La chica de la limpieza 2
Me sobresalto de inmediato, intento cubrir mi piel desnuda y me pongo a la defensiva mientras miro atónita a la exuberante mujer que se acerca sigilosamente hasta nosotros, Marcos me presenta a Natalia como su mujer, mi cabeza, que ahora mismo funciona a mil revoluciones no entiende que, tanto él como ella no sólo están de lo más tranquilos, si no que la situación parece motivarles de una manera considerable, dicen que mas vale una imagen que mil palabras, bien, pues mi cara ha debido de decirles todo, simplificándolo mucho, algo así como: ¿¡pero qué coño!? Y hablando de coños… ¡el mío se ha secado de golpe! Ella le besa en los labios y girándose hacia mi sonríe a la par que intenta tranquilizarme, me explica que son una pareja liberal, que para ellos esto es totalmente normal, - disculpa si mi ferviente marido no te ha puesto en precedentes, pero reconozco que es mucho más excitante así – pero yo no… el, coloca un dedo sobre mis labios haciéndome callar, - shhh no pienses preciosa, déjate llevar y te prometo que disfrutaras mucho de esta experiencia… Natalia se desprende de su ropa, dejando al descubierto un cuerpo cincelado por los dioses, se coloca detrás de mi, acaricia mi cabello, y me recuesta sobre ella ofreciéndome así a su marido, contra todo pronostico me parece lo más apasionante que he vivido en mucho tiempo…
Marcos se pone de rodillas ante mi, besa con pasión mis labios y aquello que antes parecía tan seco como un desierto se convierte en un oasis, coloca una a una mis piernas en sus hombros, tan delicadamente que doy por entendido que no quiere que su presa se asuste y se le escape, mi corazón está a caballo entre el miedo y el deseo, entre la intriga y la indignación, y mientras se debate a si mismo, ese hombre de espalda ancha y cintura estrecha, lame mi monte de venus, un escalofrío recorre mi cuerpo, se relaja y disfruta de la sensación de tenerle entre mis piernas, su caliente lengua barre mis fluidos de abajo a arriba, se adentra entre mis pliegues y un sonido parecido a un gemido sale por mi boca, succiona mis labios, mi clítoris palpitante, mis manos ahora en su cabeza le aprietan junto a mi, ella, a la que había olvidado por unos momentos desciende las suyas hasta llegar a mis pechos, los cubre con sus manos, y se recrea en mis pezones tirando de ellos con sus dedos ejerciendo la justa presión como para darme algo de dolor y mucho placer, siento unos dedos en la entrada de mi cueva, sin mucha ceremonia se adentran en ella y se mueven al compás de su lengua, no solo me siento llena ahí abajo, mi boca también es invadida por otra lengua juguetona, mi espalda se curva, siento que llega algo grande, una fuerza que surge de mi interior buscando la salida fácil, y la encuentra… vaya si la encuentra… llegados a este punto, mi compañero de juegos da por terminado su objetivo absorbiendo los últimos jugos de su premio, alza su cabeza, y desciende mis piernas con la misma delicadeza con la que antes las había alzado, la única diferencia es que antes temblaban de nerviosismo y ahora tiemblan de placer.
Y esa chica, la chica de la limpieza a la que nadie ve, se siente poderosa, y quiere más, quiere sentir lo que unos antiguos y ridículos estereotipos encerraron en un rincón de su mente llamado “ fantasías depravadas” las cuales ahora mismo le parecen de lo más elocuentes y excitantes; no pienses, déjate llevar, esas palabras anteriormente oídas se convierten en mi nuevo lema, y pienso llevarlo como bandera aunque sea a contracorriente… aunque arriesgue el hecho de que otros marineros me cuelguen el letrero de pirata, ¡qué diablos! Ellos se lo pasan infinitamente mejor.
Ayudo a levantarse al que tanto me ha dado y lamo los restos de los hechos en sus labios, doy media vuelta dispuesta a probar la fruta prohibida, ella tiene sus largas piernas abiertas, dejando a mi merced mi tan ansiado festín, coloco mis manos en sus glúteos y la acerco más a mi, antes de adentrarme en esa nueva aventura, miro los ojos castaños de Natalia, están expectantes y así me lo hacen saber, puedo oler el aroma de su excitación cuando agacho la cabeza, mi tímida e inexperta lengua sale a saludar, saborea su néctar provocando que ésta ponga más empeño en lo que hace, porque disfruta haciéndolo, su coño se mueve restregándose en mi boca, su respiración se acelera, su voz es silenciada, por el mástil de su marido, que sin darle apenas tregua entra y sale de ella mientras sus ojos se clavan en los míos, nos miramos mutuamente ardiendo de deseo, introduzco mi pulgar buscando el botón que enciende los fuegos artificiales de cualquier mujer, aún me pregunto cómo pero parece que lo hallo… Marcos está ahora detrás de mi me coge en volandas y me pone encima del cuerpo de su mujer, pecho con pecho, boca con boca, escucho como sus dientes desgarran el envoltorio de un condón, y… ¡ohh dios! Me la mete hasta dentro de una sola estocada, parece ansioso y me encanta… sus movimientos son precisos y certeros, apenas unos pocos embistes más sale de mi para meterse en ella… se revuelve debajo mío, solo se escuchan el sonido de tres seres gimiendo sin control, ahora ella, después yo, ahora yo, después ella… su polla, mas dura e hinchada que nunca, nos regala unos de los orgasmos más bestiales de mi vida, sintiéndola ahora desnuda en el exterior de mi culo, noto como su leche baña mi piel, estoy agotada mi cuerpo se queda absolutamente laxo quedando en medio de dos desconocidos, que me vieron, me retaron, y conocieron mejor que yo, hasta donde era capaz de llegar.