Un punto de locura...
Un punto de locura...Era una de esas tardes del verano tardío, cuando el sol se resiste a ocultarse pero agoniza cercano al horizonte, dejando tras de sí un aire espeso y húmedo, cargado de aromas extraños... mar, brisa, sudor, salitre... Me apresuraba: iba tarde a tu casa, pero quería cargar en la heladería cercana algo para torturarte...
¿Qué va a ser, caballero?...
Si tú supieras, caballero dice... Sí, perdone, un litro de tutti fruti y los barquillos aparte...
Veinticinco euros, aquí tiene...
Gracias, hasta luego...
El helado empieza a fundirse, rebosa por la tarrina, aprieto el paso...
¿Quién es?.. tu voz grave y autoritaria hace vibrar el interfono...
Yo...
El pestillo suena, empujo y subo en dos zancadas el rellano hasta el ascensor... menos mal, ahí estaba esperando... aprieto el ático y casi parto el botón, quiero materializarme a tu lado... salgo, al fondo tu figura se recorta contra la puerta abierta, tu cabello te enmarca la cara oculta en la penumbra, entro sin detenerme... Algo de ti me llama, me giro y petrificado te observo, la sangre se me agolpa en las sienes mientras con una mano me quitas el helado y con la otra me aprietas suavemente la entrepierna, hinchada ya... Se me cae la bolsa de deporte en la que llevo mis juguetes...
¿Qué es el deseo?... ¿Qué encierras en ti, hembra de curvas infinitas, que deforma mi realidad como espejo barato de feria, reduciendo todo a burda caricatura?...¿Qué conjuro innato arrojas a tu paso para deshilachar mi buen juicio y anular mi voluntad?... Mujer de química imposible, no puedes existir, desafías lo establecido, y sin embargo, aquí estás, saltando a mis ojos como droga que corroe al principio y engancha sin remedio.
Intento resistir, me aferro a la tristeza diaria para negarte...y fracaso sin remedio. Mi cuerpo ha despertado, no lo domino, mi sangre se arremolina y el miembro lucha por saltar de mis pantalones, enhiesto, pulsátil, latiendo y exigiendo tu sexo... Sádica, me liberas de tus manos y me dejas clavado en el umbral, mientras guardas mi compra en la nevera... y vas hacia el salón... el balcón está entreabierto en un intento inútil de aventar algo el calor del día... Ni recuerdo cómo pero te sigo, desequilibrado por tus caderas que oscilan al caminar bajo la blusa de verano... el triángulo entre tus nalgas se adivina bajo la tela, tus pies desnudos parecen flotar...
No puede ser. Mi razón no puede desaparecer al fulgor de tus curvas insultantes. Me niego y me rindo a cada segundo... Te vuelves, y tu sonrisa engañosa entreabre unos labios donde brilla el veneno que el miembro ansía que tu lengua le aplique... Te sientas despacio y me llamas en mudo gesto... estoy pleno de deseo y allá abajo no sé qué ocurre, tus manos me queman mientras los pantalones cortos me vuelan por los tobillos...
Hielo y fuego penetran por mi pene, ajeno a la gravedad, cíclope de carne que se balancea en el vacío, mirándote con su ojo ciego... y allí te aplicas, sin piedad, con fruición en plena consciencia de mi olor y sabor... un ronroneo de placer acompaña los chasquidos leves que produces al succionarme...
Tu lengua, la guardas ocultando el poder sin límite que en ella encierras. Sabes que en esa oscuridad húmeda de tu boca controlas al miembro, atenazándolo mientras lo rodea... Como gancho de carne, la punta de tu lengua se inserta en el borde de la cabeza, y allí se detiene, presiona, saborea y mata, en una y mil muertes que electrizan mi cerebro y arquean mis músculos...
Tus manos y toda tú hace rato ya que me han aferrado, sin dejarme escapar...tus uñas, cortas, recias, forman garfios en tus largos dedos que se clavan en mis nalgas...no sé dónde estoy, me apoyo en ti y solo veo tu pelo largo y rubio, que oculta el miembro atormentado bramando por liberarse, retorciéndose dentro de tu boca. Cruel, impávida, consciente, modulas tu lengua al compás de los espasmos que me recorren. Si el cansancio me acomete pronto coges al miembro en tus manos, y recuperando el aliento, lames tu saliva que gotea, y condenas de nuevo a mi barra de carne a otra tortura que se antoja sin fin...
