Sofá
Hace tiempo que tenía ganas de esto. Otro deseo cumplido. No tengo ganas de fuerza, tengo ganas de sentir tu piel, recorrerla despacio, que se pare el tiempo.Nunca pensé que desearía tanto a un hombre casado, es superior a mi, me has generado tantas ganas que ya no puedo si no quererte cerca de mi. Muy cerca.
Miro por la ventana ansiosa, esperando que llegues, no sé como esperar, me revuelvo y no paro quieta, me levanto, me siento, voy a la cocina, veo la tele, vuelvo a mirarme en el espejo, vuelvo a querer cambiarme pero no lo hago. Esta vez no elegí ropa explosiva, ni tacones, nada habitual. Descalza, despeinada, ligeramente maquillada y con un vestido blanco de tirante fino, bordado, sin sujetador, tan solo braga blanca de encaje, esta vez quiero estar preciosa, provocarte, ser sensual, erótica. El moreno ayuda que el blanco sea más llamativo.
Cuantas sensaciones.
Apenas queda luz fuera cuando siento que se abre la puerta, estoy volviendo de la cocina con una copa de vino, entras y tus ojos se clavan en los míos. Te quedas quieto, cierras muy despacio. Fuera llueve, estas empapado, ni siquiera había oído la lluvia.
Me acerco a ti despacio, tus ojos me recorren, dejo la copa de vino en la mesa. Me coloco detrás de ti y quito tu chaqueta, la cuelgo. Agarro la camiseta por la cintura y la subo para quitártela también, me cuesta, esta mojada. Deseaba verte sin ropa, poder acariciarte, tocarte, lamerte. Me pego a ti y me mojas el vestido. Mis manos recorren tu espalda, tus brazos, tus hombros y giran hacia tu pecho. Tus manos sujetan mis manos, las bajas para poder darte la vuelta y quedar frente a mi. Mi cara a la altura de tu pecho, tus manos me sueltan y vas a mi cuello, tu pulgares a mi barbilla. Levantas mi cara, me haces estirar el cuello. Nuestros ojos clavados observándose. Tu pulgar recorre mis labios, me haces abrir la boca. Mis manos en tu cintura, subiendo hacia tu pecho.
Te acercas, despacio, saboreando esa sensación del primer beso, coges con tus dientes mi labio, suave, te separas, me miras y te abalanzas sobre mi boca, ya no hay solo suavidad, hay deseo, necesidad, ansia. Un beso que va aumentando el ritmo, que acelera el pulso, la respiración, deseaba tanto vernos así, comiéndonos, aprieto tu cuerpo hacia mi, quiero fusionarme contigo, aun caen gotas por tu cabeza, no hay pelo para que la absorba, caen por tu cuello, por tu espalda.
Mis pezones están duros por el agua, por el vestido mojado.
Empiezas a andar lento hacia el sofá, te sigo, nuestras bocas no se separan, siguen enredadas en una pelea de saliva, sabes rico, quiero ahogarme en tu boca.
Llegas al sofá, te freno antes de sentarte para desabrocharte el pantalón, con un movimiento ágil de pies las zapatillas salen disparadas…nos reímos…bajo tu pantalón hasta las rodillas y te empujo para que caigas en el sofá. Lo bajo hasta los pies y lo aparto. Sé que debería haber bajado también el calzoncillo pero quiero saborear cada segundo, no quiero que sea rápido.
Abro mis piernas y me subo al sofá con mis piernas a cada lado de tu cuerpo, muy despacio me siento encima de ti y siento tu erección. Me gusta sentir tu deseo, que se te salga por los ojos, que me queme en tus dedos. Tus manos entran por debajo de mi vestido y agarra mis nalgas, se meten por dentro de mi braga para sentir la piel de mi culo, sigues subiendo por mi espalda, muy lento, mientras tus ojos se clavan en mi cara, y disfrutan con la expresión de mi boca, de mis ojos al contacto de tus manos, disfrutas viendo como mis pezones quieren romper el vestido hacia tu boca, la acercas y tu aliento atraviesa la tela, es caliente. Te beso mientras mis manos acarician tu cabeza, tu nuca, saboreamos cada beso, cada contacto.
