CADAVER EXQUISITO
Después de ponerlo en práctica a nivel literario, hace ya muchos años y tras la propuesta de un amigo en estos días, y ver que puede resultar divertido a la par que excitante, dentro del contexto de joyclub, se me ha ocurrido subir aquí la participación de quién lo desee. Bien podrán ponerse en contacto conmigo para añadirlo al foro, o bien si no tenéis necesidad del anonimato lo subís aquí como miembros que sois del grupo. En 1920 un grupo de escritores en el movimiento del surrealismo, decidieron emprender un juego de palabras llamado Cadáver exquisito. Procede del francés cadavre exquis. El origen del nombre del juego viene de la trama del propio juego la primera vez que se jugó. La frase por la que empezó “Le cadavre - exquis - boira - le vin - nouveau" (El cadáver exquisito beberá el vino nuevo). Participan todos los presentes aportando un añadido a la imagen que se plantea al principio. Cada cual escribe frases o párrafos, creando así una historia entre todos. Inicialmente se hacía de una forma anónima, doblando la hoja tras participar con una frase o dibujo, sin que se supiera quién había escrito cada cosa, desde el anonimato y pasarlo al siguiente. Hoy en día hay variantes y no se realiza así, se puede ir observando el texto por cada participante en el juego ya que se le da mayor fluidez y lógica al texto.
Quien tenga más interés les dejo el enlace de la wikipedia para saber de autores que realizaban dicho ejercicio como autores de lengua hispana como García Lorca y Pablo Neruda le llamaron Poemas al limón.
https://es.wikipedia.org/wiki/Cad%C3%A1ver_exquisito
De todxs nosotrxs más de unx seguro que ha fantaseado en joyclub tras el buzón con otrxs. Y es un ejercicio interesante, además aquí con un contenido erótico también es otra forma de volar y fantasear, como fuente de excitación. Por ello, os muestro un ejercicio hecho entre dos. Espero que os guste, y pensar que no es de una sola persona por lo que lo emocionante también es seguir el hilo del otro, es una forma de trabajar en grupo, que por otro lado en esto del sexo si no se trabaja en equipo...
Ejercicio 1
Estaba nervioso, la cena era hoy. Ella vendrá, el otro día cuando hablaba, notaba como rozaba su mano en mi pierna, y me sonreía mirándome con unos ojos profundos y sinceros. Cada vez que me roza me excita, su manera de mirarme y de explicarme historias que me hacen perder la noción del tiempo. Me dirijo a la cena pensando en ella.
Conozco el sitio del encuentro donde ya he tenido otros, más bien desencuentros. Aún así me entusiasma el mero hecho de acudir a la cita con alguien que sólo me ha causado buenas vibraciones y con quien intuyo, obtendré una velada placentera. Pero mis miedos me acechan, no es nuevo, ya me conozco. Aunque presiento que esta vez será distinta.
Está en la mesa, me siento a su lado. Me sonríe y se acerca dándome un beso en la mejilla. Me susurra algo al oído que no entiendo de los nervios. Ha sido tocarme y empiezo a mojarme, mi cuerpo está listo para todo. Mientras me habla y me mira, toca mi brazo con delicadeza. Noto como su pie roza mi pierna, mis genitales están palpitando y no paran de empaparme, sólo noto mi sexo dispuesto a danzar. No puedo pensar en nada.
Me siento como un autista en aquel reservado. Tantos ensayos delante del espejo en mi casa sobre posibles temas de conversación se fueron al fondo del baúl. Y sus dedos del pie derecho juguetones ya están apoyados en mi silla. Rozan sutilmente mi escroto, sin presionar, y ascienden por el envés de mi pene presionado con el pantalón. El dedo gordo sube y baja por el borde de la bragueta. Trago saliva y ella ríe.
Me tiene a su merced, lo sabe, nota mi pene duro con su pie. Intento buscar alguna palabra o frase ingeniosa para hacer notar que soy una persona segura. Pero creo que ella sabe que puede cogerme por la nuca como una presa y devorarme. En ese momento se levanta, se acerca a mí, coge mi mano y la coloca por debajo de su falda, haciendo que note con mis dedos su sexo húmedo. Y me dice al oído:
-Necesito ayuda en el baño para empolvarme. - Acto seguido se baja la falda mientras me sonríe y se aleja contorneando las caderas, lo que hace que mi miembro vaya a estallar en el pantalón. Me levanto sin pensarlo y voy detrás como un fiel servidor a empolvar no sé el qué ni cómo, pero ciego yo voy como el que sigue hipnotizado a la Santa Compaña.
Al abrir la puerta del baño la encuentro sentada encima de la pica, sin bragas con la falda subida. Me dice:
• Cierra la puerta, arrodíllate y cómeme el coño.- Como un penitente hago caso a su voz. En cuanto mi lengua toca su clítoris, siento que las tornas han cambiado. Ahora esta en mi poder, la tengo bajo mi influencia. Empiezo a sentir como con mi lengua consigo dominarla, estremecerla y hacerla gritar, llenar mi boca de su miel.
Ese jugo dulzón imposible de definir empapa mi boca y trago para poder seguir paladeando ese manjar. Sus gemidos son terciopelo en el silencio que generan las paredes amarmoladas del baño. Me agarra la cabeza con ambas manos y me atrae hacia su coño con vehemencia para que siga y no pare hasta quedar absorto y perder el sentido del espacio, el tiempo y de mí mismo.
En ese preciso instante donde todo va a eclosionar, decidí parar. Su mirada era decepción, travesura y ternura. La agarré con fuerza de sus nalgas, y con mi pene dispuesto a conquistar su sexo, se adentró en ella. Susurró un gemido en mi oído, mientras notaba como entraba y salía mi pene de manera frenética, a la vez que su clítoris se rozaba con mi base. Gritó mordiéndose el labio, corriéndose y notando toda su humedad en mi piel.
Y de pronto un silencio fundidos en un abrazo, casi más de boxeadores subidos al ring. Con sonrisas y carcajadas cómplices. Dueños ya de aquel espacio, con la tranquilidad que de nuevo adquiere un cambio de ritmo. Mi miembro sigue dentro de ella y se mueve convulso. Siento la erección al límite y su galope hace que no pueda frenar hasta casi estallar y querer correrme pero ella se aparta dejando mi verga desnuda, desamparada. Se agacha y se la mete a la boca, mirando hacia arriba.
En ese preciso momento volví a estar a su merced. Su mano envuelve mi polla con fuerza y empieza a lamer suavemente el glande húmedo, lo saborea como si fuese un plato exquisito. Entonces la introduce toda dentro de su boca mientras mueve su lengua, comienza a moverse y enseguida su boca se llena de mí, no puedo aguantar y grito y lloro de placer. Mis piernas se doblan me mira sonriendo, relamiendo las últimas gotas.
Me acaricia el escroto y el interior de los muslos mientras me mira a los ojos con mi semen en su boca que chorrea por las comisuras. Sonrío ante esa imagen que parece de film porno pero a la vez es divertido con un gesto pueril. Casi obnubilado por el éxtasis, corto bastante papel higiénico del portarollos y le limpio la cara meticulosamente. Me da un beso en la frente y se sale al lavabo para limpiarse. Entrecierro los ojos. Juraría que fue un lapso de tiempo breve; me dormí. Al levantarme y abrir la puerta, ella había desaparecido. En el espejo ponía "hasta la próxima".