La nada absoluta, el terror que sucede a la descarga mortal, se agolpan en mis manos crispadas, que sujetan tu frente contra mi pubis... el sudor brilla en mi piel, líquido y sutil... la verga, resignada, ha encontrado acomodo en tu garganta y allí queda varada, animal agonizante a la espera de un final invisible... tus labios pugnan por alcanzar los últimos milímetros de mí que aún saben que existe un exterior frío y seco... Te ahogas, víctima de tu propia maldad, pero no retrocedes; de alguna manera, tu metamorfosis continúa y sigues convirtiéndote en extensión carnal de mi palo, del cual y por el cual absorbes mi energía vital. Sobrevives a ti misma y encuentras aire para seguir y seguir, pues aunque asustado de tu demanda pugno por desencajar mi carne de la tuya, tu fuerza se centuplica por lo que me robas, y quedo reducido a muñeca de trapo cuya vida se extingue entre los comisuras de tus labios...
Algo se mueve, lo noto. Una de tus manos desacopla su garfio de mi nalga y se dirige rozando mi cadera hacia la base de la verga, forma un tierno soporte y levanta mis testículos, ya enloquecidos del sube y baja frenético que tu lengua impele sin cesar. Los aplasta, los transfiere... cada testículo rueda entre tus dedos, en una escalera infernal que suma intensidades a una verga adormecida por el placer sumatorio... y la vuelve a despertar.
Y así, verga y testículos son juguetes de tu boca y manos... Esa boca que elástica ha encontrado la forma de proyectar la lengua hasta donde la bolsa empieza a llamarse falo...
La verga gime, pide auxilio, no puede más... intenta recordar cómo era estar fuera de tu boca, quiere salir, volver a pender sin vida y descansar... la sangre que la sostiene, sin embargo, se niega. Su control está anulado, en automático vive por y para sacudir los testículos, que sin remedio, comienzan espasmódicamente a vomitar su esencia, espesa, pastosa, blanquecina, dulce y ácida...
Noto el fuego que surge de mí, alien indomable que sube a borbotones por mi interior y se concentra en la base de mi barra... me abrasa, me despelleja, pero a su paso el placer borra toda sensación, como ola en retroceso que reescribe y limpia la arena hasta la próxima embestida... Y la presión sube, y Triss sigue... sube, sigue, sube, sigue.... No pares pero espera...no sigas pero mátame...recorre con tu lengua suave la turgencia del miembro, deslízalo contra el túnel de tu boca y estréllalo en tu garganta...sube, sigue, sube, sigue.... Triss, Triss.... muero en ti y renazco... donde está el infierno que el cielo ya lo tengo... un rugido gutural se abre paso en mi pecho....
Ya lo tienes, mi semen, lo querías y lo ansiabas... maldita... mi rendición por fin...y porfías en tus acometidas, con tu mano exprimiendo la bolsa para vaciar hasta la última gota de la cosecha de hoy, volverás por más... Mezclado con su saliva en cóctel de esencias, el semen grumoso gotea por tu barbilla lentamente, y lo dejas caer en tus pechos...
Y me liberas por fin, tus manos se aferran a la verga y me miras sonriente, tus labios perlados de nuestros fluidos se tornan burlones en un "otra vez pierdes", y un tierno beso, mudo, se forma en tu boca y vuela hacia mí, mientras muerto en pie, permanezco unido a ti por lo único que aún tiene vida en mí: un apéndice carnoso que al pronto es de acero...
¿Cómo?... de pronto te percatas de que algo extraño ocurre... y miras al miembro, a esa cabeza que asoma entre tus dedos y te mira de frente. Con su piel fina aún brillante y enrojecida, el bálano parece preguntarte: "¿Y eso era todo?"... te desafía, te incomoda... no es posible, intentas arrojarte de nuevo sobre mi otro yo ingrávido y férreo para someterlo de nuevo...
Pero es demasiado tarde. He recuperado mi voluntad conforme me vaciaba en ti. No me daba cuenta que mi tiempo fuera de tu cuerpo es muerte en vida. Que el semen es la argamasa que construye mi cuerpo junto al tuyo, y que sin ti mis esencias putrefactan... te necesito, eres el reactivo que coalesce sobre mí y me solidifica, tornándome hombre. Mis manos me obedecen. Lentamente te separo de mí y mi fuerza hace el resto: te levanto, y de pie frente a mí, tus pechos desnudos se enfrían lejos de mi cuerpo mientras el semen coagulado sobre ellos los deja convertidos en trampa pegajosa donde mis labios se entretienen...y los recorren, suavemente en sobrevuelo sin fin, sintiendo tu corazón agitado a través de la piel.
