SOLO TÚ

*****i77 Mujer
7.524 Publicación
Autor de un tema Moderador de grupo 
SOLO TÚ
Sonó mi teléfono y nada más ver su nombre en la pantalla, mis labios se curvaron en una sonrisa.
Al leerlo me mordí el labio inferior y sentí como llameaba la pupila de mis ojos.
Cogí el bolso y salí de casa para ir a su encuentro.
Llegué al parque en que me había citado.
No lo veía. Unas manos me cogieron de la cintura desde detrás y di un respingo asustada. Me giré y le vi riendo. Entorné los ojos haciéndome la enfadada, pero la sonrisa me delataba y nuestros labios fueron a encontrarse con las ganas de siempre. No importaba los meses que hiciera que no nos veíamos, cuando estábamos juntos era como poner la última pieza de un puzzle.
Sus manos recorrían mi silueta parándose en mi culo.
Mis uñas danzaban sobre la camisa por su espalda buscando el contacto de su piel.
Susurró en mi oído y le seguí sin soltar su mano.
Llegamos a unos matorrales que me hizo atravesar. Un banco había sido puesto entre ellos.
Mi cara de sorpresa le hizo reír.
Solo él sabía como mantenerme enganchada a él.
Solo él era capaz de mojar mis bragas con unos cuantos mensajes.
Solo él me hacía sentir completa cuando estaba dentro de mi.
Solo él era capaz de saber como estaba por una frase en un mensaje.
Solo él satisfacía mi bestia interna.
Tras mi sorpresa inicial noté su mano subiendo por mi pierna, hacia la parte interior del muslo. Mi corazón palpitaba con fuerza, y yo lo notaba bastante más abajo.
Me acarició suavemente con los dedos por todo el pubis. Sabía que no llevaba las bragas puestas. Y mientras, con la otra mano, sujetaba mi espalda con seguridad.
Noté sus dedos acariciando mi clítoris para luego entrar dentro de mi de golpe, para sacarlos y lamerlos mientras lo miraba.
Me sentó en el banco y se puso de rodillas en el suelo. Su cabeza por debajo de mi vestido, su lengua recorriendo cada milímetro, cada rincón que conocía como si nos viéramos a diario.
Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos mientras mis manos sostenían su cabeza y de mi boca salían esos gemidos contenidos.
Me saboreó despacio después de hacer que mis piernas temblaran en un orgasmo incontrolable. Solo entonces asomó por debajo de mi vestido y subió a darme un beso para darme a probar mi propio sabor.
• No sabes lo que me cuesta vivir recordando tu sabor a todas horas- me dijo.
Le sonreí.
• Ahora quiero yo el tuyo- le dije desabrochando sus pantalones y metiendo poco a poco su polla erecta en mi boca sin separar mi vista de la suya.
No me cabía entera en la boca, así que mis manos ayudaban mientras mi lengua jugaba con ella y le oía decir palabrotas que me hacían reír.
Estaba tan dura que me senté sobre él atravesando el otro lado del banco con mis piernas mientras notaba como entraba hasta mis entrañas.
Era una mezcla de dolor y placer inenarrable.
Cabalgué sobre él despacio, y cuando ambos conseguimos unir la cadencia de nuestros cuerpos aumenté la intensidad.
Le besaba mordiendo su labio inferior tal y como hacía con el mío al leer sus mensajes.
Nuestros sentidos se embriagaban el uno del otro.
• Eres mía- me dijo susurrando y me besó para no oír mi respuesta de siempre. Esta vez no me importó, era verdad, era suya y lo sabía. Igual que sabía que él era mío.
Mis uñas desgarraban su espalda por debajo de su camisa.
Su polla me llenaba como ninguna otra.
Follar juntos era arte, era amor, era saber que nuestros cuerpos se deseaban tanto como nuestra mente.
Mi boca se secaba ante mi próximo orgasmo y lo besaba para que la humedeciera como solo él sabía.
Me detuve un momento mientras mi cuerpo temblaba sobre él. Sus manos se posaron en mis caderas para recordarme que me moviera y que seguía dentro de mi, entero, hasta correrse entre besos, mordiscos, jadeos, gemidos y miradas cómplices. Seguí moviéndome como si lo ordeñara, no quería que dejara nada dentro de él, lo quería en mi.
Cuando terminó, nos quedamos abrazados. Un nudo se apoderó de mi garganta, quería quedarme así para siempre.
Me cogió la cara con sus 2 manos y me hizo mirarle a los ojos.
• Sé que no eres de nadie, pero eres solo mía cuando te tengo. Incluso en mi mente, a veces, cuando no estás.
Me besó dulcemente los labios y sentí su cálido abrazo, ese que tanto necesitaba.
• Sabes que te busco en otros brazos, otros polvos, y otros hombres- él giró la cabeza cerrando los ojos, sabía que no le gustaba escucharme- mírame- le ordené- pero nunca te encuentro.
Me levanté y nos colocamos la ropa. Me senté de lado sobre él apoyando mi cabeza en su hombro.
• Siempre serás mi punto débil y lo sabes- le dije.
• Y tú eres el mío- me dijo.
Ni siquiera nosotros sabíamos porqué pasaba , pero con nadie era igual, nos necesitábamos y nos manteníamos lejos del peligro que eso conllevaba.
****11 Mujer
1.022 Publicación
Sólo tu!!!

" Sé que no eres de nadie, pero eres solo mia cuando te tengo, incluso en mi mente, a veces, cuando no estás "
Wow que maravilla! Me hiciste recordar a alguién.

Sólo tu
"Siempre serás mi punto débil y lo sabes-"
Lo amé❤
*****i77 Mujer
7.524 Publicación
Autor de un tema Moderador de grupo 
Cita de ****11:
Sólo tu!!!

" Sé que no eres de nadie, pero eres solo mia cuando te tengo, incluso en mi mente, a veces, cuando no estás "
Y no deja de gustarnos que así sea, aunque siempre dejando claro que no tenemos dueño ni somos una propiedad, pero que te lo digan en plan bien y de vez en cuando, sabiendo lo que hay...
*****i77 Mujer
7.524 Publicación
Autor de un tema Moderador de grupo 
Cita de **ty:
Wow que maravilla! Me hiciste recordar a alguién.

Sólo tu
"Siempre serás mi punto débil y lo sabes-"
Lo amé❤
Creo que todos y todas tenemos un punto débil x ahí, aunque nos resistimos a admitirlo. Alguien que nos hace traspasar nuestros propios límites sin necesidad de pedirlo...
Me encanta tu manera de escribir relatos, ya lo sabes. Y no solamente por lo carnal, sino el modo en que nos llevas a los sentimientos de los personajes convirtiendo en veraces todos tus escritos. Son excitantes, pero es imposible quedarse en la superfície. El de hoy es otra buena muestra.

El deseo, el "perderse en una persona", sin que ello sea una renuncia a uno mismo. El que sientas que la otra persona está "hecha para mí" aun sin ataduras, sin intención de compartir ni tampoco de acaparar.
Una delícia.
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