La fiesta - Fin de fiesta

La fiesta - Fin de fiesta
Carla nos despertó, eran las 5 de la madrugada, no había nadie en la fiesta, y su marido estaba sobando la borrachera, según nos dijo.

Llevaba una especie de salto de cama y una cubitera con dos botellas de champán rosado francés, el que a mí me gusta, y tres copas.

Carla era “muy aficionada” a la buena bebida, a fumar y al sexo. Se había casado con uno de mis pocos amigos, fui incluso testigo de su boda, y al poco tiempo de la boda ya estábamos poniéndole cuernos al marido. Era el típico macho hispano, que ni come ni deja comer, sólo quiere poseer sin poseer. Por eso, como toda esta especie, llevaba unos cuernos como los carneros, retorcidos porque ya no podían mantenerse rectos por su longitud. Ella y yo convertimos en unos estupendos cómplices, y nos lo pasábamos pipa o teta, como suele decirse.

Se sentó en el césped a nuestro lado, y dijo: traigo dos botellas por si acaso, quien está recogiendo las mesas, que es el guardes de la finca, y mi cortacésped personal, tiene ganas de venir luego a visitarnos y tomarse algo con nosotros.

El primer brindis fue por nuestras corridas de antes, y nos lo bebimos de un tirón, entre risitas.

Ella iba un poco chispa, continuó con las risitas, nos puso otra copa y volvió a brindar, esta vez, por la diosa casualidad, que había posibilitado nuestro casual encuentro.

Se lo volvió a beber de un tirón, nosotros en tres tiempos.

Y espetó con palabras entrecortadas: hasta la 8 no amanece, así que tenemos tiempo de sobra, para otra fiesta particular ¿os apetece?

• ¡Nos apetece! -dijimos casi al mismo tiempo-

Llenó por tercera vez las copas y sin decir nada, las alzamos, brindamos y las vaciamos.

Carla sin pensarlo, se quitó el salto de cama color naranja lava, y se abalanzó sobre mí, me tumbó boca arriba y poniéndose a cuatro patas me miró fijamente, y le dijo a Catherine:

• ¿me dejas que empiece yo primera?, hace tiempo que no veía a “penerico”
• Por supuesto, todo tuyo.

Los pechos de Carla son curiosos, el pezón izquierdo mira hacia su izquierda, y el derecho hacia su derecha, son unos pechos bien formados y bonitos, un poco más que dos naranjas muy grandes, y carnosas. Tiene unos labios vaginales normales, pero la vagina es grande, se humedece con facilidad y le cabe perfectamente un buen puño. Los labios de su boca son grandes y también le cabe de todo.

Empezó por frotar su clítoris contra mi polla, y me clavó los pechos en la boca, ¡cómemelos cabrón!, ¡qué te fuiste hace años sin decir nada, sabiendo lo que me gustas!

Aumentó el ritmo de frotación del clítoris, y empezó a besarme con furia con sus glamurosos labios, como con rabia contenida de estos años sin vernos.

Catherine se sentó en el banco, y comenzó a lamer el palo de golf por el grueso extremo, lo había engrasado con restos de la cena. Yo la miraba de reojo, y ella a mí, nos guiñamos un ojo de complicidad.

Se lo introdujo el palo en su espaciosa vagina, por la parte que golpea a las bolas, y el otro extremo lo clavó en tierra. Y así, empezó a masajearse en todas direcciones, mientras que con las manos liberadas, se frotaba las tetas, la boca, la lengua, el clítoris, y me miraba poniéndome a dos mil por hora.

Carla tenía tantas ganas de “penerico” después de tantos años sin verlo, que se lo introdujo rápidamente por la hendidura, y empezó un sube y baja alocado, mientras me decía que le estrujara las tetas y los pezones. Parecía poseída, y empezó a gritar y a gritar, mi nombre y el de “su cortador de césped”, que no le entendíamos.

Apareció un negrazo musculoso, con una verga qué si la mía es de 21 de largo por 2 de diámetro, esa medía mínimo 30 por 5.

Dijo: Buenas noches familia. He traído algo más de comer y beber.

Dejó la bandeja y las botellas, y sin más, se puso de pie delante de la cara de Carla, y ella se agarró a su verga con ambas manos fuertemente, y empezó a subir y bajar por mi polla cada vez con más velocidad y energía, al mismo tiempo que empezaba a lamer esa enorme verga, y a restregársela por la cara. El se limitaba a estar quieto y sujetarle a ella la cabeza con delicadeza.

Yo desde abajo miraba esa estupenda escena, y veía a Catherine mirando con ganas de participar.

La indiqué con una mano que viniera a participar de la “fiesta personal” como dijo Carla.

Me miraba preguntándome ¿qué hago?, le indiqué con una mano que se la chupara al negro, y luego ya veríamos por donde termina la fiesta.

Se sacó el palo de golf, y se lo metió por el ano a Carla, dejándolo bien anclado en el césped.

