Madrid
Tengo que reconocer que bajar a Madrid para conocerte era inquietante y excitante a partes iguales.Habíamos acordado que dormiría en tu sofá para al día siguiente ir al fin a un local, uno en el que te sientes cómodo tú por lo que yo también me siento cómoda sabiéndolo.
Mi tren llegó a las 23:00 a Chamartín y allí cogí un taxi hasta tu casa, difícil contener los nervios en ese trayecto, muy difícil, me revolvía en el asiento sin poder evitarlo, el taxista me miraba de reojo, lo notaba aunque no quería mirarle por miedo a que notara mi excitación.
Llegamos, respiro hondo y timbro. Como ya sabes que soy yo, ni contestas…jugador experto.
Estoy delante de la puerta y cuando voy a tocar, abres. Y aquí estás. Ojos fijos, sonrisa tentadora.
Dejo mis cosas en una esquina y como viejos desconocidos hablamos de cualquier cosa, de esas conversaciones que reflejan más tensión que cordialidad…me intrigas, me atraes.
Como buen anfitrión me ofreces la ducha por si quiero quitarme el viaje de encima y acepto tu invitación aunque mi cuerpo desea que entres sin permiso en esa ducha, no lo digo. No lo haces.
Salgo con el pelo empapado, con un pantalón corto y una camiseta de tirantes, hace calor…tengo calor. La camiseta se va mojando en la espalda poco a poco, se pega a mi cuerpo y noto en tus ojos que no te pasa desapercibido. Me observas y yo hago todo lo posible por provocarte.
Me ofreces una copa de vino, es raro, creo recordar que no bebes. La acepto.
Hablamos, reímos, recordamos eso momentos en los que has narrado tanto para mi y poco a poco me enciendo, mi cuerpo sentado con las piernas cruzadas en el sofá que me va a acoger deseando estirarse para rozarte, casual, erótico, leve. No lo hago. Sigo conteniéndome.
Te levantas para retirarte y me dejas sola en ese espacio que huele a ti.
Me tumbo en el sofá justo después de apurar la copa de vino y noto como el liquido va recorriendo mi garganta y a la vez va activando todas mis sensaciones.
Mi cuerpo se revuelve, se revuelve sabiéndote tan cerca, sabiendo que tiene una mente como la mía y que tú estás al otro lado de la puerta sin cerrar del todo. Te imagino, queriendo entrar en el salón y queriendo jugar conmigo, al fin.
Te imagino calentándote, y me enciendo
Mis manos entran por debajo de la camiseta y rozan el contorno de mis pechos, me encanta esa curva, solo el roce hace que mis pezones quieran más, se ponen duros automáticamente. Estar ahí a pocos metros de ti es morbo puro, después de jugar tanto contigo de forma virtual, todo vuelve a mi cabeza en ese momento.
Un gemido se escapa de mi boca y me doy cuenta de que puedes oírme y decido que quiero ver hasta donde te contienes.
Mi mano entra debajo de mi pantalón y alcanza la entrada de mi vagina que, como no puede ser de otra manera, esta húmeda.
Doblo las rodillas y las abro y empezó a mover mis dedos muy despacio por mi clítoris, la corriente recorre mi cuerpo y mi respiración se agita mucho. Cierro los ojos y me dejo llevar.
Tu olor me envuelve, quiero tenerte cerca de mi, entre mis piernas, quitando mi mano y asumiendo el control. Haciéndome temblar, como tantas veces imagine que harías.
Mi mano empieza a aumentar el ritmo y te oigo…oigo lo mismo que estás oyendo tu, oigo tus gemidos, oigo tu cuerpo moviéndose en las sabanas y me quedo paralizada.
Estamos los dos separados por unos metros deseando estar sudando juntos. Muevo mi mano imaginándote, mi corazón se dispara pero ya me da igual. Meto mis dedos dentro los muevo con fuerza, mi espalda se arquea en tu sofá, no paro. Es de lejos una de las situaciones más eróticas que he vivido.
En medio de este momento de mi garganta sale un gemido fuerte, no puedo seguir sin correrme, quiero correrme contigo y sin pensarlo demasiado digo en alto…
”Ven a follarme”
Paro de masturbarme y espero…por favor…te necesito dentro de mi
Escucho tu pisadas y miro a la puerta, estas ahí de pie mirándome, desnudo, tu polla está dura y desea lo mismo que yo y te lo digo. Ven… Ven aquí.
Te acercas sin quitar tus ojos de los míos…Tus manos agarran mis pantalones y los bajan sin decir una palabra, subes mi camiseta y dejas mis pechos expuestos, la subes por encima de mi cabeza dejando mis brazos bloqueados detrás de mi cabeza. Tu boca invade mi boca de forma salvaje, es un beso con deseo acumulado, un beso con autoridad, con ganas de descargar tanta tensión…dejas mi boca ansiando más y muerdes mis pezones, mi cuerpo se revuelve, te colocas entre mis piernas y sube una a tu cadera para que te rodee, la otra la subes al respaldo del sofá. Paras de besar mi cuerpo, me miras y te oigo decir, dímelo otra vez…Salgo de esa nube de placer y deseo y te miro fijamente, espero, no pronuncio ni una palabra…Dímelo otra vez me repites…acerco mi cuerpo al tuyo y te digo…”Fóllame”.
Sin cruzar palabra conmigo me embistes, sabes que no necesitas hacerlo despacio, sabes que estoy preparada para ti, sabes que lo deseo, te siento dentro de mi y me invade el placer. Te deseaba con todas mis ganas. Una de tus piernas en el suelo, la otra de rodillas en el sofá. Una de tus manos en mi cadera, la otra en la pierna que esta a la altura de tus hombros. Y me follas. Te metes dentro de mi, una y otra vez. Estabas listo para mi, para darme lo que deseaba. Deseo comerte, lamerte, chuparte pero lo único que quiero ahora es que sigas haciendo lo que estas haciendo. Entras dentro de mi todo lo posible, tenerme así me esta llevando al limite. Sabes que estaba a punto de correrme por que conoces mis sonidos y sigues implacable para que te suplique, para que te suplique que sigas, que sigas más fuerte, más rápido y que me lleves a la locura y lo haces…
Te lo digo…te digo que me voy a correr y me dices que nos vamos a correr juntos y sigues y me agarro al cojín y no puedo más. Mi cuerpo empieza a temblar, noto como mojo el sofá, no puedo evitarlo y grito, grito mientras sigues follándome hasta alcanzar tu limite y te oigo gemir, te oigo decir que te vas s correr y te corres…te corres entrando despacio, deleitándote, saboreando tu clímax en mi interior. Y paras. Me miras y te ríes. Nos besamos con ganas. Miras el sofá, sonríes y dices…”Me parece que comparto la cama”