Dos mujeres

Llevaban hablando poco tiempo, pero esos ojos negros y la manera de entrarle había sido original y divertida. Le parecía una mujer interesante y tenía ganas de conocerla en persona.
Llegó pronto al bar en que habían quedado y decidió fumar un cigarro en la puerta mientras esperaba.
Llegó puntual en moto. Cuando se quitó el casco la reconoció enseguida, esa melena oscura y esa preciosa mirada oscura que se detuvo en ella nada más verla.
Ambas sonrieron. Ella bajó de la moto y se le acercó con paso resuelto.
Se dieron 2 besos rozando la comisura de sus labios.
• ¿Llevas mucho esperando?
• No, la verdad es que no, pero me gusta llegar puntual y salí pronto de casa por si acaso.
Entraron en el bar y aprovechó el pasillo para ver su pantalón apretado marcando un culo espectacular y el hombro al aire que dejaba su camiseta. Una visión muy sexy, reconoció.
En ese momento se giró y le guiñó un ojo.
• ¿Qué tal las vistas?- le preguntó divertida adivinando lo que estaba haciendo.
• Estupendas- le dijo sin cortarse un pelo con voz juguetona.
Pidieron y fueron a sentarse. La conversación fluía entre las dos como en sus mensajes.
Ambas reían y sonreían.
La motorista se sentó en la silla junto a ella y su corazón latió más rápido.
Se miraron a los ojos y a los labios y se besaron de manera suave al principio, entrabriendo sus bocas para jugar con sus lenguas en un sensual baile que solo ellas sentían.
• ¿Te apetece ir a algún sitio más íntimo? Llevo otro casco.
Inmediatamente le dijo que sí, cogieron sus cosas y ahora iba delante ella en el pasillo.
Al salir le pidió que le pusiera el casco, era una negada y siempre que iba en moto debía pedir que se lo pusieran.
• Agárrate a mi- le dijo la motorista hasta parar delante de un edificio de pisos.
Miró la zona y el gran edificio mientras intentaba quitarse el casco.
• ¿Te ayudo?
• Sí, por favor.
Nada más entrar en el ascensor empezaron a besarse con pasión. Ella iba con vestido y la otra aprovechó para subir las manos por sus muslos hasta llegar a sus bragas y retirarlas un poco para tocar su excitado y caliente sexo. Ambas gimieron. Llegaron al piso y nada más cerrar empezaron a desestime tirando la ropa por el camino hasta la habitación.
• Dios, eres tan bonita- le dijo acariciando su cara y mirándole los ojos claros- la empujó suavemente sobre la cama y ella se colocó con la cabeza sobre dos cojines.
La motorista subió sobre ella y la besó entera, sin dejar un hueco libre de cuerpo entre sus besos.
Se detuvo en su sexo, primero lamió despacio sus labios mayores y enseguida encontró ese botón que la hacía estremecerse y tocar el cielo entre gemidos. Cuando sintió ese hormigueo x el cuerpo estuvo segura de que iba a correrse, y la otra beber de ella. Su cara de placer era enorme.
• Espera aquí, relájate.
• ¿Más aún?- respondió entre jadeos y sonrisas.
Volvió pronto con un arnés con polla
• ¿Te apetece metérmelo hasta el fondo?
• Sí, pero primero quiero tu sabor.
Dicho y hecho, se lanzó por su cuerpo ya salado por el sudor. Y entre besos, mordiscos y algún lengüetazo se centró en lubricar su sexo para la penetración.
Una vez la escuchó gemir y notó su sabor en los labios, empezó a penetrarla con cuidado entre ruidos y gemidos de ambas.
• Wow, eres increíble- ni en mis mejores sueños
Dejó que la envolviera esa sensación que erizaba cada poro de su piel. Y notó como su motorista se dejaba llevar y squirteaba sobre ella, que intentaba no dejar una gota fuera por imposible que pareciera.
Por fin se tumbaron una junto a la otra para seguir entre abrazos, besos y risas.
• Ha sido aún mejor de lo que esperaba- dijo besando su cuello.
Se sentía feliz y relajada junto a ella. Tanto que no recordó ni como se había quedado dormida en sus brazos.
La despertaba, la dejaba seguir durmiendo, se iba... no sabía qué hacer, hasta que empezaron otra danza de júbilo alrededor de la cama y le quedó claro que se iba a quedar allí todo el día
Dejarse fluir con esa mujer era de los mayores placeres que había tenido desde hacía tiempo.