Voodoo child a Losingleses76
Los conocí en un crucero por las Bahamas, tendrían unos 50 años, pero de esos bien llevados, para hacer honor a la verdad, muy bien llevados, parecía más bien que unos 40 años.Ella era rubia, pelo corto a lo chico, buena estatura, y cuerpo morboso. A través de la blusa, y la ajustada falda, se intuían unos grandes pechos, buen trasero y buenos muslos.
Él, pelo gris corto, alto y cuerpo bien formado, sin tripa cervecera, ni de ninguna clase. En estado natural de reposo, se le notaba un poco de paquete, buena señal de frescura para cuando tenga que entrar en batalla.
Venían en el grupo de hispanos, pero no lo parecían. Cualquiera los confundía con alemanes o ingleses. De echo solían decir en broma que eran de uno u otro país, en la realidad, él había nacido en Alemania, y luego se vino a España, donde conoció a la “inglesa española”.
A nuestro grupo se unió en España una pareja procedente de Alemania, Steffi y Jose, ya que él era español. Ambos de nuestra edad más o menos.
Yo viajaba solo, a la aventura.
Nuestro lujoso transatlántico no tenía un nombre ñoño, como “Sensaciones”, “Mon amour”, “Mon fleur”, “I love you”; no, el nuestro se llamaba “Voodoo Child”. Todo un presagio de lo que nos esperaba.
Un día el destino nos juntó en la misma mesa a la hora de la cena, mesa de seis, nos presentamos.
• ¡Hola, somos Maite y Fran, ingleses nacionalizados españoles!, ¡Encantados!
• ¡Me llamo Steffi, alemana, y él Jose, español de pura cepa!, ¡Es un placer!
• ¡Yo Toni, español!, ¡Es un placer!
• ¡Como Toni melenas, el terror de las nenas! ¡Ja, ja, jaaa! – soltó José sin esperarlo.
Le sonreímos siguiéndole esta antigua broma, que todos por nuestra edad ya conocíamos.
Durante la cena Steffi se mosquea por algunos detalles de Maite y Fran, y estos acaban descubriendo su broma. Fran reconoce que es alemán, y culpa de su broma a la máquina Enigma, que es quién le dio ese nombre en clave “LosinglesesXL”, las XL podían ellos cambiarlas por el número que quisieran, continúan con la broma, y todos nos reímos. Para este viaje han elegido el 76, o sea, son “Losingleses76”.
Frente a todo pronóstico, noto que Steffi, no se ríe igual de a gusto que los demás – me extraño.
Al cabo de un rato Steffi saca la conversación sobre Enigma, todos los de nuestra edad hemos oído hablar de esa máquina cuando éramos pequeños o jóvenes. Fue la clave del éxito de los mensajes cifrados alemanes en la segunda guerra mundial.
• ¡Perdona Fran que insista, pero me resulta curioso cómo, tú imaginación ha podido unir una cosa tan lejana como Enigma, con vuestra personalidad!
• ¡Pues no tiene más historia que una pura ocurrencia! ¿Hay algún problema con ello o sin querer hemos tocado algo que te molesta? – dice Fran a Steffi.
• ¡No ninguno, era curiosidad morbosa, leí mucho sobre Enigma! ¡Disculpad mi insistencia!
Steffi deja el tema, pero yo la veo con cara de preocupación, no le convencen esas explicaciones. Y la causa de ese interés de Steffi, es otro misterio, otro enigma.
Entramos en conversaciones sensuales como es propio en ese ambiente de paz y amor, como diría un conocido mío. Hablamos de lo que está de moda, el intercambio de parejas, los tríos, cuartetos, etcétera. El clima se calienta en las copas del postre, y Steffi nos invita con cierta provocación, a su camarote de primera clase a tomar una “relajada” copa.
Steffi se quita directamente el vestido quedándose con una preciosa lencería color oro, tiene tipo de surfista debido a la práctica que hace de ese deporte – me recuerda a una de las primeras chicas Bond, que salió con una lencería igual.
Maite hace lo propio, y se queda con un corpiño de muerte, de esos que salen en el Molino Rojo de Paris o el de Las Vegas.
