ÚLTIMA ESTACIÓN DE LA LUJURIA
Es Domingo, último día de guardia, los avisos no paraban de hacerme saltar de Metro en Metro, de reparaciones en reparaciones, haciendo todo tipo de malabares provisionales evitando colapsos en las Líneas de metro de Bruselas.Unas pocas horas y finalizaba mi Proyecto, cinco años en tierras belgas pero tenía muchas ganas de volver a Madrid.
Por la mañana el móvil de guardia no paraba de sonar y sonar, el Walkie también no dejaba descanso alguno, pero la tarde se presentaba algo más tranquila o eso pensé...
Mi idea era subirme en unas de las cabinas, sentarme y leer un poco esperando el siguiente aviso...que no se hizo esperar.... contesto al movil y era Nadege, un conductora de treinta y pocos años, encantadora, y me dice (traduzco del francés):
• Hola stéphane, estás de guardia me han dicho, creo tengo un problema con una puerta y no consigo aislarla, debo salir de la playa (aparcamiento) en media hora, te puedes acercar? y así nos vemos que termino ahora mi servicio.
• Vale, te alcanzó en nada...hasta ahora.
Muy profesional todo... Llegó a la playa (aparcamiento) donde ella se encontraba, me dirijo a la puerta en cuestión, un fin de carrera haciendo de las suyas, lo cambio, lo regulo que me da tiempo y listo, opción B aislar la puerta y ya.
Voy hacia la cabina de cabeza donde se encuentra Nadege, preparada para cerrar puerta y darle tracción, nos damos dos besos, aprovecho para revisar que todo esté correcto, mensajes de errores del HMI ok (interface Hombre/Máquina), en fin cosas mías, comprobaciones, llegamos a la primera estación, los pasajeros se suben, se bajan...
Estoy de pie, a su izquierda, muy pegado a Nadege, ella conduciendo el tren y charlando conmigo poniéndonos al dia.
Estoy muy atento a su belleza, la observo, la desnudo con la mirada, su escote me enloquece, sus curvas son exquisitas, su perfume me embriaga, Nadege disfruta que la mire, la pone a mil que la desee, en ese tiempo, también ella se dio cuenta que mi miembro se endurecía y se distinguía su silueta, me resultaba imposible disimular mi excitación y menos aún no llevando nada debajo, de repente siento su mano posarse y palpando mi sexo, lo acaricia por encima del vaquero, silenciosos los dos, nos miramos, dejábamos fluir el deseo por nuestro cuerpo, su miraba se transformó lascivamente, la sentía también excitada mientras sus caricias se profundizaba.
• Afloja el cinturón y desabrocha el botón me reclama. - Te la quiero chupar!!! -
Nadege desde que la conozco siempre fue una mujer muy directa que no se andaba con rodeos cuando le apetecía algo, y ahora quería devorarme y yo indefenso a sus reclamos, no quería negarselo.
En ese tiempo llegamos a la última parada Erasmus, todos los pasajeros se bajan y Nadege conduce el metro a una playa discreta donde realizan el cambio de cabina pero era fin del trayecto y nadie en mucho tiempo llegaría.
Hecha el freno, baja las cortinillas delanteras, puertas cerradas, el tren en marcha, yo con el vaquero medio bajado, mi polla en su apogeo, en las garras de Nadege, su lengua empieza a recorrer cada centímetros, se toma su tiempo, la disfruta, se sacia de ella, me masturba con delicadeza, acelera la cadencia, me derrito, mi mente se pierde en mil viajes, no hay más paradas, es un viaje directo a la lujuria, al desenfreno, al placer más intenso, al morbo más descarrilado, sus asedios son cada vez más contundentes, sus gemidos de satisfacción saboreandome me hacen perder la razón, me mira fijamente, lasciva y poderosa, me tiene justo donde ella quería me dice, sus intenciones son claras, las mías también, queríamos follarnos, en la cabina del metro, ambos excitados, llevábamos tiempo con ganas de disfrutarnos y anda que lo íbamos hacer esta vez, era hoy o nunca...
