BlackWoman in Tokio & WhiteWoman in Cuenca
Llevaba unos días de viaje de trabajo en la fábrica de Böblingen, y estaba cenando en el hotel con una compañera de Tokio, que era negra, a ella le gustaba que la llamaran “la negra de HP Tokio”. Nació en Tokio, de madre somalí y padre japonés, pero no heredó nada del padre, era un espejo de la madre, y la madre era familia de la famosa Campbell, con eso está todo dicho.Empezó a sonar Woman in Tokio de Deep Purple, un tema favorito de los míos, ella dijo: me gusta este tema, siempre lo asocio conmigo, y lo retitulo “Blackwoman in Tokio”. Nos reímos.
Entonces me acordé, de que tengo una amiga “muy blanca”, y de rasgos muy blancos, es decir, rubia de pelo largo, y ojos verde intenso. Pero no es de Tokio, es de Cuenca, y me sonreí pensando en el nuevo título del tema: “Whitewoman in Cuenca”, y que podrían haberlo compuesto igualmente Deep Purple, si hubieran actuado allí.
Después empezó a sonar Black or White de Michael Jackson, otro temazo.
Me despedí de “la negra de HP Tokio”, y de camino a mi habitación, pensando en la coincidencia de los temas, me acordé de la deuda que tengo con mi amiga “la blanca de Cuenca”. Así que me puse a escribirle mi respuesta.
Ella
Me escondo para observar a mi "amigo" un poco más... Es tan sexy, elegante, morboso.
La camarera llega para retirarle el café vacío y preguntar si quiere algo más. Pero....se apoya en la mesa y se toca el escote con "intención", está coqueteando descaradamente. Algo en mi interior explota. Argggggg! Mi primera intención es ir y tirarle de los pelos. Pero espero la reacción de Alan. Habla con ella manteniendo la distancia y sin perder la sonrisa, pero declina su invitación.
Uuuuffffff, qué alivio siento! Me pongo en marcha hacia él y cuándo estoy pasando a la terraza veo que está hablando con dos mujeres, que se hallaban sentadas en la mesa contigua. Veo cómo se levanta, les da un beso cortés en la mano a cada una y se van.
Entonces nuestras miradas se encuentran. Diossssss es tan atractivo! Viene hacia mí, me rodea la cintura con un brazo y con la otra mano me coge la mejilla, y me besa apasionadamente. Mis brazos rodean su cuello y le devuelvo el beso. El segundo mejor beso de mi vida, después del primer beso de adolescente.
Por fin nos despegamos, me invita a sentarme a su lado. Esos ojos penetrantes me tienen hechizada. Esa voz melodiosa me hipnotiza. Esa personalidad arrolladora me acaba de pasar por encima.
¿Dónde quedó mi "verborrea"? ¿Dónde mi desparpajo? ¿Dónde mi seguridad? Por fin atino articular palabra y pregunto cómo ha ido el viaje. Jajajajajajajajaja seré "mema".
Alan sonríe y me coge la mano, la besa, abriendo un poco los labios, los apoya en el dorso de la mano y antes de separarse de ella, saca la lengua y me da un pequeño "toque". Todo sin apartar sus ojos de los míos. Mmmm, este hombre me "mata".
Sin soltarnos de la mano, nos dirigimos a la recepción del hotel, dónde hay una guapa y joven "chica" que lo saluda por su nombre. Él la ignora por completo; sigue perdido en mis ojos y yo en los suyos.
Cogemos el ascensor, que nos lleva a la última planta. En cuánto se cierran las puertas vuelve a besarme como sólo él sabe hacerlo. Posa sus labios sobre los míos, los humedece, los acopla perfectamente y ladea la cabeza. Entonces introduce la punta de la lengua en mi boca, esperando la mía y que comiencen a "danzar" en nuestras bocas. Antes de separarnos, retira su lengua despacito, lame mis labios y termina con un ligero mordisco en mi labio inferior. Es su "sello personal".
Ya en la suite, prepara dos copas de Macallan con dos cubitos de hielo. No me gusta el whisky, pero me tiene totalmente absorbido el seso.
