Desconocidos
Estaba bailando en la pista de mi club favorito, una mano me cogió de la cintura acercándome a él. Creí que era el amigo con el que había venido, así que sonreí ladeando la cabeza y levantando mi mano esperando mi cerveza.Al no recibirla giré la cabeza y me encontré con un absoluto desconocido que me giró por la cintura con un toque de su mano y me besó. Abriendo paso con su lengua para jugar con la mía.
No me resistí ni me hice rogar. Besaba muy bien y pronto se deslizó por mi cuello mordisqueándolo.
Ese era mi punto débil y un gemido escapó de mis labios en su oído.
Alguien tocó mi hombro y me giré. Era mi amigo, estaba allí de pie, mirándonos y con 2 cervezas en la mano.
Cogí una y le di un trago.
Estaba sedienta.
Mi amigo empezó a bailar y cuando volví a girarme, el chico ya no estaba.
Seguí bailando sin darle más importancia a pesar de sentir cómo mis labios aún latían.
Pasó una chica que conocía y me abrazó antes de darme un beso en los labios mientras se cogía a mis nalgas y las acariciaba.
• Adoro tu culo- me dijo mientras yo reía y le presentaba a mi amigo, al que ni corta ni perezosa besó también.
Él se quedó sorprendido y yo reí mientras seguía bailando.
• Voy al baño- efectos de la cerveza...
Al salir del baño, pasé por delante de un pasillo oscuro y una mano me arrastró hacia dentro.
Era él otra vez y volvió a besarme mientras me acariciaba y yo hice lo propio como si ambos intentáramos aprender el cuerpo del otro.
Estábamos en la zona de las camas, me llevó hasta una más pequeña e íntima.
Me quitó la poca ropa que llevaba dejándome expuesta ante él y él enseguida hizo lo mismo. Nos lamíamos, besábamos y mordíamos mutuamente.
Mi mente no podía mantener un ritmo racional, había despertado a mi animal interno.
Lo tumbé y me senté sobre su cara disfrutando de su lengua y sus delicados mordiscos y cuando mi mente solo pensaba en mi placer, él se movió por debajo de mí y me dio la vuelta y me miró fijamente a los ojos, se puso un condón y me penetró con fuerza haciéndome gemir como si nadie, como si nunca.
Sus embestidas eran maravillosas, fuertes, duras y penetrantes.
Estaba tan lubricada que a veces se salía y volvía a embestirme.
Entonces rodé hacia un lado y me miró sorprendido, yo sonreí llena de deseo y con mi mano le hice tumbarse, masturbándolo hasta asegurarme de que volvía a estar dura y entonces me senté a horcajadas sobre él dejándome caer sobre ella y llevando yo el compás de aquel baile que habíamos creado.
1,2,3 y 1,2,3. Nos movíamos al mismo compás, él con las 2 manos en mis nalgas, yo en un movimiento arriba y abajo mientras nuestros pubis se frotaban y sólo oíamos el chapoteo que creábamos.
No sé cuánto rato estuvimos así hasta que mis manos se apoyaron en su pectoral, noté como se movía dentro de mí y ambos gritamos de placer al llegar a un orgasmo conjunto, sin dejar de movernos, alargando el momento.
Me incliné para besarlo con la misma pasión de los primeros besos y nos tumbamos uno junto al otro con los dedos de la mano entrecruzados, jadeantes y sonriendo.
Una pareja se acercó a la cama y se pusieron a follar a nuestro lado, nos miramos y reímos sin más.
Empezamos a vestirnos, me cogió de la mano y me llevó hasta el guardarropa, volvió con un boli y un trozo de papel.
Gracias ¿quieres repetir? Su número de teléfono y su nombre.
Le besé sin responder, guardé el papel en mi escote y fui al baño.
Volví a la pista y no vi a mi amigo por ninguna parte, así que pedí una cerveza y continué bailando mientras sentía su mirada sobre mí y bailé para él.
Por fin apareció mi amigo, solo me dijo un escueto "Luego te cuento " pero conocía esa sonrisa picarona.
Fue a x una cerveza y seguimos bailando hasta no poder más y marcharnos a casa sin despedirnos de nadie.
Al día siguiente, al coger mi top, un papel cayó al suelo. Era su propuesta y su número de teléfono.
Mis manos buscaron mi móvil y grabaron su teléfono.
Le escribí un WhatsApp
Repetimos cuando quieras y un emoji guiñando un ojo.
Volví a dejar el móvil y fui a hacerme un café rememorando la noche anterior y esos ojos color café que me habían hecho gritar de placer...