ESPACIO SEGURO
Primero hay que tener conexión. Eso significa que además de atracción física exista una química sexual, sensual, intelectual y de ritmo. No puedes estar con alguien que le gusta la hiperexcitación, el hacer las cosas deprisa, el que todo sea fuego, si a ti te gusta lo contrario. Por muy bien que te caiga o mucho que lo desees. Son lugares en los que sabes que el disfrute es mínimo y que tiene las horas contadas.
Segundo, saber que esa persona es fiable, que tiene tu confianza, que no va a comportarse mal, que no va a perder el control, que conoce tus circunstancias, que está presente, que sabes que en los momentos que no hay sexo, también existe, que sabe estar, que te sirve como relax, que puedes desahogarte. Es decir, el sentido común, saber que el otro te tratará con respeto.
Ese es mi espacio seguro.
Esa persona íntegra, o como decía mi abuela “que se viste por los pies”. Donde estás a salvo. Donde puedes llorar o reír. Y amar unas veces y follar otros días. Y donde no te da miedo experimentar.
No es necesario el vínculo amoroso o romántico, aunque si se da pues bienvenido sea. Es buscar la excelencia en la relación personal y sexual con otra persona.
Y a mi ese viaje me pone…
(Estoy en construcción. Ya estuve en demolición…)