Desconocidos
• Eh tú, el de negro, hazte pasar por mi novio, rápido - le dijo al primer chico que vio al girarse en la barra de la discoteca. Él la miró.• ¿Me hablas a mí? - contestó él mientras ella tiraba de su brazo antes de que Arturo llegara donde se encontraban. Entonces cruzó la mirada con la de aquel desconocido, tenía una mirada penetrante y los ojos tan negros que no podía distinguir su pupila. Habría seguido mirándolo toda la noche, hasta que alguien tocó su hombro.
• ¿Andrea? - era la voz de Arturo. Ella se giró y notó cómo el desconocido la cogía por la cintura y la acercaba a él con decisión, marcaba territorio desde luego.
• Hola - no podía hablar, solo pensaba en la mano del desconocido y en sus ojos.
• Siento molestar - dijo Arturo levantando las manos - ya nos veremos - Y se fue con cara de pocos amigos. Se dió la vuelta y quedó tan cerca del desconocido que se quedó muda.
• Disculpa, yo, sólo... Quería darle celos a mi ex y ya, ya se fue - otra vez esa mirada clavada en la suya.
• Ha sido un placer ser tu novio unos minutos, Andrea - dijo entornando los ojos y sonriendo de medio lado. Le iba a dar un infarto, era tan atractivo que le flaqueaban las piernas. Ella sonrió, cogió su copa y sus cosas y se fue a la carrera a buscar a sus amigas. ¿Volvería a verlo?
Estaban saliendo cuando vio a Arturo y este la vio, sola... De repente una voz le susurró al oído.
-Hola princesa- ella se giró y se encontró con el moreno sonriéndole y mirándola a los labios, ni lo pensó, se puso de puntillas y empezó a besarlo, las manos de él la iban recorriendo mientras sus lenguas jugueteaban sin dejar de mirarse a los ojos que echaban fuego. La gente protestaba porque estaban en medio de la salida. Salieron y él iba en moto.
-¿Te acerco?- le preguntó
• Arturo ya se ha ido, mil gracias.
Él la miró con el entrecejo fruncido.
• ¿En serio crees que lo he hecho por él?
La cara de Andrea empezó a arder, deseaba que así fuera, estaba casi segura de que la conexión había sido mutua. Cogió el casco que él le ofrecía y subió como pudo a la moto.
-¿Dónde te llevo?
• Donde quieras.
Aparecieron en una casa de las afueras, él se bajó y la ayudó a bajar
Ella estaba cortada pero muy cachonda, le parecía surrealista, acababa de conocerlo... Pero solo podía pensar en desnudarlo y desnudarse y conocer a fondo su cuerpo. Así que en cuanto llegaron al piso ella tomó la iniciativa y empezó a sacarle la ropa con ayuda de él. Le encantaba lo que veía, y lo que sentía, nunca antes se había dejado llevar de esa manera. Él la llevó a la habitación y ella lo sentó en la cama, mientras ella, también desnuda se giraba contra su espalda.
• Te noto contracturado- él gimió y le pidió que siguiera, y así lo hizo. Hasta que pasó una pierna por delante de él y se sentó sobre él y su erección sin meterlo dentro de ella a pesar de estar empapada. Él cogió un condón de la mesita y se lo puso mientras acariciaba sus pezones y se ponían erectos. Sus respiraciones iban acelerando y cuando él la levantó y ella se empaló sobre él, un grito salió de sus labios. No podía dejar de besarlo sin dejar de gemir. Él se tumbó en la cama sin sacarla de él y ella empezó a cabalgarle hasta notar unos espasmos que anunciaban que estaba a punto de correrse, él aceleró apretando su culo todo lo que pudo para meterla hasta el fondo y se corrió a la vez que ella. Los 2 se tiraron boca arriba en la cama, sin poder hablar. Sólo jadeaban e intentaban recuperar el resuello.
• Debería irme- dijo Andrea
• ¿No te gustaría seguir jugando "novia"?
Ella se echó a reír, él la cogió de la cintura y ella apoyó la cabeza en su pecho.
-¿Cómo te llamas?
• Diego- le contestó él, seguro de que aquello era un sí.