El primer amor
Tu mano se abre paso bajo mi jersey mientras me apoyas en una pared sin dejar de besarme. Nuestras lenguas exploran como si fueran desconocidas cada vez que se juntan.
Mis pezones ya han despertado a tu tacto.
Me agarras del culo y me aprietas contra ti haciendo que note tu erección.
El día está nublado y una intensa niebla cubre la carretera.
Cabalgo sobre ti sintiendo cómo prendes fuego en mi interior. Me giras sin salir de mi para ponerte encima mío y yo clavo mis uñas en tu espalda. Gritas de dolor y de placer y no sé qué me excita más.
Conduces hacia la obra y cuando te falta poco para llegar te suena el teléfono.
Mientras tu familia prepara la barbacoa decidimos salir a explorar el bosque y cuando estamos a cierta distancia acabamos tirando la ropa y follando en el suelo como animales. Te clavas las piedras y los pinchos de los pinos del suelo en la espalda pero ni los notas hasta después. Yo tengo las rodillas arañadas y tú la espalda destrozada. No dejamos de reír mientras nos miramos el uno al otro las heridas antes de vestirnos.
Tu tío y jefe es el que te llama, para recordarte que hoy trabajáis en la obra nueva. Cómo te conoce, ni te acordabas y ahora tienes que dar la vuelta.
Nos metemos en el agua helada del río, hay mucha corriente y me coges bien fuerte de la cintura. Aguanto mi bikini con las manos contra el barro para que no salga corriente abajo y aún así estamos devorándonos y follando como locos a contracorriente. Me cojo a ti con las piernas por debajo del agua mientras tu polla me llena, siento que puedo desmayarme de placer pero debo concentrarme en no irme con el agua, aunque tú me tienes bien cogida. Oímos un claxon, tu familia pasa por el puente que cruza el río, intento sacarte de dentro de mí y me miras con esa sonrisa traviesa que me vuelve loca, sigues bombeando mientras saludas con la otra mano. Río y giro a la vez. Bikini, familia, el agua, éxtasis de placer.
Giras enmedio de la carretera y todo sucede en cuestión de segundos.
Tu coche está destrozado. El camionero llora sin dejar de mirar cómo intentan sacarte los sanitarios y decir que debes tener la edad de su hijo.
Recibo una llamada y veo el nombre de una amiga del pasado en la pantalla. Mi mente vuela hasta ti, después de estos años, aún sigues preguntando por mí, intentando quedar. La escucho y caigo redonda al suelo.
Ya no podremos volver a follar en el cine, en el parking, la playa, el río, el parque o donde fuera, porque siempre fuimos fuego al estar juntos y es agotador mantener según qué llamas...
Ya no podré besarte, ni volver a ver esa sonrisa traviesa atravesándome el corazón.
Ya no volverás a intentar explicar que no puedes estar conmigo pero tampoco sin mi.
Algo ha muerto en mí junto a ti y no sé qué es pero sé que no volveré a vivir con nadie tan al límite.
La nada...