El tirante de mi vestido resbala y dejo que el otro también lo haga. Se desliza con todos el tiempo del mundo y tu ¡s ojos acompañan su movimiento sabiendo que pronto mis pechos serán devorados por tu boca, tu lengua, atrapados con tus manos. Justo cuando llega a la línea de mis pezones se para y sonríes como si el vestido te la estuviera jugando por lo que tus manos lo bajan de golpe haciendo que mis tetas se muevan bruscamente al quedarse sin protección y no lo dudas, agarras ambos pechos con tus manos y te lanzas a por el derecho. Siento tu lengua rodeando la punta de mi pezón, una corriente cruza toda mi piel directamente lanzando un estimulo directo a mi clítoris. Tu boca salta al otro pecho mientras dejas mi pezón atrapado entre tus dedos en un leve pellizco. Mi cadera se mueve encima de tu erección, como cuando dos adolescentes empiezan a jugar. Me siento húmeda, humedad de agua que traes de fuera, húmeda por la saliva que dejas en mis pezones, húmeda por la excitación que siento en el interior de mis bragas.
Solo la luz de la tele nos ilumina, recojo mi pelo en una coleta y me levanto del sofá. Abro tus piernas metiendo las mías entre ellas y me arrodillo delante de ti. Mis manos recorren tu cuerpo, desde las rodillas van avanzando hacia tus bóxer…te miro…te agitas…llego a tu pene y despacio lo recorro con los dedos…estás deseando esto…tu calzoncillo esta húmedo…lo bajo y tu mano va directo a mi nuca, a mi coleta, acompañas el camino de mi cabeza hacia ti, te hago de rabiar y me resisto…”No me provoques, no me tortures más, quiero sentir tu boca” Cojo tu polla con la mano y me la meto en la boca y de golpe sale el aire de tus pulmones, y empiezo a chupártela como una niña que se come el primer helado del verano, saboreándola, lamiendo los lados, que no se escape ninguna gota, quiero comérmela toda, la rodeo, la absorbo, la meto profundo en mi boca, una y otra vez.
Dejas caer tu cabeza en el sofá y me dejas hacer, noto el movimiento de tu cadera acompañando mi boca, cada vez un poquito más dentro, me encanta sentirte así, entregado a mi, eres mío en este momento, no existe nada más, nadie más…Saco tu polla de mi boca y te lamo de arriba abajo, la ingles, debajo de tus pene, la piel de tus huevos, y vuelvo a chupártela pero esta vez rápido y fuerte, de golpe tiras de mi coleta y sacas la polla. “voy a correrme si sigues”….no sigo. Te beso feroz, estoy muy mojada. Me levanto y me pongo delante de ti, apoyo mi rodilla en mi piernas y lo tienes claro, entras con tu mano por mi pierna, lento…que sienta tus dedos recorriendo mi piel, deseando tener tus dedos dentro de mi.
Llegas a la parte mojada de mis bragas y la apartas, sonríes al notar que estoy empapada. Empiezas a mover tu pulgar encima de mi clítoris, mis manos en tus hombros. El movimiento de tu dedos empieza a hacerme gemir cada vez más, como me gusta que me masturben, me gusta empaparme, que baje por mis piernas mi excitación…”quítate el vestido”, me ordenas. Inmediatamente lo hago y lo tiro al suelo. Tu mano coge uno de mis pezones y tira de el, tu dedos entras dentro de mi en un movimiento que parece que quiera atraerme a ti cada vez más, empiezas a moverte más rápido, ahí, justo en ese punto, no puedo con este placer, me agarro a ti para no caerme, abro más mis piernas, empieza a dominarme la necesidad de ser follada por ti, de que me penetres, tus manos me estás volviendo loca. En ese momento me haces levantar la pierna y poner el pie sobre tu rodilla dejando mi coño a la altura de tu boca y tu lengua lo alcanza inmediatamente…uffff….te araño la nuca, me lames, das vuelta, me succionas, vuelves a lamerme y metes tus dedos dentro de mi, tu lengua y tus dedos me follan, me fascina la sensación que recorre mi cuerpo, ese placer, esas sensación, ese escalofrío, me devoras, me hules, me saboreas, “que ganas tenías de saborearte”, me dices. Me da vueltas la cabeza, te pido que sigas, por favor, que no pares, quiero correrme en tu mano, suena húmedo, cada vez más, agarro tu cabeza, te acompaño.
