De nuevo
Salgo puntual del trabajo y lo veo esperándome allí mismo. Nuestros ojos se clavan uno en el otro con una sonrisa en los labios y acercándome a él le doy 2 besos a los que él responde igualmente.
Salimos del centro comercial y nos dirigimos hacia la playa caminando, ese era nuestro plan.
De repente se para al dejar atrás las tiendas, se gira a mirarme y me besa en los labios, mi boca se entreabre y nuestras lenguas se buscan mientras noto como se acelera nuestro corazón al acercarnos.
• Creí que no volveríamos a vernos- ha pasado todo el verano desde aquella última vez.
• Supongo que fuimos dejando pasar el tiempo, pero fue una sorpresa agradable volver a hablar contigo y reírnos como si hubieran pasado unos días y no unos meses.
Llegamos a la playa, es de noche, entre semana y ya no hace ese calor agobiante de pleno agosto.
Saco mi toalla y tú la tuya, las colocamos cerca del agua. No vemos apenas a nadie por allí.
Me desnudo quedándome solo con unas braguitas de lycra negras que utilizo como bikini cuando voy a una playa textil.
Tú llevas un bañador pequeño que te sienta como un guante.
Mis manos no pueden evitar tocar tu pectoral, mientras tú acaricias mi pelo y vuelves a inclinarte para besarme.
• Es cierto que besamos bien- dices recordando una de nuestras conversaciones recientes y haciéndonos reír a ambos.
Te suelto y voy corriendo hacia el agua. La temperatura es ideal, y el agua abraza mi cuerpo de tal forma que me hace sentir en uno de mis lugares preferidos del mundo.
Pronto oigo tus pies acercándose al agua y te metes sin pensarlo demasiado y llegando a mi en nada.
Me coges de la cintura, yo me escapo resbalando entre tus brazos mientras río.
Me coges un pie e intento soltarme sin conseguirlo.
El agua está calmada, pero nosotros no y me acercas de nuevo a ti tirando de mi pie, a pesar de mis protestas entre risas. Me agarras fuerte para que no me escape y me cojo a ti con mis piernas mientras tus manos me cogen por la espalda y nuestras cabezas se juntan.
Nos miramos con la luz de la luna de fondo, y nos imagino desde la orilla.
Una imagen bonita que llena mi cabeza.
Muerdes mi cuello. Aunque yo no toco el suelo, tú sí lo haces. Giro la cabeza buscando de nuevo tus labios pero con una sola mano me giras y me dejas mirando hacia la profundidad del mar mientras sigues mordiendo mi cuello, el lóbulo de mi oreja y dejo escapar un gemido de mis labios.
Una de tus manos acariciando mi pecho y va bajando hasta mi sexo cubierto con las bragas donde metes la mano cubriéndolo por completo y empiezas a acariciar con tus dedos. Mi respiración se agita y mis ojos se cierran. Mi culo se pega a ti y noto tu erección dentro del agua. Echo una mano hacia atrás para acariciar tu polla dura que asoma ya de ese pequeño bañador.
Me dejas girarme y cogerte de nuevo con las piernas. Entre el movimiento de las olas y el nuestro nos estamos masturbando mutuamente con esos suaves movimientos mientras seguimos besándonos.
Tus manos ahora están apretando mi culo al ritmo de nuestros movimientos
Salimos del agua después de habernos corrido los 2 por encima de nuestra ropa interior y habernos besado de mil maneras.
Reímos mientras intentamos secarnos, entre bromas y juegos.
Volvemos a vestirnos y me coges de la mano cuando terminamos de recoger lo poco que llevamos.
• Vamos a mi casa- me dices y yo solo hago un gesto de cabeza casi implorándote que vayamos.
En la moto el aire hace que nos de un poco de frío.
En tu ascensor nos las apañamos para volver a entrar en calor.
Al llegar a tu casa preparas la ducha para ambos y nos enjabonamos el uno al otro entre bromas y excitación.
Nos secamos uno a otro, y tras desenredar mi pelo voy a tu habitación donde me esperas desnudo.
• ¿Necesitas entrar en calor?- me preguntas al sentir mi escalofrío debajo de tu toalla.
Te levantas y me la quitas mientras eres tú quien me abraza para traspasarme tu calor y vaya que si funciona.
Me tiras en la cama y empiezas a recorrer mi cuerpo limpio con tu lengua mientras me dejo hacer, estoy demasiado cansada y extasiada. Mis latidos vuelven a acelerarse mientras me relames con más ganas por unas zonas que otras.
• Sigues estando deliciosa- me dices. Yo solo sonrío sin mirarte siquiera y me coloco mejor en la cama para dejarte espacio.
Ahora quiero lamerte yo y cuando me acerco a tu polla y comienzo a comerla con ganas, mi lengua, mi boca y mis manos te hacen suspirar.
• ¡Dios! Qué ganas tenía de sentirte de nuevo. Déjame coger un condón.
Te lo pones y sin mediar palabra me pongo sobre ti introduciendo despacio tu pene en mi humedad palpitante. Ambos gemimos.
Tus manos cogen mis caderas siguiendo mis movimientos, estoy tan cachonda que mi cuerpo no tarda en empezar a temblar y chorrear sobre ti mientras me agacho a besarte. Tus labios son un imán, y esos ojos claros clavados en los míos, otro.
Con tu fuerza y agilidad no tardas en darme la vuelta y ponerme en cuatro ayudado de tus rodillas. Parece algo fuerte, pero tú sabes convertirlo en delicado.
Hasta que empiezas a clavarte en mí y la canción de Chanel y Abraham Mateo viene a mi cabeza "Clavaíto" mientras mi cuerpo se agita al compás de tus embistes.
Vuelvo a correrme entre gemidos excitados y siento tu mano en la espalda y los jadeos que me hacen saber que estás a punto. Te corres sin que ninguno de los 2 spare de moverse para alargar el momento hasta dejarnos caer ambos en la cama, exhaustos, sudando, sonriendo, disfrutando.
• Tenía ganas de verte- te digo poniendo mi cabeza apoyada en tu pecho.
• Yo a ti también- me dices acariciando mi pelo y besándome de nuevo- tus labios ne vuelven loco ¿te quedas a dormir conmigo?- me dices más como una súplica que como si fuera una simple pregunta.
• No hay nada que me apetezca más hoy- te contesto.
Cenamos algo rápido para volver a la cama y me duermo entre tus brazos sabiendo el despertar que me espera. Y con una sonrisa en los labios por haberte reencontrado.
Nuestra química es mucho más que algo de aquí te pillo aquí te mato...
Qué bien se está entre tus brazos y así me quedo dormida.