Pasado
Ni yo era tuya ni tú eras mío, pero cuando estábamos juntos no podía pensar en nadie más. Tus besos inundaban mi boca, mis labios, mi cuello, mi hombro, mi mano y mi cerebro.
Yo me dejaba mimar, no estaba acostumbrada, y me gustaba.
Me gustaba que nos detuviéramos mientras paseábamos solo para darnos un abrazo. Sentía mi cuerpo pegado al tuyo y como se acoplaban nuestros latidos.
Cada vez que quedábamos me dejaba llevar sin más.
Me gustaba la complicidad con la que nos reíamos en cualquier momento.
A veces más suave, a veces más duro, lo que nos apeteciera, sin forzar, sin tirar de ningún lado.
Eras un lugar seguro para mi. De esos en que te sientes cómoda para poder hablar de todo, para ser honesta contigo y conmigo, me hacías sentir aceptada con mis rarezas .
Mi voluble carácter no salía a relucir contigo, no tenía motivos para ello.
Y aunque aún lo recuerde con los ojos algo entelados, pronto lo harán con el cariño que era solo nuestro cuando estaba contigo, pero aprendiendo a estar sin ti.