Local
Te sigo entre la marea de gente que juega absorta. Me conduces a la zona donde la lujuria se abre paso en toda su intensidad.
Te deseo desde que te vi, tu boca, tus ojos, no pienso en otra cosa que en devorarte, en averiguar cómo saben tus labios.
Juegas sabiendo lo que quiero, sabiendo que aunque lo deseo, la primera vez la disftuto despacio, nunca había estado en un sitio como este.
La luz se reduce y paras.
Mira!, me dices. Te gusta lo que ves?
Me detengo a mirar a mi alrededor y en la penumbra veo cuerpos disfrutando del sexo sin complicaciones.
A mi lado una pareja tumbada, desnuda en plena penetración, se oyen sus gemidos de placer, cada uno de ellos se mete dentro de mi, me recorre, sigo mirando a mi alrededor y veo un grupo de personas, una manos masturbando un pene, una boca devorando otro.
Me preguntas si me excita mirarlos, te miro, tan cerca, tus ojos clavados en mi. Te digo que sí, que me enciende por dentro. Deseo sentirte más cerca, agarrar tu pelo suelto. Nos acercamos y empieza el juego.
Nuestras bocas se acercan pero me aparto, sonrío, me miras, te agarro de la melena y te beso. Y besas como sabía que lo harías. Excitante, caliente, me encanta tu boca.
Todo a nuestro alrededor es sexo, se oye, se huele.
Tu mano baja por mi vestido y busca mi braga, comienzas a tocarme pero llevo mucho empapada, nuestras bocas no descansan. Mis gemidos se mezclan con los que ya inundaban aquel lugar.
Sentir como puedo hacer lo que quiera, llevarlo hasta donde yo quiera.
-Vamos a buscar un sitio para tumbarnos, me dices.
De la mano seguimos observando a nuestro alrededor mientras andamos. A mi derecha en una especie de cama una pareja folla despreocupada, da igual quien mire, otra pareja desnuda disfruta del sexo oral de pie, y así hasta llegar a una cama enorme, rodeada de cristal para que todo el mundo puedo observar lo que ocurre dentro.
Quizá para esto sea un poco pronto no? Me miras retandome, te digo que quizá, aunque no niego que la expectativa me apasione. Damos unos pasos atrás y a través del cristal vemos una zona que nos sirve para nosotros.
Nos acercamos y me siento en esa zona enorme de colchones. Da igual la forma, da igual el entorno, te quiero encima de mi, quiero comerte.
Nos devoramos tumbados como si en nuestra casa fuese pero no es así, me penetra en el cerebro el sonido de una mujer corriéndose y me embriaga, te devoró con ansia.
Te digo que desde que te vi quería besarte, me apetecía muchísimo y te respuesta en clavar tu lengua en mi boca.
Subes mi vestido te pones de rodillas entre mis piernas y de un movimiento agarras mis bragas y me las quitas y las apartas y clavas tu boca en mi sexo húmedo que te necesitaba.
Mi espalda se arquea en el instante que me tocas, mi cuerpo está excitado como si llevara una hora practicando sexo, se inhala en el aire, el sexo lo llena todo. Me siento cómoda, libre, me siento yo misma, me dejo a todo.
No necesito casi nada para empezar a empaparlo todo, te exigo que me beses, que ahogues mis gemidos y lo haces y te pido que me folles.
Te incorporas, te quitas ropa inútil, te pones el condón y te metes dentro de mi, como me gusta a mi, sin contemplaciones, arrollándome completamente. Me abro para ti, te arañó, me llenas, todos mis puntos están al límite, todos mis sentido llenos.
Sigues penetrandome fuerte, y veo como nos observan, es demasiado para mí lo que genera este ambiente, estoy al límite del placer, lo genera todo a mi alrededor, cada detalle suma. Los gemidos, míos y de otras personas disfrutando de lo mismo, su pelo acariciando mi cara cuando se acerca a besarme, los ojos de esa mujer que también te desea, que disfruta de ver como me follas.
Sin duda se abre un mundo ante mi que me va a llenar todos los sentidos