POR LAS CALLES DE MADRID...
Uno de los libros anotados en mi lista para próximas compras porque Madrid es una ciudad en la que si te lo propones cada día descubres algo nuevo...*****************************
Sonia Taravilla (@*****eno), autora de 'Por las calles de Madrid':
"Hay que conservar lo castizo"
LA ESCRITORA REFLEXIONA SOBRE LOS SECRETOS DE LA CAPITAL
Sonia Taravilla nos adentra en el fascinante mundo de Por las calles de Madrid, un libro que explora las vidas, oficios y memorias de la capital española a lo largo de los últimos dos siglos. La autora nos lleva a un viaje a través del tiempo, desvelando historias apasionantes y personajes olvidados que han dejado una profunda huella en la historia de Madrid.
Desde modistas y fotógrafos pioneros del siglo XIX hasta serenos que caminaban las calles nocturnas de la ciudad, el libro nos sumerge en un mundo lleno de color y vida. Además, la figura del "Sereno de Madrid", que se convierte en un alter ego en las redes sociales, juega un papel importante en la divulgación de la historia de la ciudad.
Pregunta: ¿Qué te llevó a escribir este libro?
Respuesta: Quería escribir un libro de Madrid, pero hablando de otras historias. Para ello he escogido cinco capítulos hablando de, entre otros, modistas, fotógrafos del siglo XIX, que fueron los pioneros de la fotografía en la ciudad. También hablo de serenos, por supuesto. De oficios como podían ser los aguadores, los aguaduchos, que eran los quioscos que había en Recoletos, en el Retiro y demás paseos principales de la ciudad. Ahí se vendía horchata, agua de cebada, que es una bebida que era muy típica en el verano. De hecho, hoy en día todavía hay algún aguaducho que lo vende.
Pregunta: El Sereno de Madrid es tu alter ego en redes sociales. A través de la cuenta, haces divulgación sobre la historia de Madrid y también ocupan un lugar importante en el libro.
Respuesta: El Sereno, a pesar de haber desaparecido como profesión, todavía está en la memoria colectiva de una generación. Hay una película de Edgar Neville, Mi calle, en cuya primera escena ya sale un sereno llamado Blas, que va por la calle con su chuzo y escuchando las palmas que dan los vecinos para llamarle. Y yo estaba pensando abrirme un blog sobre Madrid. Entonces dije 'venga, el sereno'. Pensé también en La Violetera y en El Barquillero.
Pregunta: En el libro cuentas historias de los últimos dos siglos y la figura de la mujer ocupa un lugar esencial a lo largo de las páginas. ¿Cuáles son las condiciones de vida de las madrileñas en aquellos años?
Respuesta: Me he centrado en los oficios concretos que las mujeres podían desempeñar, como por ejemplo, ser lavandera en el Manzanares.
Pregunta: Un trabajo de los más duros, rozando el esclavismo muchas veces.
Respuesta: Absolutamente, Arturo Barea lo representó muy bien en La Forja ya que su madre Leonor fue una de ellas. Cuento en el libro también la historia de otra lavandera que estuvo hasta súper mayor lavando. Hablo también de las modistas, que es un oficio que yo investigo aparte. De hecho, hice hace unos años una exposición sobre las modistillas madrileñas. La modista era la titular, quien tenía el taller, pero a su cargo tenía oficialas y aprendizas, que eran estas alegres modistillas. Jovencitas que trabajaban en los talleres y que tenían cierta independencia económica. Muchas de ellas lo dejaban al casarse.
Pregunta: Hay una figura bastante reconocida cuya historia es muy interesante y la cuentas en el libro: Margarita Lacoma.
Respuesta: Margarita González Lacoma es uno de los personajes que investigo con especial atención. Hay datos que todavía no los conozco y otros no he plasmado en el libro. Margarita fue una mujer que abrió una casa de modas en los años 20 en la Gran Vía y debió hacer mucho dinero porque luego abrió una submarca. De hecho, el nombre del metro Lacoma es por ella ya que fundó una colonia junto a otra socia, Pilar. En el libro también hablo de modistas que trabajaban para la reina Isabel II en el siglo XIX.
Pregunta: Concretamente, hay una modista que tiene un problema con la reina, Madame Caroline, a quien la monarquía debía mucho dinero. Al final los borbones son borbones.
Respuesta: En esos momentos no estaban muy bien las arcas de la corona y tardaban mucho en pagar. Y estas mujeres, las modistas, también tenían una familia y tenían que comer. Entonces, aceptaban los encargos de la corona, tardaban demasiado en pagar. En concreto, a Madame Caroline llegó un momento en el que estuvo a punto de ser desahuciada.
