**********ologa Mujer
Autor de un tema Moderador de grupo
„Fotografía Erótica y Ambiente Liberal
Llevo unos días dándole vueltas a este tema tras una consulta que me ha llegado. No quisiera dar mi opinión o versión de lo que pienso hasta leeros un poco porque creo que puede ser un tema muy interesante del que seguro tenéis algo que decir.
¿Qué opináis de la fotografía erótica dentro del ambiente liberal? ¿Creéis que se podría considerar una carta de presentación? ¿Puede formar parte de un juego? ¿Creéis que puede aumentar o bajar la autoestima de alguien subir fotos un poco subiditas? ¿Os gusta hacerlas? ¿Y verlas?
¿Qué opináis?
Como os decía, yo tengo mi propia opinión sobre este tema.
Creo que todos vemos obvio el hecho de que si estamos bien con nosotros mismos es más fácil y probable que queramos encontrarnos íntimamente con otros. Y parece fácil y aunque en el fondo lo es, lleva consigo un gran trabajo si no se tiene un cuerpo aceptado por la normativa social (y a veces, aún entrando en la norma…). Y otra cosa no sé, pero diversidad de cuerpos no falta. Por lo que solo es cuestión de sentarnos frente a un espejo y mirarnos, de vernos y reconocernos. De gustarnos y deleitarnos en nosotros mismos. Sí, con nuestras arruguillas, nuestras estrías, nuestros michelines y nuestras imperfecciones, porque esas imperfecciones son las que nos hacen diferentes.
Dicen que “verse y mirarse es una condición para admirarse” y razón no les falta. Y es que no hay nada como aceptar nuestros cuerpos y sacarles el máximo partido ¿para qué? Es simple: para gustarnos.
Por eso, considero que la fotografía erótica es una gran herramienta para sacar nuestro lado más erótico. Ayuda a arraigar la forma en que nos queremos. También, como comentaba más arriba, creo que se puede usar como excusa para reforzar los vínculos que se tienen con la pareja y, a veces, contribuye en la recuperación del deseo, propia de relaciones ancladas en la rutina y los quehaceres diarios.
La sociedad nos tiene muy cohibidos y, si hiciéramos caso a todo lo políticamente correcto, nunca haríamos nada por miedo a molestar o no ser apropiado. Pero hay momentos en los que hay que saber saltarse esas normas, por ejemplo en nuestra intimidad: No podemos permitir que atrofien nuestro sentido más erótico.