DEJARSE LLEVAR
Estoy nerviosa, es la primera vez que voy a un sitio de estos, pero las copas de vino previas me han envalentonado. Y tanto que lo han hecho, voy sin ropa interior, cuidado no abras demasiado las piernas en el metro. Llego con el corazón acelerado y la mente un poco anestesiada. Desciendo las escaleras, está todo muy oscuro. Tengo cara de estar perdida. Una voz me habla a la otra parte de la sala. Mis ojos se acostumbran a la oscuridad y distingo tres siluetas. “Eres la chica a la que están esperando no?” Asiento y me invita a entrar. En cuanto cruzo el umbral de la puerta mi cuerpo se despierta. Y allí están mis acompañantes, es la primera vez que los veo. Una luz roja ilumina la estancia. Las cortinas, alfombras y el ambiente en general habla por si solo. En mi mente solo hay un pensamiento: bienvenida al antro de la perversión y el placer.
Mi cita me recalca que allí solo haré lo que yo quiera o esté cómoda. Una vez hechas las presentaciones quiere enseñarme el local. Pero yo me siento rara, fuera de lugar. Voy demasiado vestida. Ya he visto unas cuantas personas pasearse por el hall y van prácticamente desnudos. Así que le pido que me lleve a los vestuarios, la ropa me molesta. Recuerdo que llevo las bragas en el bolsillo de la falda. Me quitó toda la ropa dejando solo mi conjunto de lencería, ese que han escogido ellos esta tarde. Ha llegado el momento de conocer las instalaciones.
El hall de la entrada se abre en una sala llena de sofás y una barra de bar. Varias personas charlan Sabra das, copa en mano y bien ligeros de ropa. Observó la comodidad con la que se comporta la gente. Seguimos avanzando por un pasillo, a los lados observo habitaciones. Sofás blancos enormes presiden las estancias. Espejos en las paredes. Pero lo que más me llama la atención es que no hay puertas. Las camas están totalmente expuesta a las miradas ajenas que pasan por el pasillo. El club no es muy grande. La visita termina en una pequeña piscina. En cuanto la he visto sé que terminaré allí dentro la noche. Frente al agua hay más sofás, y se me ocurren muchas cosas en ese momento.
Esta visita me ha dejado la boca seca. Propongo ir a por una copa, como si necesitara más alcohol en mi cuerpo. Me acompaña al bar, donde se nos unen sus amigos. Y con mi copa en mano nos dirigimos a un reservado.
Ambos sabemos para que estamos allí. Mi cuerpo reclama el suyo, es mucho más atractivo de lo que me esperaba para su edad. Nuestras bocas se buscan y colisionan. Nos comemos a besos, mi lengua juega con la suya. Nos acercamos cada vez más. Y nuestros cuerpos se rozan, esa fricción me enciende totalmente. Vamos despacio, disfrutando del momento. Sus amigos están a nuestro lado, pero ellos llevan la directa. Yo sigo a lo mío, su boca me proporciona mucho placer. Cuando vuelvo a mirar a mi alrededor desde la puerta nos observan dos hombres. Y a nuestros compañeros de cama se les ha unido un tercero a jugar. Me desnuda por completo, introduce sus dedos en mi y me hace gemir. Una sinfonía de placer llena la habitación. Miro nuestra compañía, ella se inclina sobre su pareja para comerle la polla mientras un invitado la penetra desde detrás. Sus gritos de placer me excitan, ver esta escena mientras yo estoy siendo masturbada me enloquece. Sus manos recorren todo mi cuerpo, quiere exprimir hasta mi última gota de placer. Nuestras extremidades se funden, cada vez más juntos. Las bocas se reclaman. Me dejo llevar por el éxtasis del momento. Me libero por completo y muestro a nuestros visitantes como disfruto.
Cuando mi cuerpo ya ha saciado un poco su sed me incorporo. Lo tumbó en la cama y me pongo a cuatro patas sobre el. Esta vez soy yo la que lo va a enloquecer. Introduzco su erección en mi boca y me esmero succionando todo su tronco. Estoy totalmente concentrada en esta mamada. De pronto una mano acaricia mis nalgas. Yo no aparto su mano, él lo toma como una invitación a unirse a nuestro juego. Y de esta forma, mientras yo sigo con la relación, unas manos me masturban desde detrás. Intento concentrarme todo lo posible en seguir el ritmo. Pero la masturbación acelera el ritmo, gemidos escapan de mi boca a vez que su polla se introduce hasta el fondo. Cuando los dedos no son suficiente, me penetra. Me muevo con él para alcanzar mi máximo placer. Espectadores disfrutan de esta maravillosa escena. Mi cuerpo se tensa y esta a punto de estallar pero sigo moviéndome y succionando su polla. De pronto sus estocadas finalizan. Se cubre con una toalla y nos deja a los dos solos. Me cambio de postura. El se reclina sobre mí. Su miembro entra con facilidad en mi interior, estoy muy lubricada. Y una tras otra las estocadas se suceden, es profundo, intenso, y muy placentero. Gimo para animarle a acelerar el ritmo. Los muslos están tensos, el abdomen contraído, mi mente vuela desde hace un rato. Y de pronto, me libero, estallo en mil pedazos. A él no le queda demasiado, unos hombros después se corre.
Me incorporo y vuelvo a ser consciente de donde estoy. No me ha preocupado en ningún momento estar acompañados o ser observados. Y ahora ya me da igual, el morbo que me ha generado es inimaginable. Cojo mi copa, mi ropa interior y totalmente desnuda me paseo por las instalaciones. Me apetece un bañito. Nos metemos en la piscina a relajarnos un poco, muy juntos, jugando con nuestras bocas. Mientras disfrutamos de las vistas maravillosas de dos parejas follando salvajemente frente a nosotro