"El vecino" - Por iibeli467
Hace días que coincidimos en el ascensor y solo pronunciamos un "hola" con la cabeza gacha. No sé porqué me da tanta vergüenza mirarle a los ojos, bueno sí, me pondría roja como un tomate. Es que me parece muy atractivo con esa barba cerrada y esos ojos negros. En fin, está casado, es mi vecino y acaba de ser padre. Hace mucha calor esta noche y necesito aire fresco. Creo que aprovecharé y saldré a tirar la basura. Son las once pasadas y es miércoles así que no me encontraré a nadie, bajo con un playero y no quiero saber nada de ropa interior que aprieta y me molesta. Voy corriendo por las escaleras con la bolsa en la mano ¡casi se me sale una chancla! Tranquila Isa que a estas horas no hay nadie en el edificio. De vuelta, intento abrir la puerta con la llave que se engancha pero esta vez abre sin esfuerzo. Es mi vecino que me ayuda y tira de la puerta desde dentro. Un "gracias" es lo único que me sale y por primera vez lo miro a los ojos y ¡claro! me pongo roja. Intercambiamos un par de frases y subimos las escaleras. Nos miramos por el rabillo del ojo y me doy cuenta que mi cabeza a empezado a fantasear. Me toca el hombro y baja su mano hasta la mía. "Ven" y yo le sigo hasta el cuarto de contadores. Se perdió la llave y siempre está abierto. Es pequeñito y huele a humedad pero, no sé, en ese momento es el sitio ideal. Noto su mano en la nuca y como baja por mi espalda. Mi respiración pasa de un ritmo pausado a uno más enérgico y me oigo respirar y eso me encanta. Me dejo hacer con los ojos cerrados y esta vez sus manos están midiendo mis pechos como si tuviese que dar parte hasta que nota mis pezones duros y aprovecha para lamerlos. Después nos besamos como niños que hacen una trastada, rápido, mirándonos y diciendo que no, que no deberíamos. Entonces noto su mano en mi culo pellizcándomelo y no puedo evitar gemir de la excitación. Busco su polla a través de su bragueta y consigo abrirla y por fin la toco. Efectivamente está dura y la inspecciono de arriba a abajo y la toco con ganas de que se acerque poco a poco a mi. No quiero follar pero si jugar con ella. No paro de rozarme con él como dos adolescentes y los dos gemimos al unísono. Estamos tan juntos, tan apretados que sentimos el corazón del otro a mil por hora. Sabemos que no está bien pero nuestras bocas tienen vida propia y las manos, esas no nos hacen caso. Apretamos nuestras pelvis y es tal el placer que estoy completamente mojada. ¿Cómo nos hemos podido correr? ¿Cómo nos hemos puesto tan cachondos? Abro la puerta y subo a casa corriendo para que nadie me vea. Supongo que él habrá hecho lo mismo.