Sal y arena

*****i77 Mujer
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Autor de un tema Moderador de grupo 
Sal y arena
Recuerdo los 2 guaperas del barrio con su primera moto, principios de los 90.
Todas hacíamos cola para montarnos.
Uno de ellos era mi hermano y ya me dijo en casa " Te llevo cuando quieras, pero hoy ni de coña".
El otro era su mejor amigo, Jorge, y como otro hermano mayor para mí.
Cuando me vio por allí con las demás supo que mi hermano no me llevaría, así que me llamó mientras hablaba con unas amigas.
• Ana ven. Te toca- me dijo con una sonrisa mientras daba golpecitos en el asiento tras él.
Mi sonrisa salió sola agradeciendo que él sí quisiera llevarme, así que pasé x delante de las demás mientras protestaban porque no me tocaba y subí como pude.
• Agárrate fuerte a mi ¿vale?- yo asentí y arrancó, pensé que me iba hacia atrás, así que lo abracé fuerte apoyando mi cabeza en su espalda y cerré los ojos.
• ¿Estás bien?- preguntó. Yo volví a abrir los ojos y le dije que sí.
Aminoró un poco la marcha y me dio un paseo hasta la tienda de chuches del barrio. Aparcó y me ayudó a bajar.
• Jo tete, me tiemblan las piernas- Jorge rió y me dijo que era normal.
• Anda pasa y te invito a un chupachup y un refresco.
Nos sentamos en un banco a tomarlo.
• Siento que tu hermano no haya querido llevarte.
• No me importa, prefiero que me lleves tú, él solo lleva a las pechugonas y va frenando para que se acerquen más a él- le dije, los había escuchado hablar. Jorge me miró y se echó a reír.
• Eres una cotilla de cuidado enana- y empezó a alborotarme el pelo entre risas.

Pasaron como 10 años de aquel día, pero yo siempre lo recordaría como la primera vez que monté con alguien en moto.
Ya no era ninguna niña, trabajaba y vivía en un piso de alquiler con mi mejor amiga.
Hicimos una pequeña fiesta de inauguración con nuestro grupo de siempre del instituto, algunas personas de su uni y otras de la mía que nos habían ayudado en la mudanza y cómo no, mi hermano y Jorge.
Éramos demasiados y enseguida se acabó el picoteo y el hielo para las bebidas.
Echamos a suertes quién iba a por más hielo a la gasolinera y me tocó a mí.
Ya estaba saliendo de morros por la puerta porque siempre me tocaba a mí cuando oí pasos en el pasillo, me asomé y vi a Jorge sonreír.
• Te acompaño enana.
• No me llames así que te van a oír- protesté. Y él se echó a reír como siempre porque sabía la rabia que me daba.
• ¿ Seguro que no prefieres quedarte conociendo a mis amigas como mi hermano?- Le dije con un poco de cachondeo, mi hermano y él ya estaban en la treintena y seguían ligando como a los 20 o más, aprovechaban el tirón y mi hermano me iba contando sus historias con unas y otras.
Fuimos hasta la gasolinera y cargamos con varias bolsas de hielo.
Cuando llegamos a casa, mucha gente se había ido, otros andaban besándose por cualquier rincón y enseguida eché de menos a Patricia y a mi hermano.
Fuimos a la cocina a dejar el hielo y mira tú por dónde allí estaban los 2, besándose y metiéndose mano como si no hubiera un mañana.
Me tapé los ojos con las manos
• No, no, no. ¿ Qué os dije a los 2? Cualquiera menos ella y a ti- señalé a Patri- Cualquiera menos él. Y encima enmedio de la cocina joder.
Tiré el hielo con las bolsas allí mismo y salí de casa. Una vez abajo no sabía dónde ir, pero estaba muy cabreada.
Jorge salió de la portería con 2 cascos.
• Joder Ana cómo corres, pensé que no te pillaba- me abracé a él sollozando. Él me apartó con cuidado dándome un casco- vamos a dar un paseo.
No protesté, necesitaba salir de allí.
Me llevó a la playa en su moto, era noche cerrada y nos sentamos en la arena en silencio, escuchando las olas.
• ¿ Por qué te molesta tanto?-me preguntó.
• Es mi mejor amiga, y mi hermano, si luego están de mal rollo ¿Quién los va a aguantar a los 2?
Me acercó a él con el brazo y yo apoyé la cabeza en su pecho.
• ¿Recuerdas una vez que te trajimos a la playa con algunas de tus amigas por la noche?
• Noooo, iba borracha, no podía quitarme las bambas y ya estábais todos en el agua y yo aquí sola.
• No es verdad. Yo te ayudé a quitártelas. Íbamos a entrar al agua en ropa interior como los demás, hasta que viste la cabeza de tu hermano asomar besándose con una de tus amigas y te enfadaste. Así que te quedaste en la arena y te dormiste.
• No lo recuerdo así... igualmente ¿has visto hoy a esa amiga? Ya te lo digo yo. No. Porque mi hermano le dió largas y ella acabó enfadada conmigo.
Me puso un dedo en los labios.
• Vamos a bañarnos.
• ¿Ahora?
• Me quedé con las ganas aquel día- se encogió de hombros mientras se quitaba la ropa y yo lo miraba. Justo se quitó los calzoncillos...