Te estremeces, no por el calor que cruza el espacio entre nosotros, sino porque sabes que la mirada de hierro que surge de mí te anuncia el comienzo de tu turno de tortura... mi rictus encajado de deseo te intranquiliza y te atrae: no quieres, no era tu rol hoy, mujer revestida de frialdad... pero sabes que tus entrañas tiemblan y se dilatan suplicando mi dominio...
Y te acerco a mí, te bajo las muñecas hasta las nalgas y te hago un suave dogal con mis brazos; me inclino y te aparto el pelo con un breve soplo de aire: mis labios se sellan sobre los tuyos y atrapan algunos cabellos que se niegan a dejarme paso... Es igual. Aprieto aún más mis manos, te domino, no puedes evitarlo, has perdido tu influjo, mi fuerza bruta es imparable... pero la controlo porque mi razón despierta... tu cuerpo de alabastro viviente va a sufrir, cómo va a sufrir.. y para eso necesito saber qué milímetro de tu piel recibe dolor y qué milímetro recibe placer.
Placer, dolor, locura, control... eso es el sexo con Triss...
Triss, Triss sin fin...
Te giro. Un leve tirón de mis manos y tu arquitectura de cariátide se voltea, aún resistiendo con un jirón de voluntad... Inmóvil y en pie, me adhiero a tu espalda como vidrio mojado, y la curva de tus nalgas robustas se clava en el pene enhiesto, que clama venganza. Pronto, pronto... He liberado tus manos, que vuelan hacia mi cara, levantan tus senos y tensan tus pezones rosa psicodelia que son anomalía gravitacional. Sabios pretéritos buscaron la perfección electromagnética sin hallarla, sin querer descubrir que irradia siempre de los pechos de la mujer que recibe el amor de un hombre...y que son esas pequeñas puntas de carne enhiesta las que concentran la energía....
Mis manos rozan tus caderas y se posan en tu pubis, presionándote con firmeza... notas mis músculos tensos como cuerdas y dudas de su control...
"¿Qué haces?"... asustada, temes alguna licantropía repentina al sentir mis dientes rasguñar tu hombro, que pronto liberan tu carne antes de hacer brotar la sangre... eres mía y llevarás mis marcas... dentro y fuera.... Muerdo otra vez, y otra, suavemente, aquí, allá, lamo, aspiro, te siento entre el pelo que aparto... tu perfume me envilece, aroma anaranjado que te envuelve...
Giro a tu alrededor, te enfrento... Tus pechos se aplastan contra mí, mi pene se retuerce al moverme, se niega a caer, le has descargado del veneno y ha sobrevivido... Me separo... no puedo, sí puedo, he de hacerlo, ahora has de sufrir tú agonías sin fin... tus pezones córneos y endurecidos rozan mi piel, rodeados de aréolas arrugadas... desgraciados los hombres que ignoran cómo tu cerebro bombea substancias al chupar y lamer tus pechos... hormonas que contraen tu cuello uterino y anclan el fondo vaginal para disparar el orgasmo que empieza a prepararse... y a ello me aplico, me inclino, más bien me arrodillo y venero tus cumbres, les hablo, me escondo bajo ellas y hallo refugio en tu aroma... mi lengua recorre una y otra vez las curvas sin centro que ingenieros de otro mundo trazaron para tu cuerpo... tus manos acompañan a las mías, presionando, guiando con la certeza de saberse amada y cuidada por un hombre que no vive sin ti...
Salada, ácida, tu piel recuerda la pátina de semen que me has extraído, pero no tengo más... algo en mí suena a click en vacío intentando vaciar lo ya agotado... me tiembla el pene de deseo... Y sigo bebiendo de ti, enroscado en un continuum de tiempo y espacio que te envuelve y anula tus percepciones, dejando tu cuerpo reducido a terminal sensitiva que palpita ansiosa...
Esquivando tu camisa que yace en el suelo, te empujo con suavidad y te siento en la chaise longue... "¡Mi blusa!"... intentas exclamar entre los jadeos que tu pecho libera, en un último chispazo de tu mente tratando de volver a la muerte que hemos dejado tú y yo afuera, esa muerte diaria que nos dicen es vida... apresurados de un lado a otro, los humanos nos dejamos robar lo irreemplazable del tiempo a cambio de lo insulso en lo correcto...
Si la adolescencia es la sordera y ser adulto es el estruendo, la madurez deja por fin paso a un runrun de fondo que se acerca y que no escuchábamos: la muerte, la desaparición física, el no volver a respirarte, el no juguetear nunca más con tu clítoris en mi boca... Enloquezco asustado, siento el reloj correr y me pregunto si moriré antes de haberte amado... Pero apresurarme en ti es un sacrilegio impensable...
