La entrevista

Tenía una entrevista de trabajo, otra más, a las 10.30h.
Maquillaje natural, pantalón negro con zapatos de tacón y una blusa blanca, mi outfit para las entrevistas. Arreglada pero no demasiado.
Llegué pronto y me hicieron esperar en una salita.
Por delante de mi entraron otras chicas, no tardaban mucho en salir, al menos era de las rápidas.
Vino la misma chica de recepción y dijo mi nombre. Me acompañó hasta un despacho y me abrió la puerta para que entrara.
Al vernos los dos nos quedamos callados y mirándonos a los ojos.
El despacho desapareció y mi mente fue hasta el día que coincidimos en un club hace tiempo y en los WhatsApp que nos escribimos en aquellos momentos.
Moví la cabeza para salir de la sorpresa y cerré la puerta del despacho.
Te levantaste de la silla y te acercaste a mi dándome 2 besos y deteniéndote un rato de más en ellos.
Bajaste los estores que daban al pasillo.
Yo intentaba centrarme en hacer la entrevista. Tú diste la vuelta a la silla en que yo estaba sentada.
• Así es que este es tu nombre completo.
Solo pude afirmar. Me mirabas con esos ojos negros que me habían vuelto loca y yo intentaba no clavarte los míos o sabía que enrojecería de todo lo que pasaba por mi mente.
• Tampoco yo sabía que eras tú quien me haría la entrevista. Pero entiendo que no quieras que trabaje aquí y debamos vernos a diario- intenté levantarme para irme pero no me dejaste.
• ¿Porqué crees eso?- preguntaste sonriendo.
Por fin soltaste la silla y fuiste hasta la tuya.
Me hiciste la entrevista, aunque creo que ni me escuchabas.
Apretaste el interfono y le dijiste a alguien que no pasara a nadie más, que ya tenías tu decisión tomada.
Ni me preguntaste.
• Necesito verte a diario. No puede ser casualidad que estés aquí de nuevo, delante de mi- te levantaste otra vez y me levantaste como si nada de la silla- nunca he dejado de pensar en ti.
Tus ojos me miraron fijamente y bajaron hasta mis labios. Tragué saliva, nerviosa.
Y cuando quise darme cuenta ya me tenías cogida por la cintura y tu lengua se hacía sitio en mi boca buscando la mía.
No aguanté más y me rendí a esa calidez conocida, a esa premura ansiada.
Mis manos tocaron tus brazos y las tuyas mis pechos.
El deseo era el de siempre y estábamos allí los 2 solos.
Me llevaste hasta tu silla quitándome el pantalón.
• ¿No entrará nadie?- gemí
• No.
Te arrodillaste en el suelo y tu lengua encontró mi clítoris, ardiente, mojado y lleno de deseo. Me encantaba y ni lo recordaba.
Tu lengua trazando dibujos imposibles en mi punto g. Estaba muy cachonda.
Así que hice que cambiáramos de sitio y agachada bajo tu mesa, te hice una mamada en la que solo oía tus gemidos .
Terminamos de quitarnos la ropa y después de lamerme entera penetraste en mi, conmigo sentada sobre tus piernas con las mías abiertas encima de ti.
Yo dominaba el tempus, tú te acoplabas a mi y nos movíamos acompasados, besándonos, yo te cogía del pelo, tú de mi cintura.
Pronto llegaron esos estertores de la petite morte mientras seguíamos uno dentro del otro.
Caímos exhaustos y me fui hacia mi silla.
• Te he echado de menos- me dijiste.
• Yo a ti también- reconocí.
• Emiezas el lunes próximo. Estaré todo el día contigo por aquí, y no solo xq quiero hacer lo que acabamos de hacer..
Me sentía llena.
Por encontrar un trabajo.
Por el polvo que acabábamos de echar.
Por verte cada día y poder seguir follando en tu oficina .
Me despedí de ti hasta el lunes y salí de allí con el pelo y el corazón revueltos.
Cogí el ascensor y me llegó un mensaje tuyo.
"Quiero verte también fuera de la oficina. Te he deseado tanto todo este tiempo "
Sonreí.
"¿En tu casa o en la mía?"
Voy a tener que traer un cepillo y un neceser con maquillaje, pensé viendo en el ascensor cómo iba y colocándome la ropa.