy suya useme.
Él me miró con una sonrisa y me acarició la cara.
Ese mismo día me dio mi primera bofetada de mi vida y me metió mano en un lavabo. Pero solo fue para calentarme.
No tardó mucho en convocarme para una cita BDSM en serio.
Sería en mi casa ese fin de semana mis hijos estarían con su padre y además estarían lejos de la ciudad, en una excursión al campo.
DOLOR Y PLACER.
Ahí estaba yo de nuevo frente a mi espejo.
Es un espejo de cuerpo entero más grande de lo normal collado a una pared. Últimamente me presentaba frente a él con frecuencia.
Yo estaba ahí desnuda esperando decidir cómo recibiría a mi AMO.
Si, él ya me había dicho que incluso cuando pensara en él lo hiciera como "MI AMO" y así lo haría. Estaba dispuesta a ir hasta el final y más allá.
Bueno tenía que elegir cómo recibiría a mi SEÑOR.
Desde la separación con mi ex había perdido muchos kilos.
Y no haciendo régimen, sino comiendo sano y haciendo ejercicio.
El primer día que salí a caminar hice poco más de un kilómetro y en la piscina dos largos. Hoy hago cada día diez kilómetros y corro de estos cuatro, hago treinta piscinas y además fitness o yoga.
Y si mi cuerpo ya no era el que era.
Mis piernas son mucho más delgadas y más fuertes, mi vientre y mi cintura más planos y más definidos. Toda mi piel parecía haber rejuvenecido.
Mi melena que en mi época de casada estaba por los hombros o menos ahora me caía a media espalda.
Sí señor estaba buenísima.
Pero al lío. Tenía que decidir cómo recibiría a mi AMO.
Dos posibilidades.
Una completamente desnuda.
Esa me gustaba simple, demostrando que estaba a su merced sin artificios. Pero ya me había cepillado el pelo maquillado incluso en lugares normalmente escondidos. Repasado mi depilado integral.
Así que eso de ir de natural sería otro día.
Me probé todos mis conjuntos sexis.
Blancos, rojos, negros, tangas braguitas y cultos.
Al final fue un conjunto culote y sujetador negros.
El culot de seda y encaje como el sujetador. Este con un escote tan grande que enseñaba el principio de mis aureolas.
Medias de fantasía con toques brillantes y zapatos también negro de tacón altísimo remataban el conjunto..
Pero quería envolver el regalo.
Me probé muchos vestiditos, a cual más provocativo, algunos no me atrevería lucir en público y solo en fiestas privadas o clubs swingers los había usado con notable éxito. Pero nada me llenaba, demasiado formal.
De repente pensé en una camisa negra y larga que tenía. Normalmente la usaba con unos leggins o una falda debajo.
Esta vez me la ata con un cordel de lino marrón a la cintura con una sencilla lazada, nada de nudos.
Como se cerraba por el escote, cogí dos trozos de celo y los puse en la camisa para que permanecieran abiertas.
Me gustaba a mí misma.
La cita era para las ocho de la tarde.
La cena estaba casi lista y yo preciosa.
Una orden que me dio es que un cuarto de hora antes de su llegada hiciera algo. Abrí la puerta y la dejé ajustada. Puse el móvil a grabar en vídeo, para poder demostrar que había obedecido y me puse de rodillas a más de un metro de la puerta. Así de rodillas sin apoyarme en los talones Y las manos cogidas a la espalda, la cabeza gacha espere.
Resultaba más duro de lo que había pensado, sobre todo porque me resultaba humillante. Ya me había preparado antes para recibir a alguien vistiendo muy sexy, pero siempre como la anfitriona y controlando la situación. Ho había permitido que un tipo se tomará más libertades de las debidas.
Recuerdo aquel que nada más entrar por la puerta me agarró del pelo y me dijo. --Yo ahora seré tu amo y tú serás mi puta para siempre.
No sé porque follamos. Sería porque lo tenía todo preparado. Pero nada más acabar lo heche y lo bloquee en todas las plataformas.
Pero ahí estaba yo esperando a alguien que me hará mucho más que tirarme del pelo. Las rodillas dolían y mi excitación crecía.
Notaba claramente mis pechos y me sexo critandome " ¡Quiero follar! " . Mis condiciones para la cita.
Para mi primera experiencia en BDSM.
Eran sin límites pero con palabra de seguridad.
Ho más bien dos.
PAZ AMA PAZ. Detendría cualquier cosa que hiciéramos.
