UN CAFÉ?
Llegó con mascarilla, por supuesto. Cuando fui a preparar su café me siguió hasta la cocina y me observaba en silencio. Me gustaba que hubiera venido. Oia su respiración, de repente más çerca, sus labios quedaron destapados pues los note en mi cuello, besándome despacio, bajando por el hombro que quedaba descubierto con mi camiseta de tirantes, hasta la luna, el tattoo que hay dibujado en mi omóplato, incluso noté su lengua dibujando la curva. Apretó su cuerpo contra el mío y yo empuje con mis nalgas hacia atrás, atrapándole contra la pared, moviéndome a su ritmo, las respiraciones alteradas, hasta que el ritmo se ralentizó, colocó su mascarilla y le preparé otro café, éste quedó largo.