Paras y me bajas las bragas. Te agachas, coges un condón del bolsillo de tu pantalón, te reclinas sobre el sofá y te lo pones. “ven aquí” es lo siguiente que oigo. Vuelvo a la postura anterior, abro mis piernas, las coloco a los lados de tu cuerpo, sujetas tu polla dura debajo de mi y bajo para metérmela poco a poco. Me entra suave, entera, sin paradas. Nos sale un gemido a ambos, tanto tiempo deseando ser tuya, y que fueras mío. Muevo mi culo hacia atrás para sacarla lo justo y vuelvo hacia a ti para que me entre de nuevo, mis tetas provocándote, y lanzas tu lengua a su búsqueda, me agarras para que no escapen de ti pero mi cadera sigue el ritmo. Me agarro al sofás a los lados de tu cabeza y sigo follándote, metiéndomela una y otra vez, sin parar. Cada penetración me eriza la piel, cada vez te siento más dentro.
Tus manos en mi cadera y frenan mi movimiento. Haces que tu polla salga de mi y me echas para atrás para que me levante, te miro, sonríes.
“¿Recuerdas cuando te dije que me vengaría de tanta tortura? ¿de tanta tentación?, Recuerdas cuando te dije que disfrutarías mientras te someto?”…A mi cabeza viene esa palabra, someterme. Uffff.
Te levantas, te pones detrás de mi, coges mi coleta con una mano y con la otra me das un azote que despierta todos mis nervios.
“De rodillas”, ordenas. Sonrío y obedezco. Estoy delante del sofá. Con tus pies abres mis piernas y te pones de rodillas detrás de mi. Vuelves a masturbarme mientras tiras de mi pelo, esta vez ya no es suave, es feroz. Me quieres perdiendo la cabeza, gimo con fuerza, si sigues así me voy a correr en menos de un minuto, pasas de moverte encima de mi clítoris a meter tus dedos dentro de mi cuando me empujas hacia delante apoyando mi cuerpo en el sofá con mi cara de lado. Sujetas mis manos detrás a la altura de mi culo y metes un dedo en mi ano, tus dedos me penetran en ambos sitios, quiero sentirte en todas partes.
Me estimulas para que se abra a ti mi cuerpo y mi mente, me dejo, necesito sentirlo todo de ti. Tu polla se prepara para meterse dentro de mi pero esta parte no va a ser tan fácil, usas mi humedad para empaparme entera y poco a poco tu polla resbala hacia dentro en mi culo. Poco a poco, poco a poco. “Quiero follarte entera”, te oigo decir y ya no hay resistencia de mi cuerpo, los juguetes ya estaban preparándome para ti. Tu polla ya está dentro de mi y empiezas a follarme una y otra vez. Te encanta y me los dices, me los susurras, me susurras tu deseo, tus ganas. Me follas, me gusta esta sensación nueva para mi, me gusta mucho, siempre quise sentirlo. Sé que no vas a tardar mucho en correrte, aceleras el ritmo pero sigues siendo suave, no me follas duro, no quieres hacerme daño, me gusta sentirte así.
Paras dentro de mi, te tumbas encima mío y tu mano rodea mi pierna para acceder a mi clítoris y empiezas a estimularlo sin piedad. Mi respiración ya no puede ser más acelerada, empiezo a sentir esas contracciones que avisan a mi cerebro que el orgasmo es inminente. Te lo digo y lo notas en tus dedos. Sigues masturbándome y vuelves a recuperar el movimiento de follarme, tumbado sobre mi entras y sales y ya no aguanto más, mi boca se abre para gritar el orgasmo que me invade y tus embestidas esta vez si son más fuertes intensificando mi sensación, agarras mi coleta apara acceder a mi cuello, a mi oído y me dices que te vas a correr. Te corres gimiéndome al oído, erizando toda mi piel, acompañando mis propias convulsiones.
“Te dije que íbamos a disfrutarlo”, me dices mientras me besas la línea de la columna. Y sé que sonríes.