AMOR - Elogios - 20220206
AMOREn el terreno del halago sentimental, del piropo amatorio o del requiebro íntimo, este substantivo sigue figurando entre los más importantes, a pesar de lo antiguo de la identificación de este sentimiento con la persona que lo inspira: 'Ser una misma cosa el con el amado'. Suele ir precedido de los pronombres posesivos, apocopados o sin apocopar, ‘mí, tu, su'. Miguel de Cervantes, en los primeros años del siglo XVII, emplea el termino en el sentido que decimos:
Mi brazo abrirá carrera
a tu vida y a mi muerte,
más me mata el verte,
oh, mi amor, de esa manera.
El romántico gaditano de mediados del siglo XIX, Antonio García Gutiérrez, escribe en
El trovador:
¡Ay, acércate, amor mío!
¡Me muero, me muero ya!,
sin remedio...
Es voz sumamente elogiosa dicha a la persona por quien se siente atracción, intimidad o aprecio. Su uso sigue en vigor, aunque en las capas populares empieza a declinar por sentirse como ñoñez excesiva en un momento como el actual, de desgarrada franqueza, en el que decir las cosas por su nombre ha llegado también a este reducto último de la intimidad.
Referencia
El libro de los elogios
Pancracio Celdrán
Registro de voces galantes, piropos, lisonjas y palabras complacientes, con su historia, etimología y origen.