Jose de un par de tirones se queda con sus boxer, y su tripa cervecera por encima.
Fran se quita su ropa, y también se queda con sus boxer, pero Fran tiene un señor tipo.
Yo me quedo con mi pantalón, no llevo nada debajo, todos se ríen y me animan a quitármelo, pero todavía no.
El ambiente se caldea, las chicas se ponen a bailar, los hombres a beber, a aplaudirlas, de vez en cuando salen a dar cuatro pasos y vuelta al sofá.
Steffi entre vuelta y vuelta, va preguntando a cada uno qué postura le gusta, cuál es su fantasía, etcétera.
Maite le dice que de postura el perrito, y de fantasía, una especie de bacanal, en una de las playas hacia las que nos dirigimos. Que seguro que nunca más en su vida tendrán una oportunidad así.
Fran dice que el misionero, y que se apunta a la bacanal.
Y yo digo que me apunto a un bombardeo sin casco, o sea, a cualquier lio.
Jose no dice nada, está medio grogui del alcohol. En una de esas, se levanta a bailar con las chicas, se pone frente a Maite y le dice:
• ¡Qué rica estásssss, que culooo y que tetassss debes tener! ¡Me las comeríaaaa…!
Y en la euforia tropieza, se agarra a Maite, con la mala suerte -o buena suerte-, que le deja al aire las tetas -nunca supimos si fue casualidad o no.
Sus tetas son grandes y perfectas, con unos buenos pezones, y su aureola son como dos grandes y sabrosas galletas del mejor chocolate suizo. Sólo verles las tetas, es motivo de un señor empalme. Mi polla se endureció como granito.
Todos se rieron, y Maite continuó bailando con sus preciosas tetas al aire. Y yo notando como iba mojando mi pantalón.
Steffi había desaparecido. Al cabo de un rato aparece, y nos dice:
• ¡Chicos tengo que daros una mala noticia, y una buena noticia!, empiezo por la mala.
• ¡La fiesta de esta noche se ha terminado, cada uno a su camarote a descansar!
• ¿Por qué?, por la buena noticia, me explico.
• ¡¡¡He contratado una bacanal para satisfacer la fantasía de Maite!!!
• ¡¡¡Biieennnnnnnnnnnn!!! – gritamos todos.
• ¡Pues ale a descansar, que es mañana por la noche la bacanal!
Al día siguiente llegamos a las Bahamas, desembarcamos y a los de primera clase nos llevan a unos bungalows parecidos a nuestros camarotes del barco, espléndidos y acogedores, en una zona evidentemente paradisiaca.
Después de preparar cada uno sus cosas, quedamos frente a los bungalows, en “nuestra playa particular”, donde estamos evidentemente desnudos.
Jose y Maite están en el agua jugando, de vez en cuando veo que se abraza a Jose, y se besan con muchas ganas.
Jose la levanta sujetándola por el culo, y le besa y muerde las tetas.
Fran está tumbado debajo de una palmera, riéndose con una deslumbrante mulata, que mientras que ella agachada le sirve un Mai Tai, él está tocándole las tetas; ella se ríe, y dándose la vuelta le ofrece el culo – Fran aprovecha la ocasión.
Yo estoy leyendo a la sombra y observando. Veo salir del bungalow de Steffi a un par de negros y un blanco, muy raros, de esos que por un lado no te inspiran confianza, y por otro lado curiosidad morbosa.
Steffi viene a la playa y nos comunica que ha organizado una cena muy especial para nosotros, en una playa muy especial. Nos dice que llevemos ropa informal, y se sonríe maliciosamente. Asocio eso con sus extraños visitantes, y me intranquiliza un poco.
Al caer la noche vienen esos mismos hombres con una barcaza a recogernos a pie de los bungalows.
Después de varios minutos navegando a la luz de la Luna, llegamos a una cala escondida e íntima.
Se ve una hoguera y varias personas a su alrededor.
Para no mojarnos nos desembarcan en brazos unos fornidos negros.
Como suele decirse, nos dan tapa rabos, tapa coños y tapa tetas, y se llevan nuestras ropas. Nos ponen unos collares floreados, preciosos, y colgando de ellos una especie de tacita de madera en forma de cucharon.
