Tres
Hoy tocaba jugar. Uno de nuestros juegos favoritos era seducir. Ambos mirándonos, conectados. Disfrutando viendo al otro seduciendo, conquistando, atrapando.Me encantaba tentarle. Llevarle al límite y sabía que el disfrutaba con lo mismo.
Hoy no iba a ganar yo el juego. Tenía algo mejor pensado.
Entramos en el local juntos pero en seguida cada uno se colocó en un lado de la barra. Saboreándonos de lejos.
Él miraba a su alrededor. Buscando.
La copa me estaba entrando por la garganta calentando mi sangre. O quizá era imaginarlo en la escena que ya llenaba mi mente.
Sabía que ella lo excitaba sobremanera, sabía que verme manejándola para él iba a ser demasiado. Iba a hacerlo explotar de placer.
Transcurrían las canciones cuando la vi entrar y mi cuerpo se erizó por completo.
Clave mis ojos en él para ser consciente del momento exacto en que sus miradas se encontraban.
Se colocó a mitad de la barra, despreocupada, como quién sabe segura su papel.
Cogí el teléfono que tenía preparado y del cual el desconocía el número. Y empecé el juego.
- “Sólo verte hace que me arda la sangre”
Mi pareja sintió el telf y y al leer el mensaje una media sonrisa entre sorpresa y excitación se dibujó en su cara. Levanto la vista del telf y sus ojos chocaron contra los de mi cómplice.
Ella estaba al tanto de todo lo que iba a ocurrir.
Él no tardo en responder:
• “Estaría encantado de comprobar como ardes.
Sabía que no dudaría en seguir el juego.
• “No sabes cuanto deseo tener tus manos recorriendo mi cuerpo, explorando mi piel”
Mi chico cambió la posición del pie, se revolvía, el deseo se encendía dentro de él.
• “Acércate a mi”. Le dijo él
• “Es pronto aún”. Contesté
Él la miró, se sonrieron y yo me encendí, queriendo tocarlos a ambos, queriendo sentirlos
• “Que te gustaría que te hiciste cuando te acerques a mi??”
• “Quiero sentir tu boca, quiero que sin moverte del sitio metas tus dedos por debajo de mi falda y notes lo húmeda que estoy.”
• “Así lo haré. Algo más?” Le dijo mi chico pícaro.
• “No, después de sentirme, me pondré detrás de ti y te taparé los ojos, entonces sentirás de otro modo como me enciendes”
Entero, seguro, agarro la copa y la apuro de un trago, me hizo reír.
Yo me hice la tonta, y lo miré. Me miró y sonrío con esa sonrisa que solo yo conozco. Esa sonrisa que me vuelve loca. Estaba disfrutando del juego. Aún sin saber que yo estaba detrás de todo.
• “Te vas a dejar guiar por mí, te vas a entregar a ese momento que te regalo?”
• “Sin dudarlo”. Fue su respuesta.
Se miraron y sin apartar la vista el uno del otro ella inició el camino hacia él.
Cuando la tuvo delante la agarró de la nuca y la atrajo hacia él y la devoró con un beso que hizo que todo mi cuerpo se electrizara. Era demasiado para mi verlo así, llano de deseo, disfrutando.
Se recrearon en el beso y sin apartarse el metió su mano por debajo de su vestido y supe en el momento exacto que sus dedos entraron dentro de ella por que la hizo gemir de golpe.
Ella apartó su mano y le dijo al oído algo. Yo sabía que era. Era un “me toca”.
Se colocó en su espalda y sacó una cinta para vendarme los ojos. Él no opuso resistencia ninguna. Se dejo hacer en todo momento.
Lo cogió de la mano y lo llevo despacio hacia la zona que yo le había indicado.
Una zona para atar. Tan solo una leve atadura de manos. A la espalda, de pie, para que no supiera como era la persona que le tocaba, que le disfrutaba.
