El encuentro
El aviso por megafonía de la llegada del tren de las 9 hizo que se acercara la hora de conocerse. Entre el tumulto y el ensordecedor vaivén de pasajeros y avisos en los altavoces de otras salidas en los andenes colindantes, aparecieron la pareja que el chico tanto ansiaba conocer, que bajaban del vagón en el cual viajaron. La sonrisa cómplice de los tres era el precedente de todo lo que iba a deparar ese fin de semana. Se acercaron ambos hacia el, ella vestía atractiva con camisa y falda, el pelo suelto y sus ojos brillaban en la lejanía como dos luceros al alba. Su marido en pantalones y camiseta portaba el equipaje y alegre por la llegada fue el primero en saludarlo.Marido: Hola, por fin nos conocemos, después de tanto tiempo hablando y chateando.
Chico: Muy buenas pareja, ¿Cómo os fue el viajes? si al fin, ya tenia ganas de este momento.
Ella: ¿Que tal? Muy bien, ha sido un largo viaje en tren pero merece la pena venir de vacaciones hasta aquí…
Un silencio mientras las miradas eran las protagonistas, que se iban devorando entre sí, hacían las veces de entrantes de una gran comida gourmet que lentamente se había cocinado durante unos meses, donde los protagonistas se conocieron chateando y por videollamadas, en las cuales, había fraguado una morbosa amistad
Se fueron hacia un bar que se encontraba cerca del hotel donde la pareja había reservado habitación por dos días. Entre copas que aprovecharon para conocerse mejor, la confabulación que se había forjado durante los últimos meses se notaba y las manos deseosos pronto se dejaron notar. Entre secretos y confesiones que lo hacían entre susurros, acercamientos estudiados, roces casuales algo forzados y deseos ardientes internos, por debajo de la mesa ella empezaba a acariciar y a coger de la mano de su marido y del chico. Un hormigueo recorría las piernas de ella mientras se dejaba querer entre roce y roce, piel con piel, murmullos confesores en los oídos… todo valía para que entre los tres el ambiente subiera y ella que ya imaginaba su feliz final se encontraba como una flor en medio de su jardín más preciado.
Ante la pregunta del marido de “¿nos tomamos una última en la habitación?” las miradas pícaras renacían pero esta vez salían para quedarse. En los escasos metros que separaban el bar del hotel el chico y ella incrementaron su apasionada amistad y su nuevo amigo la rodeo del brazo y los acompaño hasta la puerta de su habitación. La pareja le guiñaron el ojo a él en el umbral de la habitación 302 y accedieron los tres juntos de la mano.
En la habitación la pareja empezó a besarse, unos besos que denotaban la gran pasión y amor que explotaba a raudales, se notaba que era una pareja que se quería y a pesar de que sus cuerpos ya se conocían los besos y las caricias parecían ser como las del primer día, donde ella flotaba ante los seductores piropos que le decía mientras que sus labios se encontraban una y otra vez. Ella alzo su brazo por detrás como queriendo decir al invitado especial que se uniera, el chico entre la excitación y el nerviosismo se acercó por detrás para besarle el cuello y acercar su cuerpo mientras la pareja se comían como si no hubiera un mañana. El sonido de los besos reinaba la habitación. De repente el marido detuvo los besos, se miraron la pareja con insinuaciones cómplices y le da media vuelta a ella, dejando cara a cara con el chico, el marido desabrocha la camisa desde atrás dejándole sus dulces pechos al aire delante de su amigo especial. El chico responde con un imponente beso hacia ella, sus labios no esperaban más y se fundieron en el más ardiente de los morreo como si de una película erótica se tratase. Ella no aguantaba más los impulsos y mientras el chico le lamia sus bellos pechos y el marido le besaba desde atrás , con sus manos desabrochaba el pantalón de su nuevo amigo, entre el tacto de los slips llegó a tener entre sus manos su polla dura y caliente y no dudo en acariciarla tras sacarla para deleitarse de sus vistas. El marido aprovechó esos besos de bienvenida para quitarle la falda a su mujer y a continuación sus braguitas.
Ahora ella se giro para tener a su marido de frente y el chico cambio sus vistas privilegiadas por las mejores de su magnífico culo que lo gozaba en un largo y recreado manoseo apasionado que le hacia mientras su cuerpo medio desnudo buscaba adentrarse en ella. Los tres se fundieron en besos y abrazos hasta que ella impuso las reglas sutilmente al arquear su cuerpo manteniendo firme su culo hacia el chico y empezando a lamer desde cuello hasta su vientre a su marido hasta llegar a metérsela en la boca, el chico no tardo en penetrarla tanto ayudado por los ricos fluidos de ella como de la excitación de ambos de empezar a follar.