Calla, Triss... te digo enronquecido... y me levanto para beber de tu boca, sediento sin fin de ti...blusas hay muchas, mujeres como tú sólo una... me pregunto asombrado cómo funciona tu mente femenina... yo sólo veo borrosa tu cara, tus ojos entrecerrados esperando ... ¿qué?...
Me quitas la cara, maldita, ¿qué haces?... Y con un mohín de disgusto, me señalas el borde del culotte, que aún he sido tan cretino de no quitarte... "¿Qué esperas, que me lo quite yo sola?"...
Estúpido, acepto mi castigo, desciendo respirando tu piel limpia, afrutada como tu aliento...
Y de rodillas entre tus piernas que caen desde la chaise longue, te levanto torpemente unas caderas rotundas, tironeo del culotte y lo aparto...
Allí está, el infinito espacio entre tus muslos se hunde en la penumbra de tu sexo, bordea el muscular ano, que desafiante en su perfil levemente pigmentado, se frunce cual boca enfurruñada, y se pierde entre tus nalgas camino de la espalda... desfiladero elástico donde aromas sin fin claman por mis labios...
Antaño, ese pubis paradigma del triángulo esférico estuvo cubierto de una fronda espesa, rebelde, ligeramente veteada como tu cabello; guardián de tu oscuridad, recuerdo cuán era tu sordo cabreo al tratar de dominarlo dentro del tanga que te regalé y no conseguirlo. No te enfades, amor, la perfección eres tú, te decía... pero la prenda, insensible, marcaba la línea donde tu vello sedoso destacaba indómito... Y un día, a traición, me privaste para siempre de la aventura que era serpentear con mi lengua entre tu monte selvático y llegar a descubrir el ser extraño vive en tu vulva... Nunca te lo perdonaré... Los efluvios que te ti sediento bebía, perlaban tu sexo y manaban de él como veneros de agua fresca en una fuente perdida. Cuántas veces bebí, sabedor de que era agua de muerte, de la muerte de estar si ti, pero sin importarme infectarme de tu savia maldita...
Y ahora, adicto sin remedio, veo por fin ese ser con vida propia, desprovisto de cubierta alguna, que húmedo y suave se asoma al mundo entre tus labios mayores, rodetes de carne prieta y oscura que intentan contener los pétalos de la flor que forman tus ninfas y tu clítoris... Pétalos carnosos, brillantes, coronados por ese Gran Hermano de Orwell, tu clítoris, que se yergue fusiforme y palpitante, tensando las ninfas y dominando...parece exigir servidumbre al resto de personajes que van a actuar de comparsas en el drama que se avecina....
Me llama, más bien me ordena que me acerque, con la precisión propia de una cobra que ondula en su cesta... su latido propio me hipnotiza, caigo, me sumerjo... el aire caliente y espeso que despides se acelera...
No, no podrás conmigo... ya dominaste y escapé de ti por poco... Otra vez no... rápido, antes de que tus manos me aprisionen contra ti y sofoquen la naciente voluntad que a mí retorna, me incorporo, extiendo mi mano y saco el lazo que llevaba en los pantalones. Sabía que iba a caer en tu trampa y que necesitaba una salvaguarda... domino ahora tus muñecas pequeñas de chica pero fuertes de mujer y con soltura, entrelazo el cruel cáñamo formando un lazo que aprieto tras de ti...
¡Suéltame, cabrón!... pataleas al aire inútilmente, mi peso te vence y aseguro la cuerda... el esfuerzo bambolea tus pechos, me distraes en cada oscilación de tu cuerpo.. ¡Déjame te digo, me estás jodien..mmmm..! y callo tus hipócritas protestas en voz baja con mi cabeza alternativa, taladro meloso que se inserta entre tus labios de niña que se aferrara al biberón... y cuando cierras los ojos para empezar a libar... te desconecto...
Me separo...te contemplo...
Tirada en el sillón, brazos detrás que tiran de tus pechos, el frío tensa tus aréolas, muslos separados y piernas apoyadas en tensión en defensa de la cuerda que excava tu piel, tu cara expectante y el pelo deshecho... imagen de carne viva que recreo para mi memoria...
