La fiesta de los sentidos

******n77 Hombre
20 Publicación
Autor de un tema 
La fiesta de los sentidos
La cena fue muy divertida. Tu voz sensual y tu bonita sonrisa condimentaban una suculenta cena y un estupendo vino. Llegó la hora del postre, y te pregunté qué había de postre. Y entonces, de esos labios carnosos, embellecido por el rojo carmesí, me rehogaste mis oídos al responder: esta noche el postre soy yo. Empezó a sonar one de U2, sabes cómo contentar me, y te acercaste a mí y empezamos a rozar nuestros cuerpos, provocando el incendio del erotismo y la sensualidad. Tu movimiento de cadera hipnotizaba mis ojos y, poco a poco, empezaste a desabrochar los botones de mi camisa, yo respondí quitándole el vestido. Ante mi apareció un precioso juego de Lencería negra, que realizaban tus redondos, proporcionados y bellos senos. Comenzaste a lamer mi pecho, yo puse las manos en tus nalgas y te apreté fuerte contra mí. Te quite el sujetador y comencé a dibujar círculos con céntricos sobre tus senos, cada vez más pequeños, llegando a tus mamás, para finalmente terminar en tus pezones floridos y duros, que empecé a libar con mi boca y labios. Tu bajaste la mano a mi pantalón, soltaste el botón y empezaste a jugar con mi pene. Notaba como la sangre se agolpaban en él, aumentaba su tamaño. Solo tuvimos que mirarnos, sabíamos el siguiente paso, te eché
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sobre la cama y empecé a comerte las inglés, luego bordeé tu vagina y subí con mi lengua por tu monte de venus, desde allí me dirigí a tus labios vaginales y los fui lamiendo, sediento de tus flujos con sabor a excitacuón y placer. Poco a poco iban cediendo y me dejaron llegar a tu clitorix, guiado por tus jadeos cada vez más vividos y menos espaciados en el tiempo. Alcanzado el clitorix, comencé a succionar hasta que tu orgasmo se desbordó por mis labios y mi boca. Ahora eras tu la que tomabas la iniciativa y tu lengua de fuego comenzó a lamer mis testículo, luego mi pene, te demoras te en mi glande al sentir mis gemidos de placer; mientras yo te cogía tus senos y los movía lentamente y acababa jugando con tus pezones. Me dijiste: ya estoy húmeda y empecé a penetrarte, acompasados el ritmo y, cada vez, penetraba más hondo. Tu te agarraste con tus piernas a mis glúteos y el ritmo y el juego de la penetración nos llevó sin prisa al orgasmo. Los dos chillamos, se nos escaparon sonrisas nerviosas y acabamos extremecidos por la sacudida final. Nos miramos, sonreímos porque sabíamos que no era el final, sino un pequeño descanso para una nueva fiesta de los sentidos.
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