La chica de la limpieza
Aquí estoy otra vez, un nuevo y patético día, en mi ya antiguo y patético trabajo, con este dichoso uniforme, nombrado por mí, el anti morbo, empujando como no, el carrito de la limpieza llamo a la puerta de la habitación 215 para comprobar que efectivamente no hay nadie en ella, cruzo el umbral y me dedico a lo mismo que las anteriores 14 veces en esta planta, abro el pequeño balcón y sigo el ritual…Mis manos, enfundadas en esos guantes de látex hacen su trabajo en el lujoso baño, no pienso, sólo actúo como una auténtica autómata, con medio cuerpo dentro y el otro medio fuera del jacuzzi mi culo se mueve al compás de la música que suena a través de los cascos, ¡bien, ya estas limpio como la patena! Digo mentalmente mientras doy media vuelta…
¡dios! casi se me sale el corazón por la boca al toparme con una figura masculina apoyada en el marco de la puerta, observándome.
• perdone, no era mi intención asustarla, la he llamado varias veces pero usted parecía no escucharme – sus ojos de un color verde esmeralda, me miran fijamente mientras su boca dibuja una sonrisa pícara, su voz es endiabladamente sexi, y no sé bien si es por esos ojos que se clavan en los míos o por esa voz , pero mi cuerpo se queda clavado en el sitio, la mía, temblorosa, decide que ya es hora de hacer acto de presencia… – no se preocupe, la culpa es mía,- y como si no fuera ya evidente señalo mis cascos … - ¿puedo ayudarle en algo señor? – sí, podría empezar a hacerlo llamándome de tú, soy Marcos - al no recibir respuesta, pregunta… - ¿y su nombre es? – Cristina – cálmate por el amor de dios es sólo un hombre, muy atractivo, si, ¡pero un hombre al fin y al cabo! Después de la tonta reprimenda a mí misma espero pacientemente a que se aparte, pero no lo hace, se queda en el umbral, dificultándome el paso… no me queda otra que salir por el pequeño hueco que deja su fornido cuerpo, - si me disculpa, tengo que seguir con mis quehaceres – justo cuando mi cuerpo queda frente al suyo, una mano fuerte y grande me coge del codo, su cuerpo se aproxima al mío acorralándome, puedo oler su fragancia desde aquí, y hasta puedo sentir el calor de su aliento en mi oreja cuando éste me dice en ella que por favor le llame de tú, el timbre de su voz va directo al centro de mis deseos, mi timidez me obliga a bajar la mirada pero Marcos se encarga de que le mire a los ojos subiendo mi barbilla con dos de sus dedos,- eres realmente preciosa-
quizás podría creer en sus palabras un sábado por la noche en una discoteca de barrio, pero… ¿con el anti morbo puesto y después de haberle limpiado el baño? No, no creo para nada en lo que dice… sin embargo, su dedo pulgar asciende de mi barbilla a mis labios mientras la mano que anteriormente sujetaba con firmeza mi codo se posa en mi cintura atrayéndome hacia él, yo, paralizada, me dejo hacer hechizada por su embrujo, sus dedos son cambiados por sus labios carnosos y mis manos ya desnudas de látex se apoyan en su pecho, el beso que en un principio fue de lo mas inocente e imprevisto, coge fuerza y ahora se abre a una pasión embriagadora, nuestras lenguas juegan a una partida sin final intercambiando saliva, un leve suspiro nace en mi boca y muere en la suya, me siento arrastrada hasta una cama acabada de hacer por mi misma, cuando mis piernas topan con ella mi acompañante se dedica a desabrochar los botones de mi uniforme, ¡maldita sea el momento en el que decidí escoger un conjunto de ropa interior que ni es conjunto ni digno de esta situación! aunque a el no parece importarle…
el anti morbo, acaba a ras de mis pies, y su mirada recorre mi cuerpo con lascivia, se relame los labios, y es en ese mismo instante donde la Cristina tímida y temblorosa, se esfuma para dar lugar a su gemela atrevida y segura de si misma, mis manos parecen recobrar vida propia y se dedican a descubrir su torso que recorro con la yema de mis dedos, los suyos abren el broche de mi sujetador con mucha maestría, masajea mis pechos y se agacha para poder lamer mis pezones, mi cabeza se inclina hacia atrás, mordisquea suavemente mi pezón derecho y emito un gemido de placer, noto mis pechos mas pesados, mis pezones totalmente erectos, noto, sin duda alguna la humedad de mi sexo, me siento en el borde de la cama y me deshago de todo lo que me impide llegar a su polla… el bulto que notaba debajo de sus pantalones es ahora mas que evidente, se alza frente a mi ofreciéndome ese dulce y exquisito manjar, la cojo con mi mano para llevarla a mi boca, mi lengua sale a saludar lamiendo su piel tan suave y fina como la seda, un gemido sordo nace de su boca y sé que ya no puedo parar… mi lengua recorre toda su longitud, y mi boca se convierte en su refugio, la introduzco entera a pesar de su gran tamaño, la saco y la vuelvo a introducir en un ritmo constante, mis manos aprietan su culo, las suyas sujeten mi cabeza, llevando así la batuta de esta sinfonía – mírame, quiero ver tus ojos azules mientras recibo el placer de tu boca – y dicho y hecho, mis ojos se alzan para encontrarse con los suyos, mis oídos siguen escuchando el cantar de sus gemidos, mi humedad crece por momentos y sus embestidas son cada vez mas fuertes y profundas, está literalmente follándome la boca, sus dedos de enredan en mi pelo y tiran de él, sacando así su polla de mi interior para volver a meterla con rudeza, estoy tan caliente que podría incendiar las palmeras que adornan las piscinas, tira de mi pelo hacia atrás obligándose a sacar su miembro de mi boca, éste tan duro como una roca reluce ayudado por mi saliva, - no me quiero correr antes de tiempo preciosa, cosa que haré seguro si sigo en tu boca, invita a mi cuerpo a recostarse en la cama, y cuando mi espalda desnuda toca las sábanas, una voz femenina aparece en escena, - veo que ya has encontrado una compañera de juegos mi amor…