Voy a confesaros una cosa que no pone en mi descripción, pero tal vez lo añada....
En unos tiempos en los que no había Internet, y tan sólo dos canales de TV y en blanco y negro [si allá por la Prehistoria], crecí sobre las rodillas de mi padre haciendo crucigramas.
Se nos hacía leer en voz alta y hacíamos muchos dictados, por eso mi vocabulario y mi dicción al hablar y escribir.
Si a eso se une que a mi padre le encantaban los acertijos y las adivinanzas... Pues resultó un coctel perfecto de ganas de saber y expresarme.
Mis sumisos dicen que es una gozada escucharme, pero reconozco que al estar con hombres tan inteligentes como ellos también aprendo algo cada día.
Y de vosotros y de mis amigas, aún más.
Un placer pertenecer a este grupo, por si no os lo habíais imaginado