CARTA A LILITH
Amiga mía, por fin encontré el amor. Después de tantas noches tras épocas de lujuria, satén y alcobas, ayer conocí mi media naranja. Es posible que fuera el destino, son muchos años vagando por este mundo y al fin encontré lo anhelado por tantos humanos. Te relatan mil veces entre las sábanas como es el amor de sus vidas, o tal vez como desean encontrarlo. Ya no envidio a nadie, me salté ese pecado pero no me delates amiga. El candor de mis mejillas es fiel reflejo de la libido que por esta vez no robé. Es tan hermoso mi amor…su calva casi esférica no me recuerda más que la virilidad certera que transmite en el lecho. Tan sólo hace una horas que nos fundimos en comunión ¡dios que cuerpo! como gozo con tal blasfemia entre nos. Somos tradicionales los dos en eso del arte de la pasión, yo abajo y el arriba. Eso que llaman “el misionero” nada más lejos…diría yo obediencia al estigio, instrucciones ancestrales que asumimos con placer.El caso querida Lilith, es que tengo una duda existencialista con esto de enamorarme de un íncubo. Te lo pregunto como súcubos que somos, no sé quién roba la energía sexual a quién. Es un círculo vicioso… y eso, posiblemente es lo que más me motiva.