Vemos hombres y mujeres de raza blanca y negra, van vestidos igualmente con taparrabos, los de ellas son cortísimos, cubriendo prácticamente solo el pubis y los pezones, los de ellos solo cubren la parte delantera, y son un poco más largos, seguro que es para cubrir las enormes pollas que deben tener.
Todos, ellas y ellos, tienen unos cuerpos impresionantes, unos muslos y glúteos de atletas olímpicos, unos vientres y pechos de gimnastas, y las caras van cubiertas con disfraces.
Esa visión acompañada de la Luna, y de las luces y sombras desprendidas por la hoguera, te revuelve el espíritu y el cuerpo, tengas la edad que tengas. Creo que nadie, ni el más religioso, sería capaz de abstraerse de esta imagen.
De entre las sombras aparecen especialmente vestidos, los que deben ser el hechicero, y la hechicera. Estos son maduros, deben tener una edad cercana a la nuestra, pero tienen unos cuerpos que hablan de tener la mitad de esos años.
• ¡Vaya sementales ¿eh?! - Steffi le dice a Maite.
• ¡¡ Madre mía, nunca ví tantos juntos, nos vamos a poner las botas ¿no? ¿o sólo hemos venido a cenar?!!
• ¡¡ Te vas a poner hasta el culo de todo…ja, jaa, jaaa !!
Habría unas veinte figuras bailando alrededor de la hoguera. Unas cuatro o cinco atendiendo a la carne que se estaba asando, y a una olla que contenía una bebida oscura.
Para mi sorpresa, de fondo suena el tema de Voodoo child de mis queridos Jimi Hendrix y Stevie Ray, los tambores africanos acompañan al tema, – se está cumpliendo la premonición del nombre del barco.
Nos sientan en el suelo sobre unos asientos de piel, cerca de las palmeras cercanas a la hoguera, Maite y Steffi juntas, Fran y Jose juntos, y yo en un extremo. Tenemos una visión perfecta de toda la hoguera y alrededores, mirando a la bahía, y con la Luna de fondo.
No dejo de observar la cara de Steffi, me tiene muy preocupado.
Comimos de maravilla, sin saber que era esa carne. Y bebimos más que comimos, como siempre en estas situaciones.
Noto cierto interés en que bebamos más de la cuenta de esa pócima oscura de la olla, yo la dejo resbalar por mi barbilla disimuladamente. Además, en mí no se fija prácticamente nadie.
Fran y Jose están como abducidos por la bebida y el ambiente.
Empieza a sonar Black Night, pieza magistral y agresiva de Deep Purple, - esto pinta de maravilla – pienso.
Pasados unos pocos minutos, paran la música, y empiezan los tambores.
Nota. En este punto del relato quien quiera puede poner los tambores africanos de fondo, y la lectura se sentirá de otra forma.
Dos mulatas y dos blancas se ponen frente a ellos a bailar con sensualidad avasalladora.
Se acercan poco a poco, ellos están bailando en sus asientos.
• ¡Olé mis jacas! – dice Jose que para eso es hombre de campo.
Jose no dejaba de beber, haciendo honor a su tripita cervecera.
• ¡Mein Gott, que hembras! – decía Fran.
Una mulata y una blanca se fueron con Jose y las otras con Fran.
• ¡¡ E faariro matou ia outou makiu !! – gritaban ellas a Jose.
• ¿Qué dicen estas yeguas? – preguntaba Jose a las palmeras y sin dejar de beber.
• ¡¡Qué te vamos a follar gordito!! – le espetó Steffi
• ¡Pues ya están tardando! – y tal como lo dijo, las dos se le pusieron encima.
Lo tumbaron boca arriba, la mulata le puso el coño en plena cara, y la blanca le absorbió de una sola vez su corta, pero bien gorda polla.
• ¡¡ E faariro matou ia outou makiu !! – gritaba la mulata.
• ¡¡ E faariro matou ia outou makiu !!
• ¡¡ E faariro matou ia outou makiu !!
• ¡Diosss que manera de mamarrrr!! – gritaba Jose.