¿Y ahora?... me voy al mueble bar, tranquilo, sabiendo que no te moverás porque no quieres liberarte, me miras el culo musculoso que jalea la lanza con la que te empalas a placer, pongo un par de cubitos de hielo en una copa y el tintineo resuena, chispazos de sonido que centellean contra el licor... una rodaja de naranja, un poco de cava y algo de ron... el líquido se mueve conforme me acerco a ti...
De la bolsa de deporte tomo el dildo vibrador... apagado de momento, no temas... con el que tomo un poco de licor y lo dejo gotear en tus labios.. cerca de la comisura, para que escurra y se quede en tu clavícula, allí lo bebo mezclado en ti...
No tienes frío, conforme te sigo dando licor en gotas chinas que te martirizan, mi pene se inserta inmisericorde en tu vulva... te sorprendes, te esperabas el empellón de tu último amante...y no es así... la verga te perfora lentamente, pues tu carne ha de acomodarse a que alguien viva dentro de ella... tus repliegues se van venciendo... entra, despacio... noto las rugosidades de tu punto G en la cara posterior de tu pubis y me elevo ligeramente... las raspo con intención y tu cuello se arquea, la boca se entreabre y aprovecho para sofocar tu aliento con algo más de alcohol...
Salgo, me miro la verga y no está como quiero... la quiero plena, vibrante, con esa vena de su costado derecho casi gangrenada de la carga sanguínea... me acaricio y y la cargo a conciencia... tu vulva dilatada la espera y pugnas por soltarte... no puedes... el lubricante lo aplico en su justa medida, sólo en el dorso del pene pues me gusta extenderlo contra ti... Y vuelvo a tu interior, la postura me había hecho perder dureza y no lo mereces... al fin y al cabo, el porno es una mentira para imbéciles pero soy tan sólo un hombre que te ama...
Apoyado en el cojín con mi izquierda, vivo entre tus muslos para oscilar lentamente dentro y fuera, con un suave ascenso a la entrada y empellón seco al final... dilantando tu cuello uterino que sé aboca en el fondo de la vagina...
¿Sabías que tienes cuatro bocas?.. Para comer ya la conoces, la vulva es otra y tu ano enfadado la tercera... Pero dentro de ti hay una cuarta, el cuello del útero cerrado por un tapón mucoso sobre el que impacta con intención la punta de mi bálano...lo noto porque en cada golpeteo las ondas del placer recorren sigmoideas las paredes de tu vagina...
Nada de eso te importa, sólo eres sensaciones, jadeos, ojos desenfocados y cerebro saturado... tu vida ha muerto, sólo eres carne palpitante que deformo y recreo en cada ida y venida, pistón que empuja y perfora sin éxito una carne que se vuelve a cerrar...
El alcohol sigue entrando en ti...y en mí... lo bebo de tu boca, intercambiamos hielo y reímos por la quemazón... espera, lo dejo en la mesa y nuestros labios amoratados recuperan su calor unidos entre sonrisas y ayes sofocados...
Suena "I can´t make you love me", pero no la escuchas, sólo gimes con suavidad, acompasadas tus caderas a las mías, ondas combinadas bañadas en sudor sobre el que resbalan nuestros cuerpos. Nada es casual, lo había preparado con esa imprevisión que es connatural en ti. Hacer planes contigo es aprisionar el viento, sabes que va a soplar pero nunca de donde... lo cual aumenta mi excitación en los preparativos múltiples para sorprenderte, bruja encantadora...
Música, alcohol, calor, sexo... todo bañado en una atmósfera que se nubla por momentos, en la que nuestras manos se cripan y los cuerpos se desdibujan entrelazados...
Seguimos, el tiempo pierde su sentido. Cada suave empellón me lo recompensas con una contracción intencionada de tu suelo pélvico... El meloso vacío que ejerces sobre mi barra cierra el círculo de nuestras bocas y ojos conectados por fuerzas innombrables... No dejo de mirarte, medusa transparente que me envuelve y aguijonea en todas partes... La suavidad de tus muslos abiertos y apretados contra mis nalgas, tras las que entrelazas los tobillos para hacer fuerza y convertirte en un apéndice pulsátil de mi cuerpo, tan sólo me enloquece aún más, y no puedo permitirlo...
Me canso, hacerte el amor exige de mí todo cuando ya me has vaciado o eso creemos... Me apoyo en mis codos y absorbo de tu boca un sofocado "mmm..." cuando te desenclavo... Protestas al sentir el vacío que se crea en tu interior sorprendido..."¿Dónde vas?... no pares, no seas cruel"...
