EL HOTEL
Desde que recibí ayer tu mensaje diciéndome que ibas a estar unos días en Barcelona no soy capaz de concentrarme en nada. Pienso en qué ponerme para vernos, aunque me va a durar poco puesto, estoy segura y me da la risa floja sola.
Por la tarde recibo un mensaje tuyo con el nombre del hotel, el piso y el número de la puerta.
¿Para qué perder el tiempo con unas cervezas si sabemos que el deseo está ahí?
Llamo con los nudillos y abres con una toalla en la cintura y gotas de agua sobre ti aún. Me controlo para no empezar a lamerte en el pasillo.
Entro y cierro la puerta.
• Acabo de llegar de una reunión, disculpa que no estuviera...
No te dejo seguir hablando. No quiero que hables, quiero quitarte la toalla y tirarte a la cama y es justo lo que hago después de sentir tus brazos por fin, esa espalda que tantas ganas tenía de que me envolviera. Me encanta tu beso y la noche acaba de empezar.
Me miras riendo desde la cama con la toalla abierta.
• Veo que te alegras verme- río mientras veo tu polla erecta entre los 2.
Me deshago de mi falda y mis tacones y subo a la cama sentada sobre ti.
Vas a hablar y pongo un dedo en tus labios, juguetona. Subes los brazos a modo de rendición.
Empiezo a bajar la cremallera de mi corsé mientras te miro a los ojos.
Los mueves entre mis ojos y la cremallera, siento como tu polla se mueve entre mis piernas, solo la separa mi tanga de mí y me encanta esa sensación de poder ante ti, tan grande y yo tan pequeña.
Nuestras caras de deseo aumentan la respiración.
Termino de bajar la cremallera y el corsé se cae solo encima de la cama.
Tus manos ya no están quietas y empiezas a acariciarme y tocarme con ganas atrasadas, contenidas a través de una pantalla.
Me coges del culo mientras me muevo encima de ti. Tu polla esta enorme y ne pregunto si aún será más que eso.
Me agacho poniendo mi cara delante de la tuya y nuestros ojos se escrutan entre nosotros. He imaginado tantas veces este momento...
Me atrapa tu boca mordiendo mi labio y nuestras lenguas empiezan una lucha por ver cuál tiene más prisa por llevar el control.
Mi tanga está empapado, estoy lubricando de manera exagerada y lo motss, notas rl calor que brota de mí directamente sobre tu polla.
No tardas en reaccionar, me quitas el tanga de un tirón. La noche promete así que bien vale un tanga menos en mi colección.
Me subes hasta tu cara y tu lengua ahora investiga mi vagina y mi clítoris cuando lo notas inflamado y palpitante.
Mis ojos se cierran y me concentro en respirar y contraer mi suelo pélvico a la vez que lo comes. Y no tarda mucho en empezar a chorrear, en temblar mi cuerpo y apoyarme en la pared reprimiendo un grito de placer.
Dejo que mi cuerpo deje de temblar sobre tu cara, es un orgasmo intenso y como tal dura y tú sigues lamiendo como si fuera manjar de Dioses.
Ahora bajo yo hacia tu polla a cuatro patas y retrocediendo, ya está grande, dura, gorda, pero lamo con deseo cualquier resto que pueda tener de nuestros juegos.
Me coges de los brazos y como una muñeca me tiras a mí sobre la cama.
• Espera nena- me dices con una sonrisa que me derritía en foto y aún lo hace más ahora.
• Fóllame- te suplico.
Te pones el condón y sin ningún miramiento me la clavas y mi vagina la recoge como si no quisiera dejarla ir. Nuestro movimiento se ha acompasado mientras mis piernas se enrollan en tu cintura y aún así estoy súper abierta y tu polla llega hasta el último rincón de mi.
Arqueo la espalda de placer y tú aprovechas para lamer mis pezones.
Me agarro a tu espalda, esa con la que tanto he fantaseado y ahora está aquí. Te clavo las uñas para comprobar que no es un sueño. Gritas y muerdes mis labios mientras sigues follándome con esas ganas que tanto nos estaban matando.
Este placer no es normal, me dejo caer en la cama mientras me corro de nuevo y tú sigues empujando y mirándome como di no fuera la primera vez que follábamos.
Ciertamente no lo es, pero sí mutuamente y sin juego virtuales de por medio.
Cuando mi cuerpo deja de temblar salgo de ti y voy directa a tu polla. Necesito comérmela, sentirla en mi boca y no tarda en explotar en ella.
Nos tiramos los 2 en la cama suspirando, nos miramos y nos echamos a reír desnudos.
Me acoges en tu pecho, grande como tú, ese brazo que me va acariciando y me quedo adormecida.
Despierto y veo un reloj de esos con números rojos, son las 4 de la mañana y te deseo.
Me meto por debajo de las sábanas y cuando empiezas a despertar la sábana sube y me encuentras allí con mi tesoro dentro de mí boca, mis labios quieren seguir, pero tu cara de confusión me hace reír.
Empiezas a reír tú también.
• ¿Viste anoche el jacuzzi del baño? - respondo que no con la cabeza - y tiene luces que cambian de color. Te levantas de un salto y me coges en brazos. Me llevas hasta el lavabo y me doy un golpe en la cabeza con el marco de la puerta.
• Vale que vamos a oscuras- le digo- pero me acabas de dar un viaje con el marco de la puerta en la cabeza...
Me dejas en el suelo y enciendes la luz mirándome preocupado.
• Ponte a llenar el jacuzzi anda- le digo riendo.
• ¿Pero estás bien? Lo siento...
• Estoy...- me hago de rogar- cachonda.
Vas riendo a encender el grifo y aprovecho para admirar también las vistas traseras.