En su locura, le lamía y mordía el coño a la mulata.
• ¡¡Joderrr que coño más rico tienen estas mulatas!!
• ¡¡Tú no morderrr!! – gritaba la mulata al tiempo que le daba un par de hostias bien dadas.
La otra le daba fuertes mamadas con mordiscos.
• ¡¡Me corrooo, no puedo más, cacho zorrasss, me vais a matar!! – ese lenguaje era normal en Jose.
Se corrió y se quedó absolutamente frito.
Las cuatro hembras se fueron a por Fran.
• ¡Hola blanquito, a ti te vamos a follar biennn...! – Fran es muy blanco de piel.
• ¡Chicas mirad que polla blanca tan rica, que grandecita, recta y gordita…! – dijo una quitándole el taparrabos.
• Nos han dicho que te gusta ir de misionero, pues no te preocupes, nos vas a bautizar a dos de nosotras.
Una mulata y una blanca se tumbaron boca arriba, una al lado de la otra, y colocaron encima de la mulata a Fran, mientras tanto, la otra le acariciaba por todas partes. De las otras dos una le lamía y mordía el culo, y la otra en pie le puso su coño en la cara.
Fran tenía su polla como un auténtico tubo de acero, no se lo pensó dos veces, y se la metió a la mulata.
• ¡Mmmmmmmm, que coño más caliente y suaveeee, mmmmmm!
• ¡Así me gusta mi amor, dame, dame, venga dale ritmo mí amor! – le pedía la mulata.
Fran no paraba de embolar, y chupar el coño de la que estaba de pie frente a él. De vez en cuando pasaba Steffi y le echaba al coño de ella de esa bebida oscura. Fran la absorbía junto con los jugos vaginales de ella, y cada vez estaba más ido.
Una de las veces Steffi le inquirió al oído:
• ¿Has trabajado en Alemania para Enigma?
• ¡Nooo!, ¡Me trajeron a España con 10 años! ¡Joder la que te ha dado con eso!
Steffi hizo un gesto a las chicas, y emprendieron un rápido ritmo con Fran.
La del culo le daba unos mordiscos tremendos, que le hacían clavar con más fuerza su polla en la mulata.
La de abajo movía como una diabla sus caderas hacia Fran y al suelo, le complementaba en el empuje.
Fran estaba para morir.
• ¡Mmmmmmmmmmm, diossss, mmmmmmmmmmmm! – gemía Fran.
• ¡Te voy a comer el coñoooo! – gritaba a la que tenía en frente.
Ésta le cogía la cabeza y se la hundía en la vulva dejándole sin respiración.
• ¡Cómemelooo corassonnn!
La del culo lo agarró por la espalda como una lapa, abrazándole por el pecho, besándole y mordiéndole el cuello y la oreja.
• ¡Vamos a empujar juntos mi amorrrr!
Fran estaba metido entre las dos hembras, un sándwich total. Empujaba con todas sus fuerzas.
• ¡Dios mio no puedo másss!
• ¡Mmmm, mmmmmmmm, mmmmmmmmmmmmmmmm!
• ¡Me voy, me voy, mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm!
• ¡Y yoooo blanquito míooo, empuja, empuja hasta el fondo! ¡Yijaaaaaaaaaa!
Eyaculó hasta el primer biberón, desmayándose entre ellas dos.
Los tambores pararon. (Parar la música).
Steffi sonrió, y a su señal empezó otro espectáculo. Yo por suerte, seguía siendo ignorado.
Maite miraba fascinada lo que acababa de hacer su Fran.
• ¡¡Steffi, yo también quiero una cosa como esa…madre mía casi me corro encima solo viendo a mi Fran con esas hembras!!
• ¡Tranquila cariño, para ti tengo una sorpresa mejor!
Los tambores ahora descansan.
Antes de seguir con el relato, tengo que explicar el espléndido coño de Maite.
Es de esos montes de Venus que realmente es un monte, te dan ganas de subirlo y bajarlo con la lengua, hasta dejarla agotada.
La raja…ummm, la raja es como el perfecto discurrir de un arroyo desde su cumbre. Por ese arroyo vendrán abundantes jugos, cuando se deshiele lo que hay debajo de ese precioso monte.