¿Cruel yo?... ¿Contigo?... Te desato las muñecas y beso las huellas que la cuerda dejó... La lanza oscila, mojada de ti, ingurgitada, parece zumbar buscando el acomodo del que la he privado... Y con un beso rápido y hosco en ese mohín medio disgustado con que me obsequias, alcanzo de mis pantalones el juguete que quiero probar contigo...
"¿Y ahora qué?... ¿Quieres venir ya y acabar conmigo?...¡No puedo más, otra subida y me quedo a medias!"... me sonrío sin poder evitarlo, pues sé lo que va a ocurrir...
Sentada por fin, recuperas algo la frialdad, chupeteas un cubito de hielo buscando agua y... frente a tu boca, oscilando, ves el miembro con un anillo vibrador, y en mi mano otro más pequeño... "¿Y esos qué buscan?", preguntas...
"No te hagas la tonta... lo sabes y muy bien... pero no te lo habrán hecho como yo... "
La amenaza flota en el aire... No espero más... te quito el vaso de la mano, me hinco de rodillas y te como la boca con suavidad mientras te sujeto la cara con las manos, apartando el pelo que enredas en mí en cada felación... Súbito, sin avisar, te cojo de las caderas, redondas, amplias, poderosas, y te recuesto de nuevo, libres esta vez las manos pues las vas a necesitar... levanto tus piernas y las sostengo en pervertida exploración genital... mi lengua y manos seran mis instrumentos principales, y alguna otra cosa más...
"No seas bruto...mmm..aah..." protesta inútil que apenas articulas en ese atisbo de mogijatería que todos tenemos... Tus manos vuelan a mi pelo y tironeas de mis orejas, acercándome a tu vulva... "No te cortes el pelo tanto..."... "mmm... Por?"... "Porq...ue..mmm... quiero... agh...aga...arrarte..."...
Ya, digo entre mí...que me vas a decir tú cómo he de tañer las cuerdas de tu cuerpo...
Y a ello me aplico. Me he acomodado ya: de rodillas junto al asiento, la moqueta me protege. La pierna izquierda te la apoyo en la chaise longue, y libero mi mano derecha. La pierna derecha te la sostengo de momento con mi hombro, y con la mano izquierda te aferro el muslo por su interior, separándolo... como si quisieras cerrar las piernas, ¿verdad?... No creo... veo tensarse tus muslos, proyectando la vulva hacia delante, ofreciéndola, ven, cómela, saboréala, explórala, piérdete en ella... No me hago de rogar, y empiezo... Ahora sabrás porqué detesto la barba...
Arqueo la lengua, transformando la punta en un gancho eréctil que inserto entre tus labios mayores tras el clítoris, y extraigo perlas de ti; el dorso de la lengua se acopla al cuerpo del clítoris, y ambos vibran juntos; te siento más que te oigo, tu vientre se mueve arriba y abajo... Con mis dedos extiendo tu esencia por el dorso de mi nariz y por mi barbilla lisa, afeitada y suave... Y empiezo, ahora ya empapada mi cara en ti... Sin despegar la lengua del clítoris y rebosantes mis labios de saliva salada de tu sexo, muevo mi cuello y elevo la cabeza, obligando a la barbilla, que estaba alojada cerca del ano, a recorrer toda la hendidura de tu vulva, a la que dilata suavemente al subir.
Le lengua pierde contacto con el clítoris, pero la releva la barbilla, que con su dureza muscular comprime tu órgano de placer y lo sigue estimulando. A la vez, aprovechando las esencias que escurren hacia abajo entre tus nalgas, he introducido mi dedo meñique en tu ano, ligeramente al principio para que te relajes; conforme te estimulo, el esfínter se abre, envidioso de la vagina, y el dedo se adentra... te dilato con la base del dedo y lo muevo en tu interior... Desconocías que el espacio entre el ano y la vagina es tan pequeño, pues las oleadas de placer que tenías por delante empiezan a amplificarse desde atrás.
Tengo frío en la barbilla, mi calor seca tu flujo, y me zambullo en ti de nuevo. Bajo con la barbilla por el clítoris, que lucha de lado a lado por seguir erguido; lo aplasto con suavidad, sigo bajando; llega la lengua, que escarba por ambos lados entre los labios mayores... sigo bajando... mi barbilla se aparta de ti, la lengua entra en la vulva, y el dorso de la nariz se acopla ahora al clítoris, apoyándose... El meñique derecho sigue inmisericorde dentro de tu ano, que se contrae sin poder evitarlo con cada ida y venida de la lengua...
