AMIGAS
Estábamos bailando como locas, totalmente a lo nuestro, o no...Nos miramos y nos entendimos a la primera echándonos a reír.
Chico solo, contacto visual y una sonrisa.
• Como vaya al baño, cuando vuelva te lo estás comiendo- me soltaste.
• ¿Yo?- dije sonriendo lo más inocentemente que pude- vaya opinión tienes de mi.
Al girarme lo tenía tan cerca que sentía cada vez que respiraba.
Se agachó hacia mi, era un tipo alto, de grandes ojos azules y una bonita sonrisa.
Se presentó y cuando iba a darme dos besos, enredé mis manos en su pelo y empezamos a besarnos, a dejarnos llevar.
Me giré y vi a mi amiga medio con la boca abierta y riéndose a la vez.
• Te presento a una amiga.
• ¿Qué tipo de amigas sois?- preguntó
• De las guapas- me miró sin entender- de las que comparten.
La risa de los 3 podía escucharse por toda la pista.
• Entonces ¿puedo besarla?- preguntó
• Sí ella quiere claro que sí.
Me giré un momento a saludar a un conocido, y al volver a girar vi cómo os besábais.
Pues parece que sí quería, pensé sonriendo.
Estuvimos bailando a 3, entre risas, besos y caricias que iban de uno a otra u otra y viceversa.
Había bebido un poquito más de la cuenta y seguí bailando y riendo como si no hubiera un mañana.
Él se acercó a mi y me susurró
• ¿Te apetece ir a algún sitio más tranquilo?
• En todo caso nos- respondí juguetona.
Me acerqué a ti y te dije si te apetecía ir a un sitio más tranquilo. Me miraste con la sonrisa puesta.
• Solo si tú me besas- contestaste. Evidentemente, lo hice sin pensarlo siquiera.
Nos acercamos al chico y cada una se cogió de una de sus manos. Se sentía el rey del mundo y se le notaba.
Los otros hombres solos del local lo miraban, unos sonriendo mientras pensarían en su suerte, otros con envidia de no ser ellos el elegido en ese momento.
Fuimos hasta su casa en coche.
Disfrutamos del sexo juntas con ese hombre durante todo lo que quedaba de noche hasta caer exhaustas.
Ambas habíamos jugado juntas por nuestro placer y su disfrute de vernos.
Y aunque él se lo tomaba con calma, nosotras disfrutábamos más y más de verlo a él sin saber qué hacer con las 2 y nosotras guiándolo a un lado u otro.
La noche pasó entre besos, caricias y sexo, así que caímos dormidas en un momento de relax.
Despertamos casi a la vez, en una habitación desconocida y con olor a un gran desayuno casero.
Nuestras tripas se sincronizaron para protestar, y poniéndonos una camiseta del montón de ropa que tenía él por la habitación, bajamos tal cual y en braguitas.
-¿Han despertado las bellas durmientes ya, o ha sido el delicioso olor de vuestro desayuno?
• Una mezcla de ambas- dijimos a la vez mientras cogíamos algo para llevarnos al estómago que seguía protestando.
Tras los cafés y el desayuno copioso, fuimos a vestirnos, escribimos nuestros números de teléfono en un papel con un boli que había por alli y se lo dimos ya vestidas, y cogidas de la mano.
Le agradecimos la noche, mientras él decía
• Gracias a vosotras. Creo que nadie va a creer nada de esto- le brillaban los ojos, y nos dirigíamos a la puerta cuando me cogió de un brazo.
• Os escribiré y seguiremos en contacto.
Me puse de puntillas para darle un último beso y nos fuimos como habíamos llegado, con una sonrisa que se deleitará de aquella noche compartida y llena de divertidos y bonitos momentos.
Nos cogimos del brazo sin mirar atrás siquiera y nos fuimos al metro entre risas y confidencias.
Siempre amigas.