ciudad
La sola idea de dejarme llevar en esta situación tiene mis bragas empapadas, una sola foto de tu cuerpo es lo que he visto, no sé como es tu voz, no sé como es tu cara, no sé como es tu boca.Hemos quedado en un hotelito pequeño que siempre me ha encantado, ya no hay luz, se oye el tráfico fuera, se acerca la hora. Como acordamos, me pongo el antifaz y solo la luz de la calle en la habitación. No puedo evitar subir mi vestido, meto la mano entre mis piernas, dentro de mi braga y noto el calor, uhmmmm, ese calor, esa humedad.
Empiezo a acariciarme, sé donde tocar, como hacerlo. Mi corazón empieza a acelerarse, recorrer mis pliegues, meter mi dedo y sentirme tan húmeda, moverlo justo donde todo tiembla, moverlo disfrutando cada segundo, me encanta sentirlo. Bordeo mi clítoris, subo la pierna en la silla que tengo delante.
Sigo frotándome despacio, deseando que llegues, cuando noto una mano en mi pecho, me sobresalto, no te escuche entrar….”buenas noches desconocida”…sonrío, “buenas noches “ te contesto.
-¿me dejas seguir a mi?
Te pegas a mi y retiras tu mano de mi entrepierna para colocarte tu en su lugar.
-¿Quieres que sea yo el que te haga sentir placer ahora?
-¿Que te toque despacio?
Tu voz en mi nuca me susurra, me eriza, me excita.
-Si, quiero sentirte- te contesto.
Apoyo mi cuerpo en el tuyo y tu mano empieza a hacerme sentir, siento tus dedos recorriéndome, entrando dentro de mi, moviéndose, tu lengua recorriendo mi cuello, mi nuca.
-¿Te gusta así?- me preguntas mientras mi cabeza se apoya en tu hombro dejándome hacer.
No me puedo creer lo cerca que te siento y lo poco que te conozco.
Te mueves sabiendo por nuestras charlas como me gusta, entras dentro de mi, sales y castigas mi clítoris. Siento que mis piernas empiezan a fallar, mi respiración esta acelerada, mis gemidos en tu cuello, donde mi cara se esconde haciendo que tu piel se erice.
Paras de tocarme y tus manos se deslizan hacia arriba por mi cuerpo hasta los tirantes de mi vestido que no dudas en abrir para que se resbale. Tus manos agarran mis pechos con fuerza, ambos entran en el sujetador y sacan mis pezones ya duros por la excitación. Me pellizcas ambos y mi cuerpo se sobresalta.
-Abre las puertas del balcón, quiero que todo el mundo vea como te voy a follar.- Tiemblo excitada, asustada, atrapada por tu voz pero hago lo que me dices.
Avanzo hacia las puertas y las abro de par en par, el cálido aire del verano entra llenándolo todo, moviendo mi pelo, mi vestido, que sigue atrapado en mi cintura, avanzo unos pasos más y me agarro a la barandilla. La ciudad ante mi, los edificios debajo de mis ojos, un mundo de vidas corrientes se desarrolla en estos momentos ajenos a lo que ocurre a pocos metros de ellos.
Noto tus manos en mi cadera, oigo como te arrodillas para deslizar despacio el vestido. Ya en mis pies, siento como mueves mis piernas para sacarlo del suelo, primero haces que levante una pierna, luego la otra. Repites operación con mis bragas, bajan despacio por mis piernas, siento tus dedos acompañándolas.
Mi pecho se mueve por la excitación. No sacas los zapatos, supongo que con los tacones todos tenemos fetiche. Mis pezones desafiando a la ciudad y mis tacones a la tierra.
Tus manos se colocan en mis tobillos y separan mis piernas…suben tus manos y al mismo tiempo, noto como te giras para sentarte con la cabeza entre mis piernas, abres mi coño y noto tu lengua en mi clítoris. Doy gracias por esa barandilla a la que me agarro para no caer, succionas, lames, soplas. Sé me olvida sonde estoy y como estoy, expuesta al mundo, mi placer exhibido a quién quiera mirar.
Tus dedos entran dentro de mi acompañando los movimientos de tu lengua, cierro los ojos, siento la brisa, tu lengua, tus dedos. El mundo entero concentrado en el centro de mis piernas, no hay nada más. Suelto una de mis manos y agarro tu cabeza, la acompaño en tu juego, en tus movimientos.
Mi cuerpo va llegando a su límite, noto esa sensación que llega poco a poco que todo lo invade, no voy a frenarlo, quiero que me arrolle, quiero correrme, necesito dejarlo ir…Sabes que se acerca por que aceleras el ritmo, vuelvo a agarrarme a la barandilla y me corro, lo hago en tu mano, en tu boca y delante de una ciudad entera. Los ruidos de la ciudad esconden mis gemidos, o no?
Te levantas detrás de mi y me dices:
-no te des la vuelta, ahora voy a follarte-
Notó que te alejas, y oigo como rasgas el envoltorio del preservativo, vuelves a acercarte a mi y tu mano pasa el preservativo por mis pezones, noto tu polla dura en mi culo.
-Quieres que te folle?-me preguntas
Mi cabeza asiente como respuesta.
-Dímelo- te oigo susurrarme en le nuca
-Quiero que me folles- te digo en un hilo de voz de lo excitada que estoy, aún notó como las gotas de mi placer recorren las piernas.
-Pídelo más alto- me dices
El rubor, la tensión, la incertidumbre por ser escuchada hace que dude pero finalmente lo hago.
-Fóllame- digo más segura
-Más alto-repites
-Fóllame por favor- grito justo cuando me doy cuenta de que en frente hay una sombra que observa, la luz está detrás de su cuerpo pero veo en su perfil una erección.
Sin dudarlo tú me abres las nalgas y buscas la entrada de mi vagina para penetrarme, el aire sale de mis pulmones y me entrego a ti, te dejo follarme fuerte, rápido, mientras te pido más.
La figurase masturba viendo como soy penetrada, como las manos de mi desconocido agarran mis pechos, pellizcan mis pezones. Estoy tan excitada que mis fluidos lo invaden todo.
Sigues follándome con ganas acumuladas de decenas de masturbaciones acompañadas de palabras y no de piel, por ganas creadas en el tiempo contándonos otros amantes, otras experiencias.
-Quiero que vuelvas a correrte y que el te vea, que te vea entregada a mi, al placer- te oigo decir a mi espalda.
El morbo no puede ser mayor, la situación es placer por todas partes, me dejo arrastrar, te siento entrando y saliendo de mi, no quiero que pares, quiero que sigas hasta que mis piernas quieran rendirse.
Agarras mis caderas para hacer con mi cuerpo lo que necesites, está vez para tu placer y lo haces, me usas, es tuyo, quiero oírte gemir, quiero oír como te corres, como gritas tb tu placer a la ciudad.
Y lo haces, lo haces justo cuando mi cuerpo tiembla, cuando las paredes de mi vagina se contraen atrapándote dentro de mi para que tu orgasmo sea más intenso, nuestro orgasmo público, un orgasmos de tres.
Me agarras del pelo para atraparme, para poseerme en tus últimas embestidas y gritas, gritas mientras vuelvo a correrme contigo dentro de mi, gritas mientras la figura se agarra al cristal de su casa. Gritas hasta que no queda una gota dentro de ti.
Y sé que te irás y seguiré sin saber de quién es mi orgasmo público. Y quizá nos crucemos mañana y nos reconozcamos por el olor de nuestro sexo sin cara