Bestiario por Alhucema
Me caliento con tu mirada. Me fulminas con la niña de tus ojos, acompañada por la niña que quiero ser para fundirme en tus brazos. El fervor, que será reflejo de tus cabellos rojizos, me hipnotiza agazapada. Quedo aturdida ante tu mirada, como el zorro al cruzar el camino sorprendido por los faros de un vehículo. La mente esboza pensamientos punzantes en mi sexo que desean me cabalgues con tu falo encendido. Atraviésame las entrañas, esteriliza mi mente, acalla mi ímpetu; blasfema en mis pechos, acorde a tus labios, dibuja un tatuaje, muérdeme los senos.
Sangro acongojada por mi vulva, por mi ombligo, por los poros exhalo el candor de mis deseos. Seré la fuente, cubriré de magenta tus entrañas mientras, el buitre de la esperanza arroja sus garras en mis glúteos y me lanza una y otra vez al ritmo del espasmo contra tu sexo. Echa fuego el dragón ahora, su cresta roja es nuestra alcoba, volamos y nuestro vello al viento hace que mis pezones endurezcan.
Cómeme. Devora la savia que te ofrezco. La brisa se hace huracán y nos caemos,el dragón se despoja de nuestros cuerpos. Las nubes nos acunan hasta llegar a las brumas, a la niebla que moja nuestros cuerpos en una lluvia dorada, que sin darme cuenta arroja mi vejiga. Disculpas que solicito,pero tú, bebes mi esencia y mis ilusiones como si fuera el agua que colma tu sed; la sed de ansia, de ardor.
Ahora ya perezco en mi petite mort. Sin argumentos, cesa mi fiebre y sin lamentos me arropo. Huelo mi sexo y de nuevo te lo ofrezco. Y si algo anhelo es tu perseverancia, demiurgo de mi esperanza, que con tal constancia me cabalgas de nuevo, hasta que mi sexo sea simplemente tuyo, hasta que mi deseo se desvanezca y penetre en las partículas que flotan en el aire silencioso.