Cuando abres sus labios, y lo dejas al descubierto, ese arroyo de zumos se convierte en uno de ardiente lava, está rojo y brillante; te está diciendo: “cómo caigas aquí arderás”.
Empieza a sonar a todo volumen los primeros compases de Smoke on the Water, y aparecen seis negrazos bailando con la misma fuerza y energía que desprende este tema.
Nota. En este punto del relato quien quiera puede poner SOLO los primeros compases, y la lectura se sentirá de otra forma.
Minuto 20 del Made in Japan
Entre los seis sementales -como dice Steffi-, desnudan y suben a hombros a Maite, dos de los pies, dos de la cintura y dos por los hombros, ella se queda mirando un rato la Luna, y nota como se acelera su corazón, como si fuera a salirse de su pecho.
• ¡Tiene tetas de negra, yango, yango…! – dijeron algunos sementales.
Empiezan a darle vueltas alrededor de la hoguera.
• ¡Tammm, tammm, tammm! –
• ¡Tammm, tammm, tammm! – al ritmo de Smoke on the water
• ¡Tammm, tammm, tammm!
Maite luego me contó sus sensaciones:
“Yo estaba como ida, como hechizada mirando la Luna, y sintiendo como sus fuertes y grandes manos sujetaban mi cuerpo…cuando de pronto se paran…
… me abren las piernas de par en par, y esas recias manos empiezan a acariciarme muslos y tobillos.
• ¡También tiene coño de negra, gran coño, rojo y bueno, yango, yangoooo..! – dicen los sementales.
Alguien me lo come. Tiene una boca enorme, con una lengua enorme y muy ágil. Me lo come con ansiedad…, siento un enorme placer…, cierro los ojos…, no quiero ver la Luna, quiero sentir... Me da un enorme mordisco con lengua y desaparece. Me quedo a un tris del orgasmo. ¡Que gustaazzooo!
La comitiva se pone en marcha. Aceleran el paso, y yo siento con más placer el ritmo que llevan, me saltan las tetas y todo mi cuerpo, la Luna la veo pasar y brincar, todo eso me excita.
Paran la música y continúan con los tambores en solitario.
• ¡Tammm, tammm, tammm!
• ¡Tammm, tammm, tammm!
• ¡Tammm, tammm, tammm!
Volvieron a pararse, me vuelven a abrir de piernas, y esta vez noto como algo suave me roza los muslos por dentro, al tiempo que otra boca distinta me come el coño. Miré por curiosidad morbosa, ¡y era el hechicero!, sus plumas me acariciaban los muslos mientras él me comía el coño, ¡joder lo hacía de maravilla! Cerré los ojos y me concentré en gozar de su lengua, mi clítoris iba a estallar…
Los de los pies me acarician pies y tobillos, los del centro me acarician el vientre y los muslos, y los de los hombros me besan las tetas con sus enormes bocas y lenguas.
• ¡Mmmmm, mmmmm, dios que placerrrr!
Estaba a punto de correrme, cuando noto que me cogen de la nuca suavemente, y me encuentro con la hechicera con su boca cerrada. Me guiña un ojo y me mete su boca en la mía. La abre despacito dejando caer el líquido que lleva dentro ¡mezclado con humo! – me acuerdo de Smoke on the Water. Es ese líquido negruzco, lo absorbo, y el humo lo inhalo; nos enzarzamos en un frenesí de besos y lenguas.
• ¡Mmmmmmmm, me encantan sus besos y su lengua!
Empiezo a sentir estertores, siento a tope sus bocas y lenguas, en mi boca, en mis tetas y en mi coño, ¡tener cuatro bocas sobre tú cuerpo es una pasada!
Los seis sementales me sujetan fuerte el cuerpo para reprimir mis estertores, ¡eso es peor! ¡tenso a tope el cuerpo! ¡siento más sus bocas y lenguas! ¡me entran más ganas de correrme!
• ¡Dios, diosss, mmmmmm, me voy, me voyyyyyyyyy!
Los tambores aceleran. (subir el volumen).
