Vigorosamente
Era mi fisioterapeuta, era guapo y estaba bueno. Ideal. Pero era el amigo de mi hija, habían ido juntos al colegio. Cómo podía estar pensando en besarle?, imaginando que me miraba con los mismos ojos que yo lo hacía. "Estás enferma", pensé mientras subíamos en el ascensor de vuelta a casa. El chico había decidido hacer la sesión en el parque, y me había ido tan bien que me sentía eufórica, tanto que cuando íbamos por el primer piso, me colgué de su cuello con un abrazo. La sorpresa fue mía al notar cómo se agarró de mis caderas y me apretó hacia él. Una vigorosa erección me recordó de repente que estaba en el ascensor con un veinteañero. Afortunadamente llegamos al segundo, mi piso. Iba a bromear sobre mi despiste con las llaves pero no pude acabar la frase, pues su mano vigorosa también, me arrastró hasta mi sofá, y con mucho vigor se deshizo de toda mi ropa, me tumbó en mi sofá y me folló vigorosamente. Así mi euforia se duplicó y una gran sonrisa se dibujó en mi cara cuando se despidió de mí diciendo "hasta la semana que viene"