La merienda 2
Te he visto llegar de la ducha entre sueños, desnudo, con el pelo mojado. “La merienda” me has dicho, y has movido tu cabeza dejando caer gotas en mis pezones, e instintivamente me he dado la vuelta. Las gotas despertador, ahora caían entre mis omóplatos y bajaban por mi espalda, siguiendo el camino de la columna vertebral hasta llegar al hueco del coxis, dónde se paraban y se repartían por mis nalgas provocando escalofríos. Las sensaciones se multiplicaron cuando tu lengua caliente hizo el mismo recorrido que las gotas de agua. Apoyaste los antebrazos a los lados de mi cuerpo y subías y bajabas con tu frío y tu calor despertando mis sentidos , y juntaste mis piernas, entrando en mí despacio, jugamos a nuestro juego favorito y la hora de la merienda pasó volando…