FIN DEL ROL. Terminaba la sesión y salíamos de los respectivos roles. Sabía muy bien que me humillaría, insultaría y usaría sexualmente sin contemplaciones de preliminares ni nada que no le apeteciera hacer.
También sabía que me atraía y azortaria.
Que podría hacerlo con las manos o algún juguete sádico como un látigo o pala incluso fusta o vara.
Y ahí estaba yo excitada como una cría adolescente esperando al chico más guapo del insti.
Y por fin a la hora en punto se abrió la puerta y entró él.
Yo no podía mirarlo pero lo hice disimuladamente por el espejo del recibidor. Zapatos negros muy lustrados traje y camisa negros, con corbata también negra. Había cuidado que cada prenda tuviera tonos diferentes para conseguir un conjunto que fuera muy elegante.
Ni me miró, ni me dijo nada. Fue directo al móvil y comprobó que había cumplido sus primeras órdenes.
Consigo llevaba una maleta con ruedas.
Ahí estarían los objetos que usaría para torturarme.
Y yo cachonda de pensarlo.
Me ordenó guiarlo al salón y que lo hiciera de rodillas y yo cumplí.
Las rodillas me dolían y no resultaba agradable gatear para mi AMO, pero lo hice. Una vez en el salón me puso en el centro y continuó ignorando.
Saco de la maleta todos los objetos de placer y de dolor que había traído.
Por un instante miré y me di la vuelta enseguida.
"DIOS tal vez me he pasado y debería finalizar la sesión." Pensaba aterrada de lo que vendría.
Pero tardé en decidirme y oí su voz.
--Esclava prepárate para la inspección.
Yo no supe qué hacer, pero enseguida él me colocó.
De pie piernas ligeramente abiertas y brazos y manos abiertos un poco separados de cuerpo.
Él me miró descaradamente, observó mi cuerpo y mi cara, inspeccionó mis dientes como quien tasa un caballo.
--Muy bonito el modelito.
--Gracias AMO. Conteste en un nervioso susurro.
--Quitame eso. Dijo tocando la camisa.
Yo me deshice de la cuerda que usaba de cellidor y de la camisa. Procurando que no se notará el truco del celo.
--Mmmm. No decepcionas desde luego.
Noté como una fusta acariciaba mis piernas y subía muy despacio hasta llegar a mí nalga derecha.
-- ¿La cena está lista? Preguntó él.
-- Casi mi SEÑOR apenas falta calentar algo y emplazar.
--Tráeme algo de beber. Yo salí de la sala y corrí a la cocina, puse a calentar los platos y serví una cerveza para mi AMO.
Con ella en la mano regresé al salón, él estaba sentado en mi sillón mirándome. Le ofrecí la cerveza y una copa bien helada y él me ignoró.
Me quedé perpleja.
Entonces llené la copa y se la ofrecí de nuevo.
--Su cerveza AMO. Y me siguió ignorando.
Tarde un poco pero enseguida me arrodille y con la cabeza gacha le volví a ofrecer. --Su bebida AMO. Él cogió la copa y la botella y bebió un sorbo.
--Ves a preparar la cena, después te castigaré por tu falta de humildad y sumisión. Volví a la cocina y preparé los platos.
Tenía la mesa muy bonita, mis platos más buenos, mi mejor cubertería y cristalería para mi Dueño.
El vino fresco en una cubitera.
Flores y velas en la mesa.
Puse los platos y anuncié esta vez ya de rodillas que la cena estaba servida Él dejó su copa y se sentó en la silla.
Yo me fui a sentar, pero él me detuvo.
--No creerás que cenaré con una esclava en mí misma mesa?
Me quedé parada.
--Claro que no AMO. El cogió mi plato y tiró su contenido al suelo.
--Tu comes a mis pies.Se levantó y me trajo un bol de perra y le puso agua. Lo dejó junto a la comida del suelo.
Yo me arrodille y espere su permiso para comer.
El probó la cena.
--Excelente eras una pésima esclava pero muy buena cocinera.
--Gracias AMO.
Él me miró y me autorizo a comer. Claro está no podía usar las manos, las perras no tienes.
La cena fue rápida y sin más protocolos.
Yo me había sentido profundamente humillada, pero también me excito la situación. --Recoge y limpialo todo. El con una copa de vino en la mano volvió al sofá. Yo recojo los restos del suelo y limpie la mesa. Cuando regresé al salón me puse en el centro y me arrodille ya iba aprendiendo.
--Está todo limpio AMO. Se acercó a mí y me besó los labios.
