Diosa y Mujer, una tentación divina
A este lado de la cama diviso el corto pero infinito espacio que me separa de ti.Me miras, me observas, tu dulce mirada enlazada con la mía, mirada de ángel, mirada célica y perversa a la vez, ¡Que estarás pensando!, dos luceros en tu cara, tan brillantes como las estrellas que cubren el universo en esta noche tan oscura y cerrada.
Puedo leer tus ojos, déjame perderme en ellos, estas pupilas delatan mi intención, pienso seducirte…
Como un felino en busca de su presa emprendo lentamente el camino hacia ti, dejaré caer mi cuerpo por el valle de tu espalda, despertando tus sentidos con el roce de mi piel, recorriendo ese desierto sufriré de un espejismo descubriendo el paraíso de cabeza hasta tus pies.
El embrujo de tú aroma se tiñe en deseo bajo la luz tenue azulada en movimiento reflejando el agua de la piscina sobre el techo de la habitación, el aire huele a tú tez salvaje, aroma que provoca una explosión de feromonas en todo mi ser. Tumbada sobre el colchón te veo como una Diosa mortal. Mi mano temblorosa sostiene una pluma dispuesta a provocar la excitación en toda tu epidermis. Comienzo a dibujar curvas y líneas invisibles erizando el bello de tu cuerpo, de norte a sur, de este a oeste, escucho como tu respiración se acelera.
Tengo sed, mis dientes muerden suavemente tu oreja, mi lengua sobre tu nuca se desliza lentamente, centímetro a centímetro, te volteo sin dejar de rozarte con mi músculo viperino hasta llegar a de tu pelvis. Tus húmedos labios sugieren a mi boca disfrutar de tan preciada miel, me nutro de tu dulce sabor, perdido en el embrujo de una esencia que me embriaga. Escucho un sutil jadear que me lleva a la casi incontrolable excitación. Mis manos buscan jugar con tus senos, mis dedos recorren el contorno de tus tersos pezones a la vez que los aprieto suavemente, levanto la mirada por encima de tu pubis divisando el camino que mi boca ha de seguir acompañando con sutiles y tiernos besos. Mis ojos me invitan al suicidio mientras clavo mi mirada en el bello lienzo de tu cuerpo desnudo, voy en busca de tú boca, tu preciada y deliciosa boca. El fuego de tus labios me invita a sellar los míos, me muerdes, atrapas mi lengua, no tengo escapatoria…
Te doy la vuelta imponiendo mí autoridad, mis dedos inquietos amarrados a tu cintura deslizan sus yemas hasta tú preciado trasero, diamante por tallar, territorio sensual y no prohibido. Te escapas de mis garras, me tumbas, ahora mandas tú, un escalofrío acompañado de temblores recorre mi cuerpo cuando siento mi pene dentro de tu boca, no puedo controlar los temblores. Te sientas sobre mí. El silencio se palpa como fondo musical y una melodía imaginaria invita a comenzar una danza milenaria mientras no dejo de susurrarte erotismo en mis palabras. Escucho tu corazón desbocado, se vuelve arrítmico, lo siento mientras beso tu garganta.
Tus ojos me gritan tómame, te escucho gemir mientras te poseo, mientras te hago mía. El volcán de tu cuerpo explota a la par con él mío, el efluvio de tu piel resbala por mi cara como inagotable manantial, un elixir que envenena.
Como serpientes enredadas intercambiamos posturas, tengo sobre mí una Diosa. Percibo tu calor mientras contraes tu vagina contra mi pene, el clímax está cerca. Tu aliento chocando en mi cuello…Jadeas, son los suspiros de tu alma gritando ámame, ámame, me encanta…Por un instante en tiempo se detuvo ante tanto sexo desmedido. Una explosión de placer a la par nos lleva a estremecer nuestros cuerpos en un viaje largo e intenso volando al paraíso de los sentidos para cubrir de gozo nuestros cuerpos, dulce forma de tocar el cielo junto a ti, se hizo el silencio, nuestros cuerpos mojados sobre el colchón, unas horas de descanso antes de volver a volar antes de dejarte marchar.
Amaneció y nuestras ganas y deseo volvieron a excitar nuestros cuerpos, que delicia compartir estos insignificantes segundos de vida con una Diosa y Mujer como tú.
Rafael Martínez - Elkissvis