Me conduce a la habitación. La cama es enorme y de cada una de sus esquinas cuelgan pañuelos de seda rojos. Un escalofrío recorre mi espalda. Me bebo de un trago el whisky. Alan se acerca a mi oído y susurra, ¡confía en mí! No es una pregunta ni una petición, es una afirmación en toda regla.
Sus manos ágiles se mueven por mi cuerpo. Me desabrocha la blusa y la coloca en el galán de la habitación. Hace lo mismo con mi falda. Me deja delante de él en braga y sujetador (los compré expresamente para la ocasión), da dos vueltas alrededor mío, me mira, me observa, está grabando en su mente cada centímetro de mi piel.
Me tumba despacito sobre la cama y va atando cada una de mis extremidades con los pañuelos.
Él
Me fascina esa melena grande y suave, enmarcando una hermosa boca, y dos esmeraldas, podría ser un cuadro de Leonardo.
Al ver postrado ese cuerpo, esa cara, y esa incitadora mirada, me inclino a la voluptuosidad.
Deslizo las manos sobre su piel, desde los tobillos hasta el cuello, la beso ligeramente en la boca, luego en los ojos, y se los vendo.
Acaricio su cara, bajo por su pecho, haciendo parada en esa preciosa meseta coronada por dos espléndidas montañas. Deshago su unión, dejando al descubierto sus preciosas cimas, y peligrosas pendientes. Decido escalarlas.
Recorro con la lengua sus laderas, tranquila y suavemente, sin prisas, son grandes, muy bonitas, y de un sabor especial.
Con los dedos de una mano le aprieto la coronación de una de las cimas, y con la otra mano recorro por primera vez su frondoso valle, encerrado entre dos extensos muslos. Noto en su centro el surco del comienzo de un espléndido arroyo.
Ella brinca, tensa las ataduras, gime.
Continuo, no ceso de acariciarle los pezones, el clítoris, la vagina, le beso la boca, le chupo la lengua…
Se tensa al máximo, y brinca más, y más…se agarra a los pañuelos con ganas de romperlos, abre más las piernas tirando de los tobillos con frenesí…es una loba en celo.
• ¡¡Por Dios, desátame las manos!!
Se las desato, y con precisa ansiedad, coge los dos pañuelos, los une, me ata la polla y los huevos por la base, y luego se ata ella su cintura. Estamos atados cuerpo a cuerpo, no me dejará escapar sin antes desarmarme.
Me mira con ojos llenos de fuego, y me dice con enérgico susurro:
• ¡Arderás conmigo!
Me aprieta la polla con todas sus fuerzas, y se la introduce directamente en la vagina.
Acto seguido agarra con fuerza los pañuelos y empieza a tirar de ellos, poniéndome los huevos y la polla duros como piedras, y penetrando con rabia en su coño.
Yo le sigo el ritmo, subo las caderas y las dejo caer, ella no para de gemir:
• ¡Alan, mi trofeo! ¡Por fin te tengo entre mis piernas!
• ¡¡Hmmmmmm, hmmmmmmm!!
• ¡¡Diossssss, dame muerfte, diosssssss como me gustaaaaaa!!
• ¡¡Más, más, mássssssssss…!!
No es una leona cualquiera, es “La Leona”, vaya fiera de empujar y apretar.
Con esa fuerte rabia contenida, en uno de esos empujones se soltaron las ataduras de los tobillos, y sin pensarlo media vez, me hizo una tenaza con sus piernas.
• ¡¡Me voy a correr cariño!! ¡Me vas a dejar sin huevossss! ¡Explotooo…!
• ¡¡Hmmmmmmmmmmm, hmmmmmmmmmmm, me voyyyy…!!
• ¡¡Vamos amor, córrete dentro ya!! ¡¡Ya, yaaa, vamossssss…!!
• ¡¡Hmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm, diosssssssssssssssss!!
• ¡Te quiero!
• ¡Te deseo!
• ¡Te adoro!
Tenía razón con "Arderás conmigo...!!!".
Nunca más volví a Böblingen, pero sí a Cuenca.