Playa

Es prohibido, va en contra de lo que soy, de lo que siempre creí, pero cuando me domina la loba no hay creencias que se mantengan, tan solo el deseo importa, lo abarca todo, me llena.
Siempre tonteamos por la app, un poco más caliente cada día, un par de fotos y ambos conscientes de que tu momento, tu situación no era la mejor para cruzarme en tu camino, pero aún así, allí estábamos. En ese juego mutuo de conocernos, tentarnos, reírnos…tan erótica y sensual la risa.
Sé que al llegar a esta ciudad nuestros mundo pasan a estar tan cerca que casi podemos olernos, la piel se me eriza de saber que estamos a escasos kms.
Una proposición…un día, una hora, un lugar, una playa.
Salgo de casa, son las 8 de la tarde, en casa un “voy a comprar” y salgo con el coche, me tiemblan las piernas.
Tú elegiste la playa, yo el momento. Llego y aparco. Bajo del coche apenas con la llave del coche, una toalla y lo que llevo puesto. Bikini, toalla, chanclas. Y llena de deseo, de incertidumbre, de excitación.
No puedo creerme que esto vaya a pasar, hace unos días que no hablamos y lejos de mitigar esta sensación ahora está amplificada a todos los niveles y abarca todos los sentidos.
Dejo todas las cosas en la orilla, una roca será la cómplice de lo que ocurra. Entró en el agua…me fascina el agua helada de nuestra tierra, es renovador, me excita el contraste de mi piel ardiendo y el frío que me rodea.
Sé que no debo darme la vuelta, reconocerás mi figura en el agua, sobre todo por el tatuaje…”mía…”…me zambullo en una ola, me dejo llevar, salgo del agua ya empapada por completo, retiro mi pelo de la espalda y lo dejo caer por mi pecho. Me quedo quieta, miro el oleaje, me dejo arrastrar, cuando siento tu cuerpo pegado a mi, mi corazón se acelera a un ritmo que no sé si lo podrás oír. Te quedas completamente pegado a mi, tu mano se apoya encima de mi corazón y tu boca abierta apresa mi cuello, mi cabeza se apoya en ti, sigo mirando el oleaje mientras tu boca hace que me olvide del ambiente helado de mi alrededor.
“Me esperabas??”
Como puede arder tu mano en mi piel, deseaba tanto tenerte tan cerca, sentirte mío, no pensar en nada más que en ese momento nuestro, único.
Tu mano deja mi corazón para rozar mi bikini, mi pezón duro, no sé si por el frío, por tu mano… Mi respiración se acelera, deseo besarte más que nada, llevo tanto esperando… pero lo alargo, sé que ese momento va a ser increíble…te dejo jugar conmigo. Tu otra mano empieza a bordear la parte baja del bikini y un dedo atrevido entra para rozar por dentro la línea de mi bikini, casi no siento las olas que nos mecen en ese momento. Tu boca sigue saboreando la sal en mi piel, en el hombro, notó tu lengua despacio.
“Date la vuela”
Por primera vez nuestros ojos se encuentran y mi cuerpo acaba de encenderse, tus manos en mi cadera y las mías agarran tu mandíbula…Disfrutamos ese momento, mirándonos, tan juntos que no hay agua entre nosotros, ni siquiera aire, mi pulgar recorre tus labios y me acerco, lo suficiente para notar tu aliento, atropellado, excitado pero no para que nuestros labios choquen, aún no, un último segundo antes de que todo se precipite sin poder evitarlo.
Y entonces me agarras del cuello y me devoras, ya no hay vuelta atrás, es un beso con sabor a sal, lleno de gotas que resbalan por nuestra cara, en un beso intenso, disfrutando de los labios, de las lenguas, de las respiraciones. Un beso con ganas de meses, con miedos acumulados, un beso que todo lo domina. Ya no hay vuelta atrás, un calambre recorre mi cuerpo completo y sé que el tuyo también, me lo dice esa parte que no puede engañar, que se siente abajo, dura, deseando hacerme suya. Me agarro a tu espalda, fuerte, no queriendo separarme, tu me agarras del pelo, con fuerza, para que no pueda alejarme ni un centímetro. Poco a poco me sacas del agua hasta la orilla, casi no queda gente en la playa, o está llena, no soy capaz de sentir nada que no seas tú. Noto como tu cuerpo me hace acompañarlo hasta la orilla, tu te has sentado y tus manos abren mis piernas para que me siente encima de ti hasta ponerme casi de rodillas, te noto duro, tremendamente duro, pero esperas, quieres sentirme con tus manos antes de meterte dentro de mi. Con tu mano derecha entras debajo de la braga del bikini y notas que estoy húmeda, pero esta humedad no es agua de mar, sacas la mano y la chupas, para confirmar lo que haces conmigo. Ríes con esa sonrisa que imaginaba que me iba a volver loca y sin esperar nada más vuelves a meter tu mano para excitarme, para darme placer, las olas en nuestras piernas, tu mano en lo más profundo de mi, mi espalda se arquea, mi cuerpo empapado, el pelo pegado a mi espalda y tu mano volviéndome loca. No quiero que pares, es todo tan intenso. Me acerco a ti de nuevo y disfruto tu boca y tu de la mía, quieres sentirme más y te digo…”Quiero tenerte dentro de mi”…Apoyas tus manos en la arena y me dices “Bájamelo!”. Clavo mis rodillas en la arena para dejar que tu cadera se separe de la arena y agarro tu bañador, deslizándolo lo justo para que tu polla quede fuera rodeada de las olas que llegan en sus últimos momentos…apoyo las rodillas y despacio, muy despacio me coloco justo encima de ti para que apartes mi braga a un lado y dejo que mi caída te deje entrar de un solo movimiento dentro de mi, gimes, gimo contigo, nos abrazamos, apenas es imperceptible el movimiento de mi cadera dejando entrar y salir tu pene de mi, una y otra vez, apenas resbalo por tus piernas hacia tras para volver a ti, nuestros cuerpos no se separan, nuestras bocas tampoco. Es suave, es intenso, lo deseaba tanto que disfruto cada segundo. El roce hace que mi clítoris también se estimule con tu polla cada vez que me acerco a ti, no hay sensación mejor, es embriagador. Me susurras al oído que te vas a correr, un calambre recorre mi cuerpo entero y te digo que quiero correrme contigo, me muevo más rápido, estimulándonos cada vez más cuando te pegas a mi boca para correrte y decirme “¡córrete, quiero sentirte temblando!”. Y con las frentes juntas ambos nos dejamos ir, rodeados de mar y arena, nos arañamos intentado dejar una señal de lo que nos ha pasado. Y se calma, todo se calma, te beso queriendo dejarte huella, me lo devuelves.
Me levanto despacio, me doy la vuelta y de cabeza entro en el mar, cuando emerjo, veo tu espalda a lo lejos. Quizá otro día, quizá otro momento…