Me duele la erección: de rodillas entre tus piernas, alimentándome de ti, mi otra cabeza exige su parte... Calla, le digo, ahora me toca a mí disfrutar de esta hembra...Y repito el ascensor sin fin: subo y bajo, las tres durezas simultáneamente, en ciclo, aplicadas al único órgano que tienen los humanos dedicado al placer... Barbilla, lengua, nariz y vuelta a empezar. El meñique domina el ano desde abajo, y ahora llega el turno del dildo....
¡BZZZZ...BZZzzzz....bzzzz!... escucho a la máquina vibratoria perderse en tu interior manejada por mi mano izquierda, que ha dejado tu pierna en el suelo. Derecha en el ano, izquierda en el dildo, mi cara perdida entre tus piernas.... !Ay...!.. digo sin poder evitarlo... me has tirado del pelo... por muy corto que esté, te las buscas para controlarme y enroscas tus manos en donde puedes... Es igual, sigo... mete y saca delicioso del dildo que acompaso con mi cabeza y con tu ano... Es una tortura celestial que prolongo sin piedad... eres barro en mis manos, alfarero de carne que trabaja con delicadeza el sagrado material de tu cuerpo, ídolo pagano al que me someto...
Empiezas a subir el principio de tu primer final... clavas el pie derecho en el suelo y con la ayuda del izquierdo, arqueas la espalda, tu pubis sube y demandas más presión con tus manos... mueves mi cabeza, aquí, allí, así, así... una risa sofocada empieza a recorrerte... ¿Drogas?... no te han visto como yo... como en exorcismo, luchando por dominar el orgasmo imposible que te está viniendo, esto sí es una droga que nubla mi entendimiento .. me estrangulas la respiración, me aprietas contra ti, te separo, quiero seguir controlando tu subida...cojo aliento, trago tus fluidos, me enveneno de ti y ataco de nuevo... estás arriba, gimiendo, no sabes porqué pero entre suspiro y gemido tu aliento se va haciendo más fuerte, proyectando el clítoris hacia afuera que ya recibo a lengua plena...
Y de tu pecho escapa sin poder contenerla la voz de una hembra que no está colmada, que exige más, y sigo comiendo...Ruges, ríes, como, ríes, lamo, callas, chupo, ríes, bebo... ríes sin parar... tus piernas se crispan y mi cuello cruje... Me vas a matar, Triss, pero antes te mato mil veces a ti, pues en cada muerte vivimos los dos, carne desmoronada en jirones placenteros...
Y caes por fin, entre espasmos y déjames... Me aprisionas entre tus muslos, sutil asfixia mezcla de tu perfume y tu sexo de sirena... No quiero hacerlo, pero salgo de entre ti, tu cuerpo yace tembloroso, muestra muda de pasión casi extinguida que contemplo arrebatado... te beso al azar... te hago cosquillas en el ombligo... te tironeo de los pezones y caigo a tu lado... beso tu cara donde me dejas... Quieto, quieto, no puedo más... Pero es imposible parar a tu lado... acabo de empezar contigo y el deseo que siento por ti es incontenible... El tiempo no existe, el reloj se paró cuando tu mirada me traspasó al comienzo de la tarde. A tu lado, te dejo descansar y veo tus pezones adormecerse de nuevo... descansa, amor, hoy es el principio del resto de nuestra vida...
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Yacemos juntos, cuánto no lo sé... fuera de nosotros el tiempo no existe... estamos en el suelo, el calor del verano se nos pega, he perdido la erección... el anillo se me ha caído, otro día... derrotados por nosotros mismos... Un suave espasmo te sacude y abre los ojos, desenfocados... me ves y me sonríes... ¿Qué mirabas?... lo sabes muy bien, pero quieres el halago que toda mujer busca... Respiras profundamente y te separas de mí, buscando algo de frescura que mi proximidad te niega... Tus curvas rotundas se despliegan ante mí, en un movimiento voluptuoso que te expone toda a mi lujuria...Y el animal renace... ahora no hay contemplaciones, voy a follarte para mí, me acaricio la verga y la noto subir... Te busco de nuevo y separo tus piernas con las mías, tus ojos cerrados no te dejan ver que estoy fuera de mí...
Quita, tonto, me dices... tengo calor, trae algo fresco. Algo tan mundano me descoloca... joder con Triss... Resignado, me separo de ti y noto el sudor frío entre tus nalgas pegado a mi pubis... tan juntos hemos estado que éramos uno...
Voy al frigorífico, vengo con el helado, los barquillos y agua... Por el camino mi mente vuela y una alucinación me golpea: comer los barquillos mojados en ti con sabor a tutti fruti... No me vas a ver venir...