--Lo estás haciendo muy bien.
Pero te debo en correctivo.
--Si AMO lo recuerdo.
El trajo una fusta y me dijo.
--Cinco fustazos fuertes.
Aún eres una niña.
Sin mediar explicación un fustazo en mi perfecto culito.
Grite, dolía.
Dos Fustazo y un nuevo gritó.
Tres, cuatro, cinco.
Esto no resultaba excitante ni producía placer.
Él me llevó de la mano y sentándose en una silla me puso encima de sus piernas. Acarició mis doloridas nalgas. Era muy agradable.
Yo sabía que no tardaría en azotarme el culo con sus manos.
solo sabía que sus manos cuidaban de mi piel dolorida.
Fue en ese momento que empecé a tener una extraña sensación.
Por un lado no deseaba más dolor, por otro deseaba entregarle mi sumisión y demostrarle mi entrega aguantando azotes.
Y no tardaron. Enseguida, más despacio que con los fustazos su mano fue azotando mi culito.
sus cachetes eran firmes y continuos pero para nada pegaba con fuerza. pronto empecé a notar como los azotes empezaban a proporcionarme una extraña sensación de placer desconocida para mi.
al poco rato los cachetes eran cada vez más fuertes y cada vez dolían más pero por extraño que pareciera los gozaba tanto como él, sino más.
ya con el culo muy rojo y dolorido, me levanto y me puso de pie.
yo acariciaba mis pobres posaderas con las dos manos intentando aliviar el dolor pero también le sonreía.
Él me cogió de la melena y acercándome a él me besó con pasión. Ese beso lo recordaré toda la vida. no era como los besos de Sonia y su arrebatadora pasión ni como los de otros hombres. Era un beso distinto, casi un premio, un agradecimiento, un reconocimiento. tras ese momentazo se separó de mí, cogió unas cuerdas y con seguridad y habilidad empezó a atarme.
Las cuerdas recorrían todo mi cuerpo desde mi cuello a mis pechos que presionaron dejandomelos hinchados.
Bajando por mi sexo que ocuparon por dentro y por fuara, subiendo por mi culoto y mi espalda. Pronto no podía mover brazos o piernas y ahí estaba yo indefensa frente a un sádico.
Me cogió en brazos y me llevó a la cama donde me estiro.
-- Ahora voy a azotarte con algún flogger o látigo. No dudes en pararte con la palabra de seguridad si es demasiado para ti.
No todo el mundo disfruta con esto.
Las sensaciones contrapuestas de miedo y deseo se combinaban con una creciente claustrofobia y su consecuente nerviosismo.
De repente cayó sobre mi un látigo con muchos cordones diferentes. Como con los azotes con la mano no empezaron fuertes, pero pronto los latigazos eran de verdad fuertes y dolían,
Pero de la misma manera que en otras ocasiones el dolor y el placer se fue confundiendo poco a poco.
eran muy fuertes los azotes y yo empecé a gritar de dolor.
em
En ese momento paró y me preguntó.
-- Como estas quieres que paremos, Ya has cumplido de sobras para tu primera sesión. Mi respiración era rápida y superficial. Estaba a partes iguales dolorida y excitada solo sabía una cosa, no quería parar.
--Estoy bien AMO, siga por favor.
El no lo dudo cambio de látigo esta vez era un látigo como los del zorro. Y otra vez descargo los latigazos sobre mi espalda, cada golpe dolía más que el anterior. y a cada golpe me excitaba más.
No podía entenderlo pero a mas me atizaba mas deseaba ser azotada y mas me excitaba. Él nunca lo supo pero llegue a correrme.
como no había puesto límites me dejo toda la espalda llena de marcas de latigazos. A la vez que tuve el orgasmo apareció la primera lagrima en mis ojos. pero el paro y me desató con cuidado.
Una vez desatadame abrazo con con ternura y dándo se cuenta de que estaba llorando me pregunto de nuevo.
-- Porque no me has parado.
--Porque deseaba seguir, estoy totalmente entregada y deseosa de servirle. Me excita que me posea así.. Me estimula el dolor.
Él me abrazó con calidez y yo me estremecí. Fueron unos minutos muy intensos de comunión, todos los azotes se justificaban por ese delicioso instante.
Con mucha dulzura y cuidado me ayudó a estirarme en la cama donde me puso una crema para que no me dejaran marcas las heridas que recorrían mi espalda, algunas con sangre y todo.
Me dejó descansar unos minutos y cuando regresó.
