Masturbación consciente
Vivimos al minuto. Tenemos que hacer una cosa después de otra y otra después de esa, y así hasta el infinito. Y cuanto menos tardemos en hacer cada una mejor porque así nos dará tiempo a más y sentiremos que somos más productivxs. Nos excitamos y nos masturbamos con el único fin de satisfacer esa excitación y quitárnosla de encima cuanto antes y con la intensidad casi violenta con la que alguien conduce o cocina cuando tiene prisa. ¿Has pensado alguna vez en pararte... y respirar?
Conocemos nuestro placer en cuanto a qué nos hace orgasmar más rápido y con más vigorosidad. ¿Conocemos de la misma manera los lugares en los que más nos calman las caricias o en donde nuestra piel se vuelve más sensible?
La masturbación consciente es la variante autoerótica del mindfullness (atención plena), y propone en esencia dedicarnos un tiempo con calma a nosotrxs mismxs a la que nos masturbamos. Para conocernos, reconectar con nuestro yo, mimarnos, perdonarnos y comunicarnos con nuestro cuerpo. Para sanar.
Por ejemplo: ¿Has probado alguna vez a hablarte mientras te masturbas?
Ponte delante de un espejo y tócate con mimo y suavidad, con calma, sin ir directamente a los puntos erógenos para así explorar otras partes del cuerpo que igual nos dan gustito y no lo sabíamos.
A medida que te tocas puedes ir repitiendo afirmaciones como "Soy bellx" "Soy válidx" "Soy sexy" "Estoy empoderadx" "Me perdono" "Me quiero" "Me deseo" "Ahora sólo importo yo" "Ahora sólo importa mi placer" "Estoy presente" "Estoy en sintonía con mi yo".
Ponte música, llena la bañera de agua caliente y olores que te transmitan emociones positivas y calma, usa aceites de masaje o cremas, véndate los ojos... Sobre todo, deja el reloj fuera de la sala, y visualiza las inseguridades, miedos, culpa, problemas, angustias... y de igual forma déjalos al otro lado de la puerta.
Es tiempo para disfrutar de nosotrxs.