Carla gritó al verse sus tres agujeros “rellenos”. Gritaba como podía, porque con la boca ocupada por ese pollón, no le salía más que gritos guturales, eso sí, se la debía oír muy bien a cierta distancia.

Catherine se puso de rodillas al lado del negro y de Carla, dejándome a mano su hermoso cuerpo. Lentamente la agarró con firmeza, con una mano los huevos y con la otra la parte de polla que Carla dejaba libre. Yo la veía desde abajo, le metí el puño en la vagina, me miró dándome las gracias por rellenarle ese hueco que había dejado el bastón hacía unos segundos, y que lo notaba.

Le apretaba y masajeaba los huevos al negrazo, mientras que con la otra mano subía y bajaba con fuerza y mucha presión, desde la boca de Carla, hasta la raíz del pene donde se junta con los huevos. Eso hacía que él se excitara cada vez más, con una mano le sujetó la cabeza, y la miró con agradecimiento y placer. Y empezó a llevarle poco a poco su boca hacia su polla, hasta que introdujo su boca lateralmente en la zona que Carla no podía llegar. Así le chupaba y mordía esa zona lateral, en espera que Carla terminara por el frente.

Al cabo de un rato, le volvió a coger la cabeza, y se la llevó por detrás de su culo, camino de sus huevos para que se los metió en la boca. Catherine con especial esfuerzo logró metérselos, parecía que se atragantaba, pero no paraba de moverlos y removerlos en su interior. Tuve que sacar el puño de su coño, para que se pudiera poner en esa posición. Aprovechó y me lo plantó en plena boca, mientras le batía al negro los huevos en la boca, y le cogía los glúteos con frenesí, hincándole las uñas.

Carla empezó a gemir de esa forma que indica un super orgasmo en breve, y que no puede aguantar más.

En menos de tres minutos Carla empezó a soltar sus jugos y su saliva, llenándome el pecho y el bajo vientre. Soltó un largo y sordo alarido, y se tumbó a un lado de nosotros boca arriba.

Catherine se quedó sola, rodillas en el suelo, el coño en mi boca, su boca pletórica con los huevos del cortador de césped, él sujetándole la cabeza con una mano y con la otra sobándole una de sus tetas, y yo con una mano acariciando su cadera y con la otra magreándole la otra teta.

El me cedió la otra teta, y cogió su enorme verga y se la restregaba por la cara como un limpiaparabrisas, mientras, se movía en ligero circulo para batir más sus huevos en su boca. Catherine temblaba a veces, y otras brincaba.

El negrazo se paró y mirándole a sus ojos con una maliciosa sonrisa le dijo:
• Me llamo Al-dick Kabira o simplemente Kabir, ¿te parece que Fede te penetre primero?

Como tenía la boca llena de sus huevos, mugió algo, al tiempo que afirmaba con la cabeza y con los ojos en plan sumiso.

Entonces, Kabir se retiró suavemente atrás, sacando sus huevos de la boca de Catherine, la levantó un poco hasta quitarle el pubis de mi boca, y cogiéndola fuerte de los pelos con la mano izquierda, se la llevó hasta el banco donde se sentó con las piernas bien abiertas, y la bajó hasta ponerla a cuatro patas y con los brazos apollados en sus muslos. Y dijo: Fede empieza a darle por culo y por el coño con todas tus fuerzas, vamos a reventar de placer a esta yegua del desierto.

Sin más le dio un par de ostias en ambos carrillos con su enorme polla, que se los dejó rojo intenso, brincó y gimió como una loba, al tiempo yo la penetraba el culo con un fuertísimo empujón, a pesar de tenerlo bien dilatado por el ejercicio realizado con el palo de golf, abrió todo lo que pudo la boca para gritar, pero se encontró con la polla de Kabir entrando hasta donde podía, y no pudo gritar. Todo eran estertores, gemidos guturales y chapoteos de su saliva y los líquidos sudorosos de esa verga.

No le soltaba el pelo, le movía la cabeza como le daba la gana, izquierda, derecha, arriba, abajo, de vez en cuando la sacaba y le daba una ostia con ella, y si no la sacaba se la daba con la otra mano.

Yo no paraba de darle por culo con todas mis fuerzas, y él para aumentar esa penetración, la empujaba de los hombros hacía mí cuando veía que yo empujaba, así sentía el doble de fuerza en cada penetración.

Ella dejó de estar agarrada a sus muslos, y directamente le agarró la polla y los huevos, la recorría con total frenesí y lujuria, a veces con una mano me tocaba mis huevos al mismo tiempo.

Empecé a sacarla del culo y penetrarte por el coño, y así alternábamos cada equis tiempo.

Mientras ella estaba enredada totalmente en su verga, él le daba azotes y apretones en sus colgantes y hermosas tetas. Cada vez que le daba en los pezones, respingaba e intentaba gritar con esa enorme verga en su boca.

