Rep. Dominicana es muy parecida a lo ya contado, agravado tal vez por ser una isla.
La educación sexual se reduce a conocer los órganos reproductivos, defenestrar los abortos y evitar ETS, sin embargo la juventud tiene sexo desde muy temprano y es habitual que las niñas queden embarazadas a los 13-15 años. Lo que saben lo aprenden en los barrios, en la sabiduría popular y en la música urbana que es un reflejo de esto último.
Las relaciones liberales o los intercambios no son abiertamente reconocidos y son vistos como perversión, pero es socialmente tolerado que los hombres casados tengan amantes fijas o esporádicas, llamadas "queridas". Hay toda una cultura en torno a eso. No es raro descubrir que tu padre tiene hijos por ahí. El turismo sexual es otro cáncer social.
La mujer apenas está empezando su andadura como persona deseante, pero se la sigue juzgando si vive y viaja sola, si habla abiertamente de sus deseos sexuales, si viste provocativamente o si admite que es muy activa sexualmente.
La homosexualidad es humillada y asesinada ante la mirada casi cómplice de la justicia. Ni hablar de otros géneros.
El aborto es penalizado y el matrimonio gay jurídicamente ambiguo; tampoco está sancionada la discriminación por orientación sexual o identidad de género, sin embargo la iglesia campa a sus anchas tapando atrocidades y abusos sexuales a niños humildes. Y así un largo etcétera.
Mientras escucho en casa un
dembow altamente explícito junto a la imagen de la virgen de La Altagracia, llego a la conclusión de que el Caribe es un volcán caótico en constante transformación y ebullición. Gracias a internet estamos viviendo un boom sexual; nos llega todo tipo de estímulos y eso está haciendo que se hable más de sexo y que la gente se sienta apoyada en colectivos extranjeros y se muestre como es, o al menos lo intente.