CONTRASEXUALIDAD
Y si después de este mundo tan binario que hemos creado tratamos de reconocernos simplemente como cuerpos hablantes y no como hombres y mujeres. ¿Qué opináis?Desmarcarse de la hegemonía de la heterosexualidad instaurada por la sociedad a nivel gubernamental y eclesiástica es lo que pretende la contrasexualidad.
La contrasexualidad es, en primer lugar, un análisis crítico de la diferencia de género y de sexo, producto del contrato social heterocentrado, cuyas performatividades normativas han sido inscritas en los cuerpos como verdades biológicas. En segundo lugar: la contrasexualidad apunta a sustituir este contrato social que denominamos Naturaleza por un contrato contrasexual.
Afirma que el sexo, a lo que nos referimos como sexo en nuestra actual sociedad como órgano y práctica, no es algo natural. Es una tecnología de dominación heterosocial que reduce el cuerpo a zonas erógenas con una distribución desequilibrada entre los géneros (femenino/masculino) de manera que se reproducen pautas adquiridas, no naturales que se someten a un efecto de tecnología social bajo discursos establecidos por la heterosexualidad. Dicho sistema opera por división. Digamos que fragmentan el cuerpo recortando órganos y generando zonas de alta intensidad sensitiva y motriz (visual, táctil, olfativa...) que identifica con centros “naturales” y anatómicos de la diferencia sexual. De esta manera los hombres y mujeres son construcciones metonímicas del sistema heterosexual de producción y de reproducción, que autoriza el sometimiento de las mujeres como fuerza de trabajo sexual y como medio de reproducción. De forma que se reduce la superficie erótica a los órganos sexuales reproductivos y a privilegiar el pene como único centro mecánico de producción del impulso sexual.
Y la contrasexualidad no habla de intervenciones políticas que se quedarían en vanalidades como reestructurar el lenguaje con las actuales acepciones variadas y/o barras en los pronombres. No radica la cosa en hacer discriminaciones positivas y privilegiar una marca femenina o neutra, no consiste ahora en inventar un nuevo pronombre que escape a la dominación masculina.
La identidad homosexual fue un accidente sistemático de esa máquina capitalista dual de la heterosexualidad con sus géneros bien diferenciados. En 1868 clasificaron desde un punto de vista a esos estados como “contranatura” algo totalmente amenazante para el sistema de producción. Ahí quedaba incluido toda forma de perversión, de formas no reproductivas, del fetichismo, lesbianismo, sexo oral...
Lo que quiere dejar claro la contrasexualidad es que la heterosexualidad es una tecnología social y no un origen natural. Los órganos sexuales como tales no existen. Los que reconocemos como naturales a día de hoy, son el producto de una tecnología sofisticada en la que nos han hecho creer que ese mundo binario y totalmente sometido a la reducción de los genitales diferenciados de los géneros hombre y mujer es lo “natural”. Este sistema ha excluido de alguna manera ciertas relaciones entre géneros y sexos, designando algunas partes del cuerpo como no sexuales. Como puede ser el ano. Es un claro ejemplo contrasexual. Es un centro erógeno universal situado más allá de los límites anatómicos impuestos por la diferencia sexual, todos tenemos ano. Es un centro de producción de excitación que el sistema ha decidido sacarlo de la lista de órganos orgásmicos (la contrasexualidad afirma que el deseo, la excitación sexual y el orgasmo no son sino los productos retrospectivos de cierta tecnología sexual que identifica los órganos reproductivos como órganos sexuales, en detrimento de una sexualidad de la totalidad del cuerpo.)
Por lo que el trabajo del ano no apunta a la reproducción por lo que no interesa al supuesto orden natural establecido por la sociedad. Y los beneficios placenteros que genera no se pueden medir en una economía heterocentrada.
La contrasexualidad no habla en términos de igualdad sino de equidad. Y además denuncia las actuales políticas psiquiátricas, médicas y juridícas, así como los procedimientos administrativos relativos al cambio de sexo. Refiere que no hay razón política que justifique que el Estado deba ser garante de un cambio de seo y no de una cirugía estética de nariz. Afirman que el estado impone de alguna manera los modelos anatómico-políticos fijos de masculinidad y feminidad.
Es curioso como en la actualidad dentro de la tecnología, gracias a la física se están descubriendo sistemas de entrelazamiento no binario, fuera ya de la matrix de sus 0 y sus 1 habrá series entrelazadas que puedan ser tan diversas como los propios humanos y mucho más, entonces ¿por qué conformarnos con ese sistema binario si hasta la naturaleza de revela?
Saludos.
Referencia:
Manifiesto contrasexual
Paul B. Preciado
Editorial Anagrama