Choque de cuerpos
Había quedado para una fiesta en un local swinger de moda con varias amigas, a algunas las conocía ya en persona, a muchas otras no, estaban en la misma app que yo pero no habíamos coincidido nunca.Echamos unas cervezas antes de entrar y nos reímos muchísimo, parece mentira que a veces sin haberos visto nunca en persona sea como si os conociérais de toda la vida.
Cuando por fin entramos al local nos quedamos con la boca abierta, era sencillamente espectacular. No era enorme, o no lo parecía, pero había muchísima gente. Alguien cogió mi brazo y me giré.
• ¡Montse!- me dijo. Yo la miré, me sonaba su cara pero no era capaz de ubicarla. Viendo mi desconcierto me dijo- ¡Soy Adela! Redcandy- aclaró con su nick de la app y la abracé.
• ¡Qué ganas de conocerte!- le dije sinceramente. Volvió a cogerme del brazo.
• Tengo que presentarte a mucha gente- me recordaba al conejo blanco de Alicia en el País de las Maravillas. Yo intentaba seguir su paso pero no podía. Señalaba a gente, me decía nombres y me saludaban. Hasta que un chico llamado Javi cogió mi mano diciéndole a Adela que había prometido presentarme a alguien. Yo lo seguí sintiéndome el juguete nuevo que todos quieren enseñar. Tenía mucha sed, a ver si me dejaba quitarme la chaqueta y pedir algo ...
• ¡Javi! Estoy cansada y tengo sed.
Se giró apenas un segundo sin dejar de andar y choqué con alguien.
No fue un toque sin más, fue un choque de trenes donde descarrilamos los 2. Me cogí a Javi para no caer y el otro chico puso cara de circunstancias tocándose donde le había dado el golpe.
-Madre mía ¿Dónde te metes tío?- le dijo Javi.
• Tranquilo, estoy bien- respondió irónicamente tocándose el costado donde nos dimos - Y parece que la locomotora- me señaló- tampoco tiene daños serios.
Javi me cogió y se echó a reír.
• Precisamente es la chica que quería presentarte, ella es Montse, su nick es Luna22- nos dimos 2 besos a modo de saludo con el dolor que nos habíamos causado.
• Locomotora ¿quieres tomar algo?
• Sí, x favor, no he parado desde que he entrado. Estoy sedienta - sonrió y empecé a verlo de verdad. Era un chico educado, de preciosa sonrisa, tez morena y unos ojos de color del chocolate. Hizo un gesto con la cabeza y nos trajeron 2 copas. Nos sentamos en la barra y Javi desapareció sin decir nada.
• ¿Puedo hacer una pregunta? - Le dije tras beber un buen sorbo de mi copa.
• Claro.
• ¿Estás también en la app?
• No. Javi es un amigo y el que me ha arrastrado hasta aquí. Mira una mesa con sofá libre ¿vamos?- afirmo y vamos. No podía dejar de mirar esa barba de 3 días, su cabeza rapada, ni esos ojos que tampoco dejaban de mirarme.
Se sentó y justo en ese momento tropecé con algo y caí junto con la copa sobre él. Mierda, no podía ser verdad. Él me agarró de la cintura y pude notar que no le sabía tan mal lo ocurrido...
• ¿Siempre eres así de torpe?- me susurró al oído con una sonrisa.
• Siempre no- le dije con coquetería dejando la copa en la mesa, sentándome a su lado y agachando la cabeza hasta su pantalón. Miré hacia su cara y me miró sonriendo. Su pantalón estaba desabrochado y su glande sobresalía y me lancé sin contemplaciones a lamerlo. Mmm era suave y delicioso tal como lo había imaginado. Lo oí suspirar y lo miré. Nuestros ojos intercambiaron una mirada lasciva y le saqué la polla del calzoncillo, lamiendo, saboreando, recreándome.
No me importaba que nos miraran, en ese momento sólo existíamos nosotros .
Por fin empezó a temblar y a gemir.. Le llegaba un orgasmo y lo saboreé, me gustó su sabor, así que tragué con ganas.
Levanté la cabeza y nuestras miradas quedaron a la misma altura.
Se lanzó a besarme, a sentir su sabor en mi boca. Quería sentarme sobre él, había despertado mis instintos más primarios y solo pensaba en follármelo de mil maneras.
Apartó la cabeza para mirarme con una sonrisa ladeada que me encantó.
Me ofreció su mano y la cogí sin saber qué planeaba, pero sin importarme demasiado.
Me llevó hasta una zona de camas.
Un montón de cuerpos moviéndose, gimiendo, se escuchaban tantos sonidos sexuales que me puse más cachonda si cabe.
Subimos a la cama dejando abajo los zapatos y empecé a quitarme ropa y él hizo lo mismo. Me tumbé relajada y él empezó a deslizar su lengua por mi cuerpo, desde el pie hasta mi cuello, solo rozando mi vello púbico con su barba.
Mordió mi cuello fuerte pero con dulzura y volvió a bajar, esta vez sí se detuvo a besar mis labios vaginales, yo estaba lubricadísima y unos suspiros salían de mi boca.
Tocó mi clítoris con la punta de su lengua y me electrizó. Supongo que lo notó porque enseguida siguió insistiendo en esa zona mientras olas de placer invadían mi cuerpo sin parar.
Pronto llegué al orgasmo y tragó con deseo mientras me miraba a los ojos disfrutando mi placer.
Cogí sus brazos para que subiera sobre mí y toqué su polla para notarla de nuevo preparada para la acción.
Le di un condón de los que llevaba siempre en mi pulsera para ello y se lo colocó enseguida.
Su primera embestida me llevó muy lejos de allí, escuchaba a la gente alrededor pero muy lejos de nuestros cuerpos, de nuestro fuego.
Arañé su espalda, lo quería tan dentro de mí que no dejaba de arquearme y moverme intentando que me penetrara más y más. Y así lo hizo.
Los colores empezaron a saltar por mis retinas, lo miraba con los ojos entrecerrados de placer.
Todos mis terminales nerviosos estaban alerta a cada palabra, murmullo, gemido, caricia, centrados en disfrutar.
Un orgasmo y otro se sucedían en mi cuerpo, estrechando mi vagina, sintiéndolo al máximo.
Me voy a correr cariño, susurró en mi oído y me lancé a su boca. Quería que se corriera mientras nos besábamos pero ambos gritamos al llegar a ese éxtasis.
Los dos nos tumbamos uno al lado del otro, prácticamente inertes, con los ojos cerrados.
• Necesito fumar- le dije.
Me acercó una toalla y unas chanclas blancas y él hizo lo mismo.
Salimos a una terraza a fumar, íbamos cogidos de la mano.
¿Qué había pasado? ¿De dónde había salido? ¿Cómo se llamaba?
Aunque en realidad, todo eso me daba igual.
Solo sabía que quería que se repitiera y que su mirada me decía, que él también lo deseaba.