-- ¿Esclava estás lista para continuar? Mi reacción fue rápida y llena de ilusión. --Sí AMO. Me bajé de la cama y me puse a sus pies.
-- Muy bien estoy satisfecho de ti, serás una gran esclava. Me acarició la cara y yo me acurruque entre sus piernas.
-- muy bien desnudame. Ordenó él. yo ilusionada desabrocho su cinturón, Y el me dio una bofetada.
--Empieza por los zapatos, después calcetines. Ya te indicaré.
Así lo hice y después la camisa y por último los pantalones.
Cuando le quite los calzoncillos me lo mire entero. Era un hombre mayos que yo, desde luego, pero se notaba que se cuidaba.
Su barriguita no resultaba desagradable y sus fuertes piernas y brazos compensaba la ausencia aparente de abdominales.
Enseguida tuve su polla en la boca. Para nada era tan grande como la de Mario, pero estaba más que bien y estaba muy dura y tiesa.
pronto deje atras su glande y fui introduciendo más y más esa cosita en mi boca.
Note con claridad su llegada a mi garganta y como fue más allá. La tenía toda dentro cuando él me la retiró y me condujo a la cama.
Me vendo los ojos y me puso boca arriba. Eso hizo que me quejara por el dolor en la espalda pero aguante y me quede quieta mientras me acariciaba con los dedos, con la punta de los dedos toda mi piel.
Sus dedos recorrieron mi cara, mi pecho, mi vientre y mis piernas. Yo me erizaba de placer cada vez más.
Pronto cambiaron las sensaciones, ya no eran sus dedos sino un par de cubitos de hielo los que recorrían mi cuerpo.
La impresión inicial me hizo estremecer, pero enseguida la sensación del frío hielo empezó a darme placer, y gemía con cada contacto relevante.
Toco mi cara y gemi de placer, toco mis pechos y mis pezones y casi gritó de gusto, bajo por mi vientre hasta mi sexo donde se detubo haciendome jadear y gemir de placer. Después note como mi cuerpo era recorrido por una suave tela y su contacto me proporcionaba nuevas y gloriosas sensaciones.
Pero el placer dura poco para las esclavas sexuales. Y mi AMO empezó a dejar caer cera de velas sobre mi vientre.
Cada ardiente gota me hacía gritar y moverse.
-- Estate quieta o te ato otra vez. Dijo él. Pero no paré de moverme, así que me puso unos grilletes y de alguna manera me ató a la cama.
Aun así me retorcía con cada gota y cada vez más se acercaba a mis pecho. mis pezones quedaron cuviertos de cera y despues bajo hacia mi sexo y hizo lo mismo. Pero ya no era desagradable ya era todo un placer notar esas ardientes gotas de cera. El me dejo así un cierto tiempo pero pronto me limpio toda la cera primero con las manos y después con un paño húmedo. note como me acariciaba con una loción. En ese momento él se colocó encima de mí y no tuve dudas de que pasaría. me iba a follar a lo misionero. Eso me decepcionó un poco pero para eso estaba yo ahí. Para satisfacer todos sus caprichos.
Y efectivamente me la metió sin más preámbulos, pero no fue tan decepcionante como me había pensado y pronto empecé a gozar de su lento y suave movimiento. Últimamente los hombres parecen necesitar demostrar que son los que más rápido se mueven.
Pero él gozaba de ir despacio sin prisas saboreando cada movimiento. Por el contrario, yo intentaba acelerar mis movimientos de cadera.
Pero me detuve y acompasé mis movimientos a los suyos. Cada penetración se convertía en un pequeño orgasmo. mi coño super sensible después de la caliente cera gozaba con locura de ser penetrado así de lento.
Yo casi sin aviso llegué al orgasmo definitivo y perdí el control arqueando y gimiendo de placer hasta nombre a Dios y no diría que lo hice en vano.
Pero él continuó su lento vaivén sin pensar en mi para nada. Aún tardaría lo suficiente como para que yo tuviera un nuevo estallido de placer.
Tras correrse el se dejo caer encima de mi notaba como disfrutaba del contacto de las pieles desnudas.
Pasaron unos minutos antes de que no me desatara y me quitara la venda de los ojos. --Has sido una gran esclava. No muchas aguanta lo que tú has aguantado. --Gracias AMO. Dije orgullosa
-- Olvida el juego BDM y seamos amantes. Y así fue, nos abrazamos y acariciamos y pude tomar algunas iniciativas y disfrutar de su cuerpo.