Mi boca deseaba saborear la comisura de sus labios, la lengua entremezclarse con la suya empreñada con el sabor de mi polla. La invitó a sentarse en el borde del pupitre de mando, le como la boca, con pasión, responde con otro ligero gemido cuando nota mi mano rozar su vulva por encima de sus bragas, está húmeda, las piernas abiertas, semi tumbada apoyando sus manos en el cristal delantero oculto tras la cortina griseada y está cachonda, excitada a no poder más, reclamandome, juego un rato con su braga que introduzco entre los labios de su vulva, acerco mi lengua sin apartar mi ojos de su mirada lasciva, mi boca la saborea con la braga semi introducida adentro de ella, la pone muchísimo, y a mi me encanta, mi lengua surca su manjar de abajo a arriba, lentamente, con delicadeza pero decisión, juguetona, pervertida, sedienta de sus lujuriosos licores no dejo de lamerla, decido ahora retirar esa prenda de su coño claramente empapado, sus chorreos no cesan de deambular y quería estar aquí para beber de ella, alimentarme de su placer era mi placer, mis dedos acompañan mis lamidas, la masturbo, su clitoris es rosado, precioso tengo que admitirlo, su vulva en si es pura obra de arte, que cualquier talentoso artista adoraría recrear en sus obras, mis dedos pintaban sobre cada líneas, apretaba suavemente el clítoris haciéndolo salir antes de lamerlo, aspirarlo ligeramente y humidificarlo con mi saliva y sus flujos torrenciales mezclados, me sorprendió un tanto ese orgasmo suyo que no tardo en llegar, que intensidad, mientras sus manos me apretaban la cabeza con fuerza , nos reímos ambos del momento, mis dedos en ese tiempo no dejaron nada al asar, se encurbaban adentro de sus paredes vaginales, haciéndola estremecerse e inundarne por completo, decayendo a chorros por mi brazo derecho una cascada que No parecía tener fin, dejando un charco en el suelo como si de una lluvia cataclismica se tratase.
Te vuelves a reincorporar y me invitas a sentarme en tu sillón, es cómodo, giratorio casi tántrico por la forma que se regula, mis manos se anclan en tus pechos, mis dedos bordean las areolas de tus pezones definidas, endurecidos, te mordisqueo en ese punto de placer y dolor que te vuelve loca, tus manos me acarician, se inundan en mi cabello, en mi pechos, tus uñas se clavan en mi espalda, el fuego nos rodea, nos morreamos, nos mordemos, la intensidad explota mientras noto como te dejas caer sobre mi miembro erecto, tu coño mojado me lubrica, me cabalgas, te deslizas sobre el con movimientos lentos y profundos.
Percibo mi sexo apretado en ti, me pierdo en tus gemidos, nos follamos mutuamente pero tú tienes todo el poder sobre mi, marcas la cadencia, nuestras cinturas se mueven en círculos en nuestras embestidas, te arqueas y jadeas mientas mis manos aprietan tus nalgas dejando nuestro placer libre y fundirse el uno con el otro, te azoto en ese momento previo a tu orgasmo, me abrazas enérgicamente, perturbada en tu alocado placer como mareada, la mente desaparecida, ahogada en tu orgasmo que no cesa, me besas, una y otra vez, antes de dejar caer tu cabeza en mi hombro, me dejas sin aliento.
Sientes aún mi polla moviéndose en ti, anotando las venas mías hinchándose, palpitando en tu interior como corazones enloquecidos, te levantas y te agachas, me reclamas aquel néctar cálido en el fondo de tu garganta, me masajeas, me lames con atención reclamandome y explotó, gimo tan alto y tan intenso que yo mismo me siento azotado por corrientes en todo mi cuerpo, salpicando tu garganta no dejas de masturbarme hasta el punto que no aguanto más, cierro los ojos un instante, unos segundos y cuando los abro aprecio el sabor dulce en tu boca, tu lengua aprisionando mi lengua antes de regalarnos un abrazo eterno y tan tierno, seguidos de suspiros y sonrisas, me miras y me confiesas:
• Sabes, si que podía aislar la puerta pero quería que vinieras, es tu último día en Bruselas y mañana te irás, te menti y quería follarte...
Yo le contesté....
• Nadege, sabía que podías aislar la puerta, te enseñe yo a hacerlo, y eres muy buena alumna y sabía muy bien que no reclamabas mi ayuda tecnica sino algo que llevamos un tiempo deseando, yo también deseaba follarte...
Nos reímos a carcajadas...nos dimos un último beso, un último abrazo....
Otro metro llegó, su relevo, ella se llevó el otro tren y se alejó.
Pero aquel recuerdo perdurará siempre para nosotros.
Stéphane.