Pregunta: También hablas de Clara Campoamor, que fue modistilla.
Respuesta: Se lo cuenta ella a una periodista llamada Josefina Carabias, en una entrevista para la revista Estampa. Dice que de joven fue modistilla, que trabajaba en un taller y que su familia no tenía mucho dinero. De hecho, ni siquiera se podía permitir pagar el tranvía para ir al taller de la modista para la que trabajaba. Fue dependienta, después terminó en telégrafos y al final se convirtió en la figura histórica que conocemos.
Pregunta: La moda también provocó revueltas sociales, como la que nació a raíz de la moda de la falda pantalón. Mujeres que vestían esta moda de París y que fueron perseguidas y acosadas en la calle.
Respuesta: La prensa dice unas cifras bastante altas de gente, aunque no sé si creérmelas. Pero es cierto que se daban escenas así. Incluso se promovieron encuestas para conocer si la gente estaba en contra o no de su uso. También hablo de las verduleras, que fue un colectivo muy reivindicativo. Se rebelaban en contra de la subida de las tasas y una de las más famosas fue conocida por La Sarasate, quien se convirtió en icono de la llamada revolución de las verduleras.
Pregunta: También hablas del aspecto gastronómico de aquel Madrid. Y destacas a otra gran mujer, la escritora gallega Emilia Pardo Bazán
Respuesta: Tengo un capítulo titulado Las cosas del comer, en el que hablo de vaquerías, de restaurantes históricos como Lhardy, y luego dedico dos pequeños capítulos a la marquesa de Parabere y a la condesa Pardo Bazán, porque Emilia, más que cocinera como tal, fue una etnografía. Quiso recopilar todas las recetas españolas en dos volúmenes. De hecho, recojo una foto maravillosa de Emilia Pardo Bazán anunciando aceite.
Pregunta: Antes citabas vaquerías. Hay gente que no sabe que en el centro de Madrid también hubo vacas.
Respuesta: Muchas eran de cántabros. Hablo, en concreto, de un dato inédito que conocí cuando me hablaron de una vaquería que todavía se conserva en la calle Echegaray. Está intacto el interior del llamado despacho de leche ya que el establo desapareció. Y sí, había vacas por Madrid. Era algo normal.
Preguntas: Cántabras eran las llamadas amas de cría.
Respuesta: Había de otras zonas, pero desde Fernando VII se puso de moda que las nodrizas de palacio fueran pasiegas ya que se las consideraba con muy buena salud. Mujeres que amantaban a hijos de otra, dejando a sus propios hijos en su lugar de origen. Algunas venían ya contratadas y otras se tenían que anunciar en los periódicos y en las plazas.
Preguntas: A pesar de la dureza de su trabajo, se les otorgaba ciertos estatus. Como de agasajar a tu esclavo.
Respuesta: Había todo un aderezo para la nodriza. Como dice el dicho: 'Cuando el infante saca un diente, al ama, unos pendientes'. En Madrid, de hecho, había una tienda en la Calle Mayor que vendía joyas para las amas de cría. Me centro en María Gómez, de la Vega de Pas, quien fue una de las nodrizas de la Corona, al volver a su lugar de origen seguía estando en contacto con la realeza y seguían yendo a palacio. Además, se las escuchaba en cierto modo, ya que pidió una carretera para que se unieran los Valles Pasiegos y lo consiguió.
Pregunta: Otra profesión mítica y que sigue existiendo es el de las castañeras.
Respuesta: Cuento la historia de Caridad Serradell, la decana de las castañeras de Madrid. Fue una mujer que trabajó toda su vida de castañera en Lavapiés. También tenía un puesto de cerámica en El Rastro. Trabajó toda su vida de castañera, pero luego tuvo el puesto de castañas aquí en Lavapiés, en Tirso de Molina. En concreto tenía un puesto en el Rastro que vendía cerámica. Además, tuvo una frutería en la que vendía melones y sandía. También requesón de la Sierra. Una mujer que tuvo un montón de hijos de padres diferentes, pero que los sacó ella sola adelante.
Pregunta: ¿Hacia dónde van estos barrios castizos? ¿Cuál es su futuro?
Respuesta: Yo hablo de un Madrid que ya no existe. Pero, aunque vaya desapareciendo, siempre quedan huellas. Y deberíamos intentar que no se perturbasen porque es lo poco que nos va quedando. ¿Qué es el Madrid castizo? Si ya no quedan casi tabernas normales. Hay pocas calles que conserven todo eso.
Fuente: https://www.elplural.com/playtime/sonia-taravilla-autora-calles-madrid_317652102