• ¡Tammmm, Tammmm, Tammmm!, ¡Tammmm, Tammmm, Tammmm!
• ¡Mmmmm, mmmmmm, mmmmmm!, ¡Mmmmm, mmmmmm, mmmmmm!
Empiezo a correrme y de golpe, los seis me dejan libre el cuerpo, empiezo a dar brincos con mis caderas, me corro una vez y otra, abrazando con fuerza a los que están en mis brazos; subo y bajo mi pelvis sin descanso, y el hechicero parece anclado en mi coño, no se suelta, no para de morderme más y más…no tengo más fuerzas, me paro. Los tambores también.
• ¡TTTAAAMMM!
(Parar la música).
De vez en cuando abro los ojos y miro la Luna, la sonrío dándole las gracias.
Aparece Steffi y me pregunta:
• ¿Te ha gustado?
• ¡Dios mío que pasada!
• ¡Ja, ja, pues prepárate que ahora viene el plato fuerte!
• ¡Pensaba que se había terminado esto! ¡Qué pasada de cena, ja, jaaa!
• Por cierto ¿a qué edad conociste al machote de tú esposo?
• A Fran lo conocí cuando teníamos 10 años, y lo trajeron de Alemania a León ¿Por?
• ¡Fenomenal, te dejo, que viene el plato fuerte!
Ahora reponen los seis sementales y me ponen boca abajo, con mis tetas colgando totalmente en vertical y me vendan los ojos.
¡Y empieza a sonar el Thriller!
Nota. En este punto del relato quien quiera puede poner esta música, y la lectura se sentirá de otra forma.
Michael Jackson - Thriller (Official Video), ir al minuto 4:30 directamente.
Siguen el mismo ritual que antes, excepto que en cada parada me chupan el coño y el culo, y me besan y masajean las tetas como si me fueran a sacar leche. ¡Me encaaantaa como lo hacen!
No veo nada, solo siento, siento como me sacan la sensualidad de mi cuerpo. Empiezo a mojarme nuevamente, estoy cachonda a más no poder. Necesito que me la metan. Las tetas me tiemblan con el ritmo y me ponen más cachonda.
Además, al ponerme boca abajo, los de la cintura ahora tienen mis ingles en sus hombros, y siento como estos se meten por las ingles y me aprietan los labios del coño. ¡Me pone a parir! ¡Me estrujan los labios y me los frotan con el movimiento! Debo de tenerles los hombros empapados con mis jugos vaginales, derramándose hacia abajo.
Oigo a Michael, me acuerdo del video del Thriller, y de la Luna reflejándose en sus personajes, me imagino que somos nosotros, y yo la chica del video.
¡Estoy que no me aguanto más, me voy a correr! Y yo creo que estos lo saben, porque de pronto me paran, y se arrodillan dejándome como si fuera una yegua, a cuatro patas, pero sujetada por ellos. Los de los pies me separan las piernas, las sujetan para que no se cierren, y noto como un enorme semental me va penetrando poco a poco sin piedad.
• ¡¡¡ Ah, ahhhhh, mmmmmmm, mmmmmmmmmmmm, diossssssss !!! – no sé si gemir o aullar como en el video, gimo porque es a lo que estoy acostumbrada.
Estoy abrazada a los de delante sobándoles sus perfectos pectorales, cuando oigo la voz de Steffi: “¡Me voy a comer tus tetas y te las voy a ordeñar!”
Se puso de espaldas al suelo y con las manos me las ordeñaba mientras chupaba y absorbía mis pezones sin parar.
• ¡Joder, que tetas más buenas tienes, me encaaantannn…! – me las tocaba al ritmo de tambor.
La verdad es que la muy jodía, lo hace de maravilla, que gustazo que te coman así las tetas, mientras te follan.
Los tambores empezaron un redoble frenético, y los sementales lo mismo, al ritmazo del baile de Michael.
• ¡¡Tammm, tammm, tammm!! – y la monstruosa polla al ritmo.
¡¡ Tammm, tammm!!, polla dentro, polla fuera…
¡¡ Tammm, tammm!!, polla dentro, polla fuera…
• ¡¡Mmmmmmmmmm, mmmmmmmmmmmmmm!!
