Juegos y ritmos
Hoy voy a conocer a alguien con quien llevo tiempo hablando por la app. Me encanta hablar con él, y sí, alguna conversación caliente ha habido, pero la mayoría no son sobre sexo si no muy variadas e interesantes.
Cuando llego ya me está esperando. Lo veo más atractivo que en las fotos.
Nos sonreímos al reconocernos y me quedo un poco cortada.
Enseguida empezamos a hablar con un par de cervezas, me relajo enseguida, la conversación fluye como por Clubmail y me mira a los ojos mientras hablamos, eso me gusta, yo también soy así.
Estamos riendo, agusto, se acerca por encima de la mesa y me besa en los labios, quiero más y ahora soy yo quien lo besa a él.
Vive cerca y me ofrece ir a su casa, ni lo pienso, me apetece estar más tiempo con él.
Llegamos y nada más cerrar la puerta empezamos a besarnos y a tocarnos por encima de la ropa.
Hemos conseguido cruzar el pasillo y nos dejamos caer en el sofá, sin palabras, solo nuestras miradas, besos y caricias.
Me desnuda despacio, saboreando cada momento, cada zona de mi piel. Besa mis cicatrices, de las que hemos hablado más de una vez.
Me coge de la mano hasta su habitación y mientras me tumbo en la cama, lo veo desnudarse para mí. Estoy disfrutando cada momento y mi sonrisa, mi boca y mi cuerpo se lo dejan saber.
Empieza a besar desde mis pies hacia arriba, alternando caricias y sin dejar de mirarme.
Me besa con ternura por el pubis y cuando ve mi sonrisa, se detiene ahí, lamiendo, acariciándolo con su lengua.
Siento mi humedad y él se centra en dar placer a mi clítoris, y lo consigue.
Su lengua se adapta a mi sexo como si fuera para él y lo estuviera esperando. Mi cuerpo tiembla y me corro en su boca, arqueando la espalda y dejando salir un suspiro. Sigue hacia arriba.
Vuelve a besar mis cicatrices, a acariciar mis pechos y a besarme en los labios, de una manera dulce, sin prisas, recorriendo nuestras lenguas, reconociéndose.
Ahora quiero ser yo la que acaricie y bese todo su cuerpo.
Habla en todo este tiempo, siento que su polla no está dura y voy a meterla entre mis labios.
"No me gusta el sexo oral" me dice.
Es la primera vez que un chico dice eso y le pido que me deje aunque sea por mí.
Lo presiono un poco, cierto, pero cuando mis labios se cierran sobre su tronco y mi lengua empieza a juguetear con ella, él grita mi nombre y sonrío.
"¿Qué me haces?" Pregunta entre jadeos." Me voy a correr" y trata de apartarme pero no lo hago. Quiero conocer su sabor y es delicioso, tal y como esperaba.
Cuando termina nuestros labios se unen de nuevo.
"Es la primera vez que consigo correrme con una felación " por alguna extraña razón, eso me da poder...
Va por un par de cervezas a la cocina y una bolsa de patatas fritas.
Me recuesto en su pecho y me dice sin mirarnos " Me dijiste que no te gustaba físicamente ¿Qué ha pasado?"
Sentía un feeling con él como si nos conociéramos desde hace mucho.
"Me gustas"
Vuelvo a intentar que su polla reviva, pero tal vez es pronto. Me mira y se pone sobre mí, frotándose con mi pubis, pero no reacciona.
"Lo siento " oigo que dice, pero no sé porqué.
"¿Qué sientes?" Pregunto
" No voy a poder follarte,a veces me pasa. Estoy nervioso, no pensé que acabaríamos juntos y en la cama"
A mí se me escapa una risa y me mira confundido.
"Llevamos follando desde que entramos por la puerta. ¿En serio crees que eso me importa?"
Me mira sorprendido "pero yo sé que tú..."
No le dejo terminar.
"¿En serio crees que no estoy gozando?
Llevo su mano hasta mi sexo mojado, húmedo y palpitante por él.
Sonríe y me besa, uno de esos de complicidad, devorándonos.
Su polla se pone dura y me dice que quiere penetrarme. Se pone un condón y aquello baja de nuevo. Veo su cara, la cojo entre mis manos.
"Estoy contigo, estoy disfrutando y creo que tú también. No rompamos este momento "
Pasamos horas probando algunos de sus juguetes. Me lleva a orgasmos intensos. Reímos, nos excitamos y cuando miro el reloj me sorprende la de rato que llevamos juntos y disfrutando. Debo irme ya, pero mi vista se ha ido a varios juguetes que quiero probar con él.
Debo asearme, e irme pero eso no impide que busquemos nueva fecha para vernos.
Nos despedimos con un beso maravilloso, mirándonos a los ojos y prometiendo que si yo quiero, podemos quedar en cuanto me apetezca y no tenga a sus hijos en casa, claro.
Salgo de su portal y voy como flotando hasta el metro y pensando en lo inesperada que es la vida, y los vuelcos que me ha dado hoy el cuerpo, la vida... y menudos juegos y ritmos.
Tengo ganas de verlo de nuevo. En ese momento suena un mensaje en mi móvil. Es él, sonrío al ver su nombre.
• Mi cama huele a ti... y me encanta.