• ¿Qué haces?- me tiró un puñado de arena y empecé a desvestirme mientras él corría riendo hacia el agua. Dudé un instante y me quité la ropa interior.
Fui corriendo hasta la orilla y no lo vi.
• ¿ Jorge?- pregunté bajito sin verlo- Ahhhhhh- grité mientras me rodeaba con los brazos completamente empapado y me metía en el agua.
Yo reía y gritaba pataleando a la vez. Él solo reía.
Una vez dentro del agua no me soltó pero sí me giró hacia él. Me sumergí y volvió a cogerme.
Estábamos muy cerca, nos mirábamos a los ojos y mis piernas le rodearon la cintura mientras él me besaba.
¿Qué estaba pasando? Pero no quería apartarme.
Nuestros cuerpos estaban calientes y noté su polla muy cerca de mí.
Separamos nuestras cabezas para coger aire.
• ¿Qué ha sido eso?- pregunté- No está bien.
• ¿Porqué no? - me dijo volviendo a hundir su lengua en mi boca y la mía a buscarlo con desespero.
Allí los preliminares sobraban y mis piernas se cruzaron más fuerte a la altura de sus caderas, haciendo que su polla me atravesara y las olas del mar marcaran nuestro ritmo, o tal vez era al revés y nosotros marcábamos el de ellas.
Nos miramos a los ojos mientras nos embestíamos como fieras. Empecé a morder su cuello, el lóbulo de sus orejas a lamer la sal de su cara sin dejar el ritmo de nuestros jadeos.
Me apartó mientras mi cuerpo pedía más y me llevó sin hablar hacia la orilla y allí nos tumbamos.
Vi que el frío al salir había endurecido mis pezones y bajado su polla, así que fui hasta ella acariciándola con mis pechos para que entrara de nuevo en calor y luego metiéndola en mi boca ardiente de deseo.
Estaba salada, lamerla era delicioso y succionarla hacía que me mojara más aún.
Me sentía tan lubricada que me senté a horcajadas sobre él, reaccionó positivamente y enseguida lo tenía dentro y yo gemía mirando al cielo, mientras las gotas de agua de mi pelo caían sobre nosotros y él no dejaba de tocar mis pechos.
Agaché la cabeza para volver a notar esa lengua salada y giramos en la arena.
• Yo también quiero saborearte- me dijo y empezó a lamer mi cuerpo desnudo y mojado. Se recreó en mi cuello, mis pezones y bajó por la barriga hacia el ombligo y de allí fue en picado hasta mi coño, con una mezcla de fluidos y agua salada, él parecía saborear un manjar por el ruido que hacía y cuando llegó a mi clítoris inflamado empecé a sentir cómo mi cuerpo temblaba de placer y él a saborearlo para no dejar una gota.
Siguió lamiendo y besando mientras mi orgasmo se alargaba gracias a ello.
Luego subió hasta mi boca y nos besamos mientras se frotaba con mi coño ardiente y yo lo agarraba fuerte con mis piernas para que me penetrara de nuevo.
Y lo hizo. Esta vez le dejé a él marcar el ritmo de las embestidas mientras mis caderas subían y bajaban a la vez que él se movía.
Me besó larga y apasionadamente mientras se dejaba caer sobre mí y yo no dejaba de clavar mis uñas en su espalda, ancha, fuerte. Y apretar su culo con mis manos, redondo y maravilloso.
Se tumbó junto a mí, ambos jadeábamos agotados y callados cada uno pensando en vete a saber qué mientras mirábamos las estrellas.
Me acurruqué subiendo una pierna sobre él y apoyando mi cabeza en su pecho.
Cuando su corazón dejó de latir tan acelerado hablé.
• ¿Qué nos ha pasado Jorge?
• A ti no lo sé, pero yo llevo deseando esto desde la primera vez que te montaste en mi moto- se giró para verme.
• Recuerdo cómo te agarraste a mí, cómo brillaban tus ojos en aquel banco mientras comías el chupachup. Cómo tu risa llegaba a mis oídos haciéndome sonreír. Cómo me di cuenta de que ya no eras Anita, ni la enana. Cómo te habías convertido en una mujer preciosa y divertida y cómo empecé a desearte. Cada vez que salíamos juntos y tú acababas con alguien, y yo me follaba a alguna intentando que se pareciera a ti, que te sacara de mi cabeza, en vez de fingir que era contigo con quien follaba.
• Pero, nunca dijiste nada, eras como otro hermano para mi.
• ¿Estás segura de ello?
Eso me hizo pensar, me giré de nuevo mirando las estrellas.
Estaba claro que siempre fue el amigo más guapo de mi hermano y todas las chicas del barrio, y algún chico, envidiaba la relación que tenía con él. Pero yo siempre decía que era como una hermana pequeña para él.
• Tal vez no- respondí.
Nos vestimos y fuimos a su casa a ducharnos y dejar que toda esa sal y arena se fuera por el desagüe, mientras nos enjabonábamos uno a otro y seguíamos aprendiendo nuestros cuerpos desnudos de memoria hasta caer exhaustos en su cama y cerrar los ojos.
Ya nos preocuparíamos al despertar de dónde nos estábamos metiendo.
*******ESP Hombre
33 Publicación
Ufff, ardiente y sensual. Como siempre escribes *g*
👏👏👏🔥🔥🔥...tan real, tan cercano, tan ardiente...increíble...🥰
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