18 de noviembre
Nunca cojo el móvil mientras estoy trabajando, pero ese 19 de noviembre de 2020 algo me impulsó a cogerlo.Frases inconexas, mi cerebro no puede entender, no puedo hablar, tampoco llorar. Solo recuerdo como cayó el móvil de mis manos y mi cuerpo al suelo.
Al despertar veo caras conocidas a mi alrededor y no sé qué ha pasado.
Pero de repente mi cabeza se llena de palabras.
Accidente de coche, muerte instantánea, merecías saberlo.
Me levanto y me mareo mientras me cogen de los brazos para ayudarme.
• Necesito ir al aeropuerto- sale de mis labios mientras las lágrimas ya han empezado a caer de mis ojos.
La panadera me dice que me lleva.
Le doy las gracias y salgo corriendo con mi bolso y lo puesto.
Recuerdo el día que te sentaste a mi lado en un pequeño bordillo mientras Toño nos enfocaba con el faro de su moto. Me giré hacia ti tapándome los ojos y entrelazaste nuestros dedos.
-¿Es cierto que a los ojos claros les molesta más la luz?
• No lo sé, nunca lo vi con un color oscuro- murmuré muerta de vergüenza.
Separé los dedos mientras todos reían de mi respuesta, incluido él.
Gasté hasta el último € que me quedaba en coger un avión hasta Valladolid y de allí un autocar hasta Salamanca.
No podía dejar de llorar, una parte de mi, se había ido contigo, pero todos esos recuerdos siguen vivos en mi.
Nuestro primer beso en mi portal.
Como sacabas el cassette a la ventana con música para que la oyera.
La primera vez que hicimos el amor, un fin de año entre unos arbustos, en unos bancos en el parque.
La vez que tu madre llegó antes del trabajo y me escondí entre las sábanas pensando que no me vería.
Tus dibujos, mis escritos.
Follar en el cine, en el campo, en el río, en un campo de girasoles del que tuvimos que salir corriendo con la ropa en la mano mientras nos perseguía un abuelo con un garrote. Y las risas que nos echábamos después de cada experiencia, y luego al recordarlas. Cómo una relación a distancia podía llenar tanto. Era una relación bastante abierta, éramos conscientes de que éramos muy sexuales y no podíamos estar sin follar mucho tiempo. Aprendimos y experimentamos mucho juntos.
Despierto en el avión gritando mientras creo escuchar ese golpe del camión a tu coche.
Llevábamos muchos años sin estar juntos. Me dijiste que nunca podrías verme como una amiga sin más, y era cierto. En tu mesilla, una pulsera, una carta y una foto.
Llegué tarde al entierro pero necesitaba estar con la gente que nos conocía a ambos. Que sabían que siempre nos perteneceríamos e intentarías volver conmigo y mudarte a Barcelona, dejar todo por mi. Pero no podía ser tan egoísta y pensar solo en mi. Tú tenías tu vida, yo era joven y disfrutaba la mía. Tú entrando en la discoteca donde sabías que estaba, sin ojos para nadie más. Ese abrazo con mi novio al lado. Nos olvidamos de todo mientras nos mirábamos a los ojos.
"Queda conmigo, tenemos que hablar " Nunca entendiste que no podía, porque si lo hacía no sería capaz de negarte nada.
Te fuiste creyendo que no te amaba, cuando creo que perdí esa capacidad junto contigo. Recuerdo el día que viniste a recogerme con un caballo a blanco y los gritos de mi abuela, mientras ne llevabas al trote hacia el campo.
La de veces que me escapé de noche contigo de casa para estar juntos. Los walkie talkies x los que me hablabas hasta que me dormía. Tu ventana enfrente de la mía, viendo como me vestía para ti, para luego desvestirme tú en cuanto cruzaba a tu casa.
¿Por qué ese despiste esa mañana? ¿Por qué te equivocaste de carretera? ¿Por qué no dejé que viviéramos nuestro amor hasta el final? Miedo de que fuera a menos, miedo de echarnos cosas en cara, miedo de perdernos y nos perdimos igual, aquella mañana en que ibas hacia el trabajo y la niebla no dejaba ver nada. Una llamada de tu tío para preguntarte dónde estabas, ibas a la obra que terminasteis el día antes. Diste un volantazo sin pensarlo y ese camión salió de la nada.
El 18 de noviembre de 2020 me pasó algo extraño mientras estaba dándome una ducha a oscuras, con la luz de un candelabro y música de fondo. Una vela, de 5, se consumió entera. No le di importancia. Hasta la llamada del día 19. Hasta inundar de ti mi cerebro, mis recuerdos, mi corazón.Sigues vivo en mi, cada día, cada vez que conozco a alguien, cada vez que le beso o follamos. Nunca podré evitar buscarte en cada aroma, en cada beso con sabor a tabaco, en cada detalle que me hace reír en el sexo. Jamás podría haber empezado en un sexo sano, sin tabúes sin ti. Mi corazón te seguirá extrañando a diario. Tú hacías que el sexo fuera especial, divertido, arriesgado. Tú me hacías vivir como nadie, sigo buscándote sin encontrarte más que en mis sueños y mis miles de recuerdos.