Pront o tenia mi sexo en su boca y desfrute muchisimo de su habil lengua que no solo desfruto de mi claitoris sino que tambien lo hia de mi ano.
Como amo era duro y posesivo con su propiedad y la usaba sin contemplaciones. Aunque mechaba su actuación con momentos de dulzura.
Como amante era cálido y apasionado no se retiraba frente a ninguna propuesta sexual. he incluso disfrutaba de momentos de dolor. como cuando le mordí los pezones o cuando hice lo propio con su excitada polla.
Yo habia follado con muchos hmbre en mi vida pero nunca habia tenido sexo anal hasta ese dia.
Me coloco a cuatro patas y me empezo a comer el ano con la lengua, resultaba muy, pero que muy agradable. Incluso noté como entraba dentro de mí su lengua. Enseguida fue uno de sus dedos el que se introdujo en mí y luego dos. excitada como una loca no me oponía a nada.
Pero cuando entro en mi su pene la cosa cambió. En un principio me dolió un poco la penetración. Pero no me iba a echar atrás a estas alturas por un poco de dolor. Pero enseguida empezaron a aparecer sensaciones extrañas muy desagradables. Hablando en plata creía que me iba a cagar encima.
Pero él no me permitio dejarlo. -- No temas, no pasa nada es normal. Decía él. Pero tuvo razón y enseguida me relage y empece a disfrutar del sexo anal por primera vez en mi vida.
Esta vez se movía muy deprisa con fuertes empujones que me lanzaban contra el cabezal de la cama. nunca me habia planteado como sria un orgasmo anal peo estaba apunto de descubrilo.
Fue delicioso intenso y muy muy diferente a cualquier otro orgasmo, esta vez él no se corrió dentro de mí, sino que me dio la vuelta con fuerza y eyaculo en mi cara. Aún pasaron algunas horas más de relajación y de juegos bdsm y sadismo. pero un sentimiento fue naciendo dentro de mí y ya nada de eso tuvo mayor importancia.cuando desnuda lo acompañe a la puerta no tenía las cosas claras aún. -- Noemi has sido una esclava perfecta y una amante insuperable. Me dijo junto a la puerta. -- Deseo que seas mi esclava, permanente. que te sometas a mí del todo. sin límites ni palabras de seguridad. Deseo superar tus límites de dolor y placer.
Te veo más que preparada para dar un paso tan importante.
No dude ni un segundo. ya lo tenía todo claro.
--No, gracias. Sería un honor pero por ahora mi alma me lleva por otros caminos. Desearía repetir una nueva sesión pero tal vez tarde algún tiempo.
Lo beso y se quedó impasible.
--¿Qué ha ido mal? Preguntó el sorprendido
--Pues la verdad es que nada.
Me has enseñado mi lado masoquista y sádico, si también sadico. Otros me han descubierto que era una mujer sexualmente apasionada y sin miedo de ir más allá del límite social. He recuperado el control de mi vida y de mi cuerpo.
Y ahora tengo algo más que hacer.
Lo bese con pasión ya no como su esclava sino como una mujer renovada.
Yo no diría que esa experiencia fabulosa me cambiara por si sola pero si fue una parte importante en mi cambio
HOLA AMADO ESPEJO
Desde mi encuentro con el que ya recordaré siempre como mi AMO, no he tenido más encuentros sexuales. Ahora tenía un plan y una meta bien clara.
En mi espalda ya no quedaban señales de aquel día.
Las cicatrices las tenía en el alma. No fueron pocas las noches que pensando en mi Señor me masturve.
No fueron pocos los momentos en el trabajo que de repente rememoraba el dolor del latigazo número quince y me estremecía sin motivo aparente.
Ahí estaba yo de nuevo frente a mi querido y amado espejo.
Él me había visto desde antes de mi matrimonio había sido testigo de mis cambio físicos y anímicos. Me había visto reír y llorar. Él era como el reflejo de mi alma, conoce lo más íntimo de mí secretos y pensamientos.
Tras cinco meses una nueva cita. pero esta era diferente tenía trascendencia No me puse mis mas sexis galas esa noche no era sexo lo que iba a encontrar ese dia en mí cita.
Pero eso no impedía y si exigía que fuera muy guapa.
Qué leches, guapa estoy recién levantada de la cama, soy muy guapa y estoy de buena que me rompo. Sería ilegal estar mas buena
Hoy los zapatos eran rojos y de tacón muy alto. así miraba a muchos tíos desde arriba. Vestido rojo a juego rojo con florecitas blancas y una falda con mucho vuelo por debajo de las rodillas sin ser largo, un escote moderado pero no demasiado. y mi melena cada vez más larga al viento.