Aumentamos Kabir y yo el ritmo a tope, él la cogió con fuerza del pelo y empezó a subir y bajarle la cabeza con fuerza y rapidez, mientras con la otra mano seguía su juego sádico con sus tetas. Yo no paraba, no paraba de penetrarle, ahora solo por el coño. Y empecé a darle ostias en las nalgas.

Empezó a gemir con desesperación, yo notaba como le salían los jugos vaginales con buenas ganas, y también empecé a correrme dentro de ella, poco a poco, en medidas controladas, quería dejar algo para lo que vendría luego. Recogía esos jugos y se los restregaba por la cara, le encantaba, lo recogía y los mezclaba con los de la polla de Kabir, estaba enloquecida.

Avisé con un gesto a Kabir, y sujetándola con suavidad, ambos cambiamos las posiciones. Mientras, ella seguía con micro orgasmos continuados. Estaba con la cara desencajada y me miraba con amor y pasión.

Me senté en el banco en el lugar de Kabir, e inmediatamente me agarró el rabo, me dijo: amor mío, mi amor, nunca creí que pudiera ser tan feliz.

Y acto seguido se lo metió en la boca hasta la cruz, mamaba a marchas forzadas, y mientras continuaba soltando gran cantidad fluidos vaginales, Kabir la penetró de golpe por el coño. Pegó un enorme grito de placer y dolor, y dijo:

¡¡¡¡¡ tú polla me va a salir por la nuca, y la suya por la espalda!!!!!

Kabir la daba sin descanso ni cuartel, le estaba abriendo en canal esa preciosa raja.
A borbotones le salían los fluidos corporales y vaginales. Y al unísono, eyaculé como un caballo en su boca. Se puso descompuesta, y no paramos los tres de corrernos en un desenfreno total, Kabir y yo cogíamos todos los jugos y se los restregábamos por la cara y el cuerpo. Así hasta no quedarnos ni una sola gota a los tres. Nos quedamos quietos en esa posición.

Pasados unos minutos, sacó mi polla de su boca después de aspirar todo el semen que podía, y sujetando con su mano el enorme rabo de Kabir, lo sacó de su coño, y empezó a lamerlo de arriba abajo y darle unas últimas chupadas, aspirando todo el semen de su interior. La soltó y cayó al suelo rendida.

Eran las 7:30 cuando nos despertamos, estaba amaneciendo.

Nos dirigimos los cuatro hacia la casa. Carla dijo que podíamos ducharnos o bañarnos antes de irnos.

En ese mismo momento se le ocurrió decir:

• ¿Catherine has probado el rabo de Kabir por el culo?

Negó con la cabeza, e inmediatamente Carla le dijo a Kabir:

• Llévala a la piscina ahora mismo-, y se fue rauda a por algo a la casa, diciendo: eso no puede ser.

Kabir la cogió en brazos y la tiró a la piscina, acto seguido me dijo que yo me sentara en el borde, y él espero a Carla.

Catherine salió a flote y se dirigió dónde yo estaba sentado, se cogió a mis muslos, quedando mi polla a pocos centímetros de su cara.

Carla salió con un bote de crema especial, y le untó bien la polla a Kabir, hasta dejarla resplandeciente al naciente Sol.

Kabir se deslizo en el agua mirando a Catherine como una presa que no tenía escapatoria, ella empezó a moverse inquieta mientras él se acercaba, a mí se me puso duro el rabo nuevamente de ver la situación.

Llegó a nuestra altura y sin contemplaciones, le abrió las piernas y la penetró por el ano con todas sus fuerzas. Gritó como una poseída mientras me miraba con los ojos desorbitados, y se agarraba tan fuerte a mi polla que creí que me la arrancaría de su sitio.

Kabir se agarró del borde de la piscina, y empezó a empujar tan fuerte, que acabó abrazada a mi cintura y con el culo casi fuera del agua.

No paraba de decir: ¡me va a reventar!, ¡me va a reventar! ¡me voy a desmayar!

Kabir eyaculo en el interior de su culo y acto seguido, salió del agua con la polla untada de un líquido espeso y del color del chocolate, y se la metió a Catherine en la boca.

Ella chupaba, tragaba, mamaba, y él le indicaba que no parara. Su voz la animaba a chupar, y tragar cada vez con más ganas esa mezcla oscura, espesa y agridulce. El también cogía con sus dedos y se lo tragaba saboreándolo. Le dejó la verga limpia y brillante. Y se quedó quieta agarrada a mí.

• ¿Te ha gustado esa mezcla de tú mierda y mi semen?

Medio atontada de las penetraciones anales respondió calladamente:
• Muuuchooo.

-Pues ya sabéis donde estamos, -dijo Carla-

Nos bañamos antes de irnos y Carla me preguntó si había probado la verga de Kabir por el culo.

-No, pero no me importaría -respondí-
****ed Hombre
13 Publicación
Hay q terminar de leerlo

Pero menuda historia
Quien hubiera podido estar por ahí también
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