Cuando estuvo preparado me acerqué. Mi cómplice sonreía divertida. También le gustaba el juego. Todos acumulábamos deseo. La ropa desapareció en cuestión de segundos.
Nos besamos con ganas las dos, y él ajeno a una imagen que seguro recordaría.
Paramos y sin hablar ella fue a por su cuello. Lamió despacio desde el hombro hasta su lóbulo de la oreja haciendo que su piel reaccionase al instante. Mi mano derecha acarició su torso, bajando poco a poco hasta su pene, que sin duda reaccionaba a las atenciones que recibía su cuerpo. Lo agarre despacio y empece a masturbarlo como se que le encantaba, haciendo que su respiración se agitase cada vez más.
Ella me acariciaba la cara, el pelo, y con una mirada le hice cambiar para que fuese ella la que agarrase el pene de mi chico, firme, decidida, mientras yo los observaba.
Deseaba besarla y a la vez tener su polla dentro de mi boca..
No lo dude y me agache. Mientras ella lo masturbaba yo lamía la punta.
Me encantaba su entrega, dejarse llevar sin ver, sin tocar.
Paré de lamerlo para volver a besarla a ella, con ganas, mi manos en su cuerpo, recorriendo su cintura, ascendiendo a su pezones que se pusieron duros al instante de sentir mi tacto.
Paramos y fui a por la baqueta para que se sentara delante de él.
Se colocó la polla justo en la entrada de su vagina. Pero antes le giré la cadera y me la metí en la boca. Le devoré haciéndole gemir rápido, fuerte. Le encantaba sentir el calor de la boca. Quería llevarlo al límite, que gritara que se iba a correr. Y así le chupe, le lamí, mientras ella acompañaba con su mano los movimientos de mi cabeza.
• “Me voy a correr” dijo de golpe.
Paré sin piedad y le coloqué el condón para que ella se la metiera dentro.
Cogí su polla y la coloqué en su su vagina. Ella coloca las piernas a los lados de su cadera y despacio me coloqué detrás de él sin que me sintiera aún.
Cuando me pegue por completo a él, su cuerpo reaccionó al instante.
Supo que no estaba solo con ella.
Y sujetando las piernas de ella con la fuerza de mi cuerpo use a mi chico para penetrarla.
Yo movía mi cuerpo hacia delante y hacia atrás y en cada uno de ellos entraba dentro de ella, dentro de mi cómplice.
Eran movimientos perfectamente sincronizados de los tres. Mi mano derecha justo encima de su pene para obligarlo a salir y mi mano izquierda agarrada a la pierna de ella para obligarlo a entrar.
• “Quiero veros” dijo.
Y ella me miró cómplice y le quito la venda de los ojos y yo le quite la de las manos. Y sonrío.
Giro si cara hacia atrás, buscando mi boca y nos comimos sabiendo que otra vez nuestros juegos nos hacían arder y después la beso a ella acompañado de una embestida que la hizo gemir.
Nos agarró a las dos y siguió los movimientos hasta que no pudo más y se corrió.
Pero ahora él era el que no había terminado con nosotras.
Me colocó delante y ambas nos besamos con ganas mientras el metió sus manos dentro de nosotras haciendo que el beso se rompiera.
No podíamos a todo.
Me ordenó que me tumbara en la cama y la miro a ella mientras me abría las piernas. Ella lo entendió en el momento. Y sin palabras empezó a lamerme y a penetrarme con sus dedos. Mi respuesta fue inmediata. Los gemidos se oían a nuestro alrededor. Ella de rodillas frente a mi y él tumbado boca arriba con su coño en la boca.
Ambas con una lengua explorando.
Ya no sabía de quien era las manos que me tocaban ni el cuerpo que tocaba yo.
Empecé a empaparlo todo pero ella no paro y yo agarre su pelo y acaricie su cara mientras me corría y mientras él la hacía correrse a ella.
Caímos los tres entrelazados, sonriendo y sabiendo que era la primera de muchas veces que íbamos a jugar juntos.