Cuando llegué al punto de la cita él ya esperaba impaciente frente a la cafetería donde habíamos quedado.
Yo lo reconocí enseguida. era mi Enric. si mi exmarido.
Me costó mucho contactar con él apenas tenía presencia en una página de contactos y me costó convencerle de quedar un día.
Se que era un pan tonto pero queria hacerlo así. él no debería saber que era yo hasta que estuviéramos juntos.
Cuando llegue a su lado le di un beso en los labios y me presente
--Hola soy Noemi Él se quedó de piedra.
Le sonreí y di una vuelta para que me viera bien
-- Perdona no sabia que eras tú. Balbuceo al final. -- apenas te reconozco estas fabulosa. -- Gracias. Respondí coqueta.
--Yo apenas tengo citas, así que apunto estuve de cancelarla. Pero ya era tarde y pensé que no estaba bien cancelarla con tan poco tiempo.
¿Y tú sabías que era yo?.
-- Desde luego, quería verte y comentarte algunas cosas.
¿Entramos?Lo invité cogiéndolo del brazo.
Entramos en la cafetería y nos sentamos en la mesa que había reservado con antelación. Ya en la mesa y servidas las bebidas nos quedamos los dos callados. --Bien, y que es de tu vida. Empezó a decir él antes de que lo interrumpiera con un dedo en sus labios
---Calla déjame hablar a mi primero. Me quedé de nuevo callada.
--Nunca te perdonaré lo que me hiciste. dije muy seria mientras él agachaba la cabeza. --Puede que lo que mas mal me hiciera no fuera que me engañaras conesa. sino que lo hicieras en mi cama. en el último reducto de mi intimidad. Cada vez estaba más avergonzado.
--Me sentí más que engañada violada en lo más íntimo. si hubiera sido en su casa o en un hotel. También habría sido terrible pero ni la mitad de doloroso para mí.. Dicho esto los dos nos quedamos muy callados.
--Yo te juro. De nuevo lo hice callar.
-- Si lo sé,. estas muy arrepentido y lo lamentas mucho.. Eso ya lo sé. Déjame continuar. Tome aire y me lance sin saber que había más allá de la niebla. --Pero aunque nada te puede disculpar yo también tengo mi parte de culpa. Yo era muy joven cuando me convertí en esposa y madre. Muy rápidamente era cocinera, limpiador y cuidadora. apenas una compañera de piso para ti.
Durante años compartiste una buena parte de los trabajos domésticos conmigo. No al cincuenta por ciento, pero sí muy por encima de la media masculina de nuestra generación. Fuiste un buen padre y un buen esposo.
Durante muchos años luchaste por sacar a nuestro matrimonio de la cómoda rutina en la que yo me iba acomodando sin más.
tú buscabas en mí una compañera, una amiga, una persona con la que explorar el mundo y explorar nuestra intimidad.
Buscaste en mi esa amante apasionada que soñabas
Reconozco que yo también te falle a ti.
entonces me levanté y me puse de rodillas frente a él.
--¿Quieres casarte conmigo. Otra vez.. su cara volvió a ser un mar de expresiones. Sorpresa felicidad, indecisión duda deseo .
Ël no dijo durante unos largos segundos que parecieron hora nada.
Pero al final se arrodilló frente a mí y mirándome con tristeza a los ojos me respondió. --No, no quiero casarme contigo. de repente sentí como una losa enorme caía sobre mí y me sepultaba en vida.
-- Ven siéntate aquí junto a mi. que toda la cafetería nos están mirando. Tony siempre había sido algo tímido.
Nos sentamos juntos y era yo quien estaba ahora sin palabras.
-- Mira Noemi. Yo lo pase muy mal durante estos últimos años de matrimonio y sí reconozco que hice mal y no espero tuperdon.
Pero cuando te fuiste me quede aun peor
Yo nunca he dudado de mi amor por ti.Sin ti la vida es rutina sin sentido. tristeza y soledad. Aunque tienes razón, ya hacía mucho que me sentía solo en casa.
Eso repito no me excusa.
Si, te sigo amando sin dudas ni fisuras.
No, no me casaré contigo ahora.
Dejó pasar algo más de unos segundos
--Como salta a la vista, tú no te has quedado en casa. Estar aún más espectacular que antes, preciosa y sexy a más no poder.
Seguro que has tenido más de un contacto sexual y más de un candidato a pareja. Me empecé a preocupar