La situación era bien morbosa, en la habitación a la vez que los gemidos de ella reinaba también el golpear de la pelvis del chico hacia las nalgas de la chica y el juego de boca de la intensa felación que le estaba haciendo a su hombre armonizada esa bella música celestial. Se iba intercalando con algun cachete por parte de su nuevo amigo y la posesión del marido agarrándose del pelo a ella. Al cabo de los minutos donde los gozos y alaridos de pasión aumentaba ella cambio de postura y con una sonrisa pícara se la metió en la boca mirando al chico, y este disfrutando tanto de los apasionados lametones que recibía como de sus ojazos donde también le devoraba com la mirada mientras su marido disfrutaba de la situación embistiendo desde atrás. Ahora era el chico quien agarraba de su cabello y su marido quien agarraba sus caderas. Antes de que ella consiguiera el orgasmo el chico quiso tener la iniciativa y se puso bocarriba y la hizo sentar en su boca a la chica y el marido se la introdujo en la boca de ella. Ella estaba anestesiado de placer al sentir la lengua jugar con su clítoris y la boca húmeda del chico saborear su precioso y arreglado coño que se había preparado para la ocasión y teniendo la polla de su marido en su boca, le parecía estar en la gloria. El chico agarraba las nalgas con ganas y deseos mientras comía como nunca y ella con la polla de su marido en la boca callaba sus gemidos, y sin poder aguantar más se la sacó para gritar en el orgasmo. A modo de agradecimiento ella se levantó y retrocedió hasta meterse la polla del chico para degustarlo a su antojo con movimientos suaves y arqueos que estremecía su cuerpo. El marido se quedó masturbándose a un lado viendo como su mujer gozaba con su juguete nuevo, con su nuevo amigo, con su nueva polla que ella no perdió oportunidad de poder acapararla para ella. Tras varios minutos degustándola y sintiéndolo dura y penetrante mientras deslizaba por su vagina húmeda llego a tener un segundo orgasmo. Se agacho lo beso tiernamente y se levantó y se fue hacia su marido y con tan solo un “ gracias vida por este viaje “ se sentó encima de él y empezaron a follar como si fuera su primera vez. El chico por detrás se masturbaba y le masajeaba la espalda de ella, la chicas, con una de sus manos de vez en cuando ayudaba a masturbarle pero se centraba en su marido que estaba a punto de correrse. La levantó se puso frente a ella y le lleno sus tiernos pechos. El chico de espectador estaba excitadísimo y se acercó a mirar, en eso que ella lo miró y le dijo “y tu que?” mientras esbozar una dulce y picante sonrisa en su feliz cara. “Yo quiero disfrutarte” le contesto. De un solo movimiento la puso a postura contra la cama, levantó las piernas de la chica y la coloco a medida que el podía penetrarla por detrás mientras ella soltaba un gemido de excitación tras ese sutilmente pero ligero movimiento. Tras rozar sus dedos sobre su rajita aun húmeda introdujo poco a poco su polla dura y caliente dentro de ella, el grito de gozo que ella soltó se pudo escuchar en aquel piso del hotel. El chico empezó a aumentar el ritmo poco a poco, agitando su pelvis para aumentar la penetración más dentro y haciendo movimientos circulares para rozar ambas paredes de su vagina. Ella dejándose hacer movía su melena en círculos con cabeza y el chico que levantó una pierna hacia la cama para catapulta sus embestidas con algo de intensidad, cogió su preciosa melena para poder cabalgar como en las mejores de sus mayores fantasías jamás soñadas. El chasquido de sus nalgas y las caderas del chico se asemejaban a un aplauso sordo. Los gemido de placer de ambos hacían eco en la habitación y la follada aumentaba. Tumbó la cabeza y parte de la espalda de ella contra la cama para poder controlar y gestionar sus empujes, posicionándola de tal forma que ella estaba bajo su sumisión. Sin aguantar mas el chico empezó a contraerse, hecho que aprovechó ella para ponerse frente a él de rodillas y recoger los que suponía que era su premio a una noche especial. El chico eyaculó en su boca entre alaridos sordos y contracciones de espasmos. Se tumbaron en la cama, ella en medio de los dos, los tres desnudos placidos y agotados de tanto placer recibido, ellos le regalaban acaricias en la espalda de ella y las miradas cómplices de los tres hacían predecir que esto era solo el entremés de un gran fin de semana.