¡¡ Tammm, tammm!!, polla dentro, polla fuera…
• ¡¡Mmmmmmmmmm, mmmmmmmmmmmmmm!!
¡¡ Tammm, tammm!!, polla dentro, polla fuera…
• ¡¡Mmmmmmmmmm, mmmmmmmmmmmmmm!!
Steffi también seguía el ritmo, me daba con la teta que no chupaba en la otra.
De pronto noté como me metían un grueso y largo dedo por el culo.
• ¡Nooo, por el culo no por favor, no me gusta!
• ¡No te preocupes, es solo un dedo!
• ¡Bueno, si es solo eso vale!
• ¡A mí me podéis dar lo que querais por donde querais! – gritó Steffi.
• ¡¡Ah, ahhhhhhh, así, así, dadme más, por el culo también! – gritaba Steffi.
• ¡Ahhh, Maite no sabes lo que te pierdes, que te penetren al tiempo, por delante y por detrás, mmmmmmmmmmmmmm!
Yo iba a explotar de placer con lo que tenía. Ese dedo en mi culo, parecía una polla española de las normales. La monstruosa seguía en mi coño al ritmo del tam, tam.
El ritmo llegó al máximo y el volumen del Thriller también, era una apoteosis de sonidos y sentidos.
¡¡ Tammm, tammm, tammm!!, polla dentro, polla fuera, polla dentro …
• ¡¡Mmmmmmmmmm, mmmmmmmm, mmmmmmmmmmmmmm!!
¡¡ Tammm, tammm, tammm!!, polla dentro, polla fuera, polla dentro …
• ¡¡Mmmmmmmmmm, mmmmmmmm, mmmmmmmmmmmmmm!!
• ¡¡¡Me voyyy, me voyyy, me corrooooooo!!!
• ¡¡Mmmmmmmmmmmmmmmmmmm!!
• ¡¡¡Auuuuuuuu, auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!! – aullé como una loba.
Mientras me iba diluyendo en un relax desconocido, oía el descenso de los tambores acompañándome.
• tam, tam, tan, tan…
Temblé como nunca en mi vida, solté jugos como si fuera un arroyo en deshielo, desprendía saliva sobre el vientre de Steffi, que ella recogía y se untaba en el coño mientras la follaban a toda velocidad. Se corrió al mismo tiempo que yo, porque sentí como me apretaba y mordía las tetas.”
Invisible a los demás al lado de mi palmera, me hice todas las pajas que pude, viendo ese increíble espectáculo, que seguramente no se repetirá en nuestras vidas – por desgracia.
Mientras sonaba The Show Must Go On de Fredy Mercury y Queen, todos nos quedamos dormidos de puro agotamiento. Imposible seguir el Show de estos Voodoos del sexo y la sensualidad.
A la mañana siguiente, al abrir los ojos me encuentro a mi lado a Steffi.
• ¡Buenos días, Toni!
• ¡Buenos días, Steffi!
• ¡Anoche ví que estabas observando todo desde aquí!
• ¿También oíste todo?
• Sí, si te refieres a las preguntas que hacías a Maite y Fran.
• ¡Exactamente!
• Como veo que sigues con cara de intrigado, te lo cuento entre tú y yo.
• Seré una tumba.
• Todo mi mosqueo vino, cuando Fran mencionó la palabra Enigma, y luego se desentendió de ello. Pero he realizado averiguaciones mientras dormíais, y es verdad lo que dicen Maite y Fran, yo pensaba que mentían. Fran la mencionó, porque debió de oírlo de su padre o abuelo, ya que éste último trabajó en el desarrollo de la máquina.
• ¿Y por qué tú interés por esa máquina de la segunda guerra mundial?
• Porque trabajo para mi gobierno en temas de criptografía cuántica, y además pertenezco a una sociedad secreta que protege a Enigma y sus actuales hijas con Inteligencia Artificial.
• Y a partir de oír esto, tú formas parte de esta sociedad, si lo publicas, sufrirás las consecuencias.
FIN
P.D.- Todos los que habéis leído este relato, también formáis parte de esa sociedad…😉