Me siento en el suelo junto al sillón, sujeto la tarrina y te doy helado en un barquillo: tienes hambre y desaparece. Yo cojo uno intacto y seco, meto un dedo en tu sexo... apenas, no es necesario, rezumas jugo... lo chupo y luego lo froto con el semen de tus tetas hasta que lo vuelvo líquido de nuevo... lo unto en el barquillo y me lo como...mmmm...huele a nosotros...
Y sigo recogiendo con el canto de cada barquillo semen y saliva de los dos, lo que te limpio me alimenta... con suavidad coloco una galleta en tu vulva enrojecida y castigada, donde dejo que absorba el flujo que va manando de ti... Sí, soy un morboso, pero disfrutar de ti sólo follándonos es un insulto a la hembra suprema que se llama Triss...
Has recuperado energía y agua. Fresca, como si nada, te tumbas boca abajo y chasqueas la lengua... Mmmmm... ¿delicioso, verdad?, dices con un mohín pícaro mientras te relajas... O eso crees, porque me provocas creyéndome vacío... Dejo el helado que sobra y me incorporo... respiro de ti conforme me levanto y sonríes con los ojos cerrados... sabes que te estoy admirando en un silencio atronador que nace entre los dos... Te sientes muy segura de ti...
Hasta que notas que tiro te di, casi hasta el suelo, el culo al borde del sillón y las manos atrapadas por mi zarpa… Te sorprende el empellón de mi potencia, que entra perfecto entre tus cachetes entreabiertos… No esperabas que te buscara porque sí, porque quiero, porque me apetece follarte aunque no pueda correrme, sexo cansino, inane, que sólo pretende ver la mecánica de un cuerpo chocando con otro en frenesí descontrolado...
Quiero sudar contigo, notar ardientes los testículos cuando los estrujo con mis músculos para expulsar dentro de ti las pocas gotas de semen que hayan podido reunir mientras yo perdía la consciencia a tu lado... Se quejan, no están acostumbrados a este deseo enfermizo... Los aplasto contra ti, los machaco contra tu vulva insaciable mientras te dejas hacer, no puedes ni quieres resistirte, te gusta... me clavo, me retuerzo dentro de ti, te horadaría por mil sitios que estuvieran más apretados, sólo soy un martillo carnal que te golpea sin piedad... noto la bolsa contraerse, los huevos se me han pegado al cuerpo bajo la polla... se me aferran buscando una protección que les niego, prefiero reventar que no correrme... tu sexo te ha despertado, alarmado, al ver mis embestidas pide tu ayuda... y le traicionas, me ayudas a mí a follarte... lo empinas y me lo ofreces como pagano altar donde sacrifico una parte de mí…me empujas y te separas, ves que necesito un orgasmo, que será el que me deshaga...
Y te mueves conmigo, oh si te mueves... no en vano una hembra corrida sube de nuevo ante un hombre que sabe... tu sexo se contrae de placer, acompasas tu culo con mis vaivenes y creas tu agonía... Me salgo y te volteo, quiero verte, tus pechos caen hacia los lados, y entre ellos una pátina de agua salada se forma... el esfuerzo, el roce conmigo y nuestros sudores mezclados... me enloquece verlo... no puedo más, me duele el culo de empujar, pero soy cruel conmigo y sigo... Mi verga cruje... El olor a sexo invade todo, picante, dulzón... Me paro y bajo a besarte, pero no quieres: al verme bajar empinas la cabeza, me coges por el culo y me muerdes el pecho, me clavas las uñas y arrancas lo que encuentras... Dejas zarpazos violáceos en mi piel, tarascadas de tigresa furiosa por si otra hembra me acechara, me haces tuyo... Y el dolor que me provocas me hace empujar más, encajar mis ingles en las tuyas que me reciben al vuelo... Empiezo a temblar, no sé qué me espera tras tus ojos clavados en mí... una carcajada salvaje brota de tu pecho y me siento devorado... me hundo sin fin... noto ondulaciones rítmicas... es mi pene descargando en ti... me miro y veo mis carne trémula derrotada, ordeñada sin piedad... pierdo de inmediato el poder... no puedo más... dos contracciones tuyas y expulsas lo fláccido que me he vuelto... pretendo imbécil ser un hombre... y soy un pelele...
Me quitas de encima, sin esfuerzo, como quien sopla una pavesa de carne reseca y marchita... en eso me has convertido... Caído el sillón, extiendo la mano en súplica, no me dejes solo... Te acercas y quedo me dices al oído...
"Y otro día, me traes helado de capuchino, gilipollas..."