Qué es el efecto halo y por qué temerlo
Acuñado en 1920 por el psicólogo estadounidense Edward Lee Thorndike, el efecto halo es un sesgo cognitivo que nos lleva a hacer extensivas a la totalidad del sujeto determinadas características del mismo. La más clásica: el atractivo físico. Está más que estudiado, medido y aceptado que cuando valoramos como atractiva a una persona también le atribuimos valores positivos de otra índole: carácter, conocimientos, competencia... Vamos, que generalizamos la cualidad positiva. Dicho en bestia: confiamos más en los que nos parecen guapos que en los que nos parecen feos, aunque creamos no hacerlo.Por eso el efecto halo es tan relevante en el área de Recursos Humanos. El peligro que corren los reclutadores es percibir en los entrevistados un rasgo positivo que los lleve a pasar por alto aspectos negativos, o al revés. Porque el efecto halo también funciona en negativo. Si alguien siente rechazo por tu aspecto puede generalizar ese rechazo a tus competencias, tu carácter... ¿Que los guapos lo llevan mejor? Pues sí, aunque aquí no hay novedad. No hay más que echarle un ojo a la encuesta que hizo la web jobatus.es entre profesionales de los Recursos Humanos y donde el 86,1% admitió tener en cuenta el físico de la persona entrevistada.
Pues hoy en día esa siniestra criba empieza en